Pregunta
Tía Julita, consejera de los desaconsejados que no tenemos seguro ni esperanzas.
Mis saludos y deseos de que el Día del Pavo la llene de dicha y que consiga un novio que la acompañe en las noches frías y solitarias del invierno que se avecina a pasos agigantados para que al menos el adulto de edad semi avanzada le caliente los pies.
Para que sepa mejor de dónde vengo y para donde voy le texteo desde la ciudad de New Britain, una de las metrópolis más hermosas de la región con parques fastuosos, mansiones imponentes y un hospital con buenos servicios donde hace algunas semanas nuestra querida alcaldesa tuvo su segundo vástago. Aquí se habla inglés, español y polaco y nos entendemos muy bien.
Aquí vivimos muchos latinos ganándonos las habichuelas en forma honrada con acceso a botánicas espiritistas, marquetas con productos de la Isla, un lugar para conseguir las fianzas en casos de problemas repentinos y un restaurante que a las millas se ve que es boricua por un mural con los colores de nuestra bandera de la diáspora independentista, El Criollísimo (paso aviso).
Mi consulta tiene que ver con mi sorpresivo hallazgo en un traje de mi esposo Rolando quien ya cumplió las 64 pepas y de quien yo había notado que se le había ido agotando la batería. La fogosidad apasionada que le caracterizaba en otras pasadas décadas, se había ido extinguiendo como un inclinado cirio en palmatoria. ¿Usted me entiende?
Yo al menos entiendo estos cambios y no le presionaba ni le decía cosas vulgares tales como, “¡Ay mira! me tienes a dieta,” o “te me estás poniendo vaguito ¿ah? ¿qué te pasa papito?,” expresiones que muchas mujeres usan para confrontar a sus jevos después de la menopausia, y que yo estimo que les tiran para abajo el selfestim.
Antes de enviar su traje al Dry Cleaning “La Mancha Oprobiosa” de la calle High, hallé un pote de aspirinas con fecha de septiembre pasado y despachado en CVS. Noté que las pastillitas eran de un color azul y de inmediato se me encendieron los focos y me dije, “Hummmm Graciela, esto es más extraño que un gato con hombros y me fui a la farmacia donde confirmaron mis sospechas: era Viagra.
Apenas llegó se lo puse fácil: “o me dices la verdad o te vas de aquí mismo con el Viagra Aspirínico donde la otra.”
Como lo conozco como si lo hubiese parido, lo vi afligido y sudando, aunque ahora con la entrada del frio estamos más helados que mantecado de esquimal.
Allí Rolando se puso a tartamudear y me dijo que el Viagra no era para él sino que para su hermano Tico que tiene 68 y cuya esposa, una muchacha de 24 que conoció en un campeonato de bachata, lo tenía medio pillado ya que no responde al matrearcado con la frecuencia ni la intensidad fogosa que ella espera y por lo cual se impacienta y anda con trompa.
Me dijo tartamudeando que en Santo Domingo es muy difícil y caro conseguir el Viagra, aunque unos tipos venden en las plazas unos ungüentos alternativos llamados “Caliente Bueno Papi,” y una gotas orgánicas que se toman con té llamadas “Lázaro Tea” ya que resucitan y levantan lo que sea.
Yo quisiera creerle este cuento que me parece más fatulo que la historia de los votos ausentes de la hermana ciudad de Bridgeport.
También lo que molesta es que, sabiendo, Rolando lo que nos pasa íntimamente y su flojera constante en el ejercicio de la bachata horizontal, no se había aplicado la receta a sí mismo, o quizás la está usándola solamente para salir con otra más joven en sus viajecitos. Hummmm.
Ahora estamos enchismados y yo lo mandé a dormir con el perro al frígido sótano de la casa hasta nuevo aviso.
Esperando que me oriente, le saluda con fuerza y esperanza,
Gracchiela
Respuesta
Chelita:
En primer lugar, te agradezco tus buenos deseos y yo también espero te cuides del frío. Te envío bendiciones para que disfrutes de un futuro con luces brillosas como decía un charlatán que se hacía pasar por ginecólogo y ahora anda más callado que un taco de goma en Massachusetts.
Dicen que está metido en un lío grande con una cubana a la que le sacó la suerte y que está casada con un luchador que se hace llamar “El Terror de Santa Clara.” En la consulta este charlatán le dijo hasta del mal que iba a morir mirándole las líneas de la mano y cuando le dio a conocer a la muchacha que “faltaba algo” y ella le preguntó, “que era lo que faltaba,” le respondió $100 pesos con facilidades, “me das la mitad ahora y la otra mitad por la tarde.”
Parece que llegaron a un acuerdo y dicen que ella se lo pagó con carne y después le salió con que estaba embarazada. El luchador lo anda buscando con un machete.
Tu caso me parece de una naturaleza algo siniestro, turulato y más bien morcillesco, y me explico.
Es normal que las parejas vayan perdiendo su fogosidad inicial en la medida que pasa el tiempo, y que la fuerza de gravedad empuje las cosas irremediablemente hacia abajo. Algunas personas recurren a cirujanos, otros se van a las botánicas, y no falta aquel que se pone a la moda con el Viagra y otros productos que venden los amigos jordanos.
Estoy de acuerdo contigo en que tu esposo debiera haberte platicado estos planes de renovación hormonal, pero es que a veces es vergonzoso para ellos confrontar la cruda realidad.
Sin embargo, lo de los viajecitos con trajes elegantes a Santo Domingo me preocupa ya que varios señores retirados de Hartford y New Haven (usualmente maestros, administradores escolares viudos o exguardias penales con buenas pensiones) se han ido de viaje a esa hermosa isla y llegan casados con unas doncellas que podrían ser sus sobrinas.
A los pocos meses bajan notoriamente de peso, se les ve más alegres y optimistas, pero constantemente deben acudir al Aquí Me Quedo a saborear la tonificante sopa de mondongo preparada por William que según dice resucitó a Frankenstein. Otros desesperados por el dolor acuden en busca de auxilio a los quiroprácticos locales para que les corrijan las vértebras y les reorganicen las costillas, pero lamentablemente quedan peor.
Yo no sé cual será el “no sé que” de estas muchachitas, pero parecen que son por un periodo breve, unas de las soluciones para que jubilados barrigones bajen de peso y les aumente el autoestima.
En tu caso debieras aprovechar el momento en que tu esposo está a la defensiva, y exigirle que ejercite los buenos efectos del Viagra con la mujer de su vida, es decir tú, y que se deje de esos traqueteos de viajecitos para visitar a su hermano. La próxima vez te vas con él y verás que usará guayaberas y shorts. ¡Ah! llévalo al médico para que le haga un examen de sangre preventivo ya que nunca se sabe…
Si todo está claro, pasen una luna de miel en algunas de las hermosas playas de ese país, te consigues una tanga e inician una fase de renovación profunda usando las recomendaciones de las muchachas españolas que tienen en la página 22 su popular columna acerca de las posturas.
Espero que Rolando se recoja, que corte los viajecitos solitarios y que disfrute el invierno contigo para que al menos te caliente los pies.
Abrazos y cuídate del hielo,
La tía Julia
Comentarios a los Sabios Consejos de la Tia Julia.
Vivimos en Hartford y ganamos las elecciones porque votamos demócrata y aquí no hay más ná, aunque un compadre dice que esto no tiene gracia porque corrió mucho dinero por debajo de la mesa para el ganador. ¿Será esto veldá? Esperamos que cuando recuenten los votos, la elegida sea la poderosa Hércules del Partido de las Familias que Trabajan. Gracias, Toño y Azucena de la calle Park.