La Conferencia del Episcopado mexicano (CEM) e integrantes del núcleo del Diálogo Nacional por la Paz hicieron entrega a las candidatas presidenciales Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y el candidato Jorge Álvarez Máynez, sus propuestas para recobrar la paz en el país.
La Iglesia, fiel a su mandato de actuar en busca del bien común, suplió la ausencia de las autoridades del Estado mexicano y logró un histórico acuerdo. El pasado tres de marzo, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dio a conocer el mensaje de la CEM a la Nación mexicana con motivo de los comicios del 2 de junio del 2024, donde da a conocer sus preocupaciones sobre la elección del 2 de junio. Los obispos advierten que la elección tiene riesgos “que amenazan la estabilidad democrática mediante la violencia criminal” y que “el peor de los escenarios, el que mayormente debemos evitar, es aquel en el que el crimen organizado y otros grupos delincuenciales intervengan en el proceso electoral, en cualquier lugar y momento”.
Y afirman que “la democracia electoral mezclada con la delincuencia es un binomio totalmente inaceptable, es un signo de la más deplorable corrupción que se debe evitar a toda costa.
Por ningún motivo se puede justificar y mucho menos entrar en complicidad”.
Por el tema y el lenguaje que utiliza resulta un documento histórico. De la primera parte del texto subrayo tres ideas que considero claves:
1. Los obispos dicen saber “de algunos riesgos que amenazan la estabilidad democrática mediante la violencia criminal que, al mismo tiempo, afectan la libertad ciudadana. Estamos a tiempo de evitarlos confiando en la fortaleza de las instituciones electorales y en la honestidad de todos los candidatos”.
2. Afirman que “los verdaderos demócratas, como fruto de un proceso ejemplar, deberán reconocer los resultados sin apasionamiento, dejando de lado intereses meramente partidistas y conductas egoístas, poniendo por delante el bien común de nuestro México”.
3. Hay que vivir “esta experiencia de renovación democrática con libertad y con responsabilidad; respetándonos unos y otros, desde nuestra legítima pluralidad cultural con la que se enriquece nuestra sociedad, tal como se manifiesta en la vitalidad de la sociedad civil organizada con todos sus matices y en los organismos intermedios de distintos sectores”.
De la segunda parte del texto subrayó cinco ideas que considero claves:
a) Los obispos dicen que el INE, el TEPJF y la FISEL deben “actuar con apego a la imparcialidad y la justicia, con ética y competencia profesional, para garantizar que el proceso se desarrolle con plena legalidad y con oportuna corrección de las anomalías que pudieran presentarse”.
b) La Sedena, la Semar y la GN deben garantizar “la protección y el ambiente de paz, de tal manera que se eviten, por motivos electorales, las agresiones, los atentados y los lamentables asesinatos de candidatos, políticos, familiares, periodistas y demás ciudadanos (…) la seguridad deberá́ estar garantizada en todos los rincones del país el próximo domingo 2 de junio, sin excepción alguna”.
c) “Creemos que el peor de los escenarios, el que mayormente debemos evitar, es aquel en el que el crimen organizado y otros grupos delincuenciales intervengan en el proceso electoral, en cualquier lugar y momento. La democracia electoral mezclada con la delincuencia es un binomio totalmente inaceptable, es un signo de la más deplorable corrupción que se debe evitar a toda costa. Por ningún motivo se puede justificar y mucho menos entrar en complicidad”, dicen los obispos.
d) Sostienen que “las condiciones por las que atraviesa el país desafortunadamente no son las mejores, pues es evidente que, desde hace tiempo, nuestros problemas son muchos en materia de seguridad, desigualdad social, crecimiento económico, insuficiente empleo formal y digna, cobertura y calidad educativa y de salud, migración, polarización social, y otras problemáticas”.
e) Los obispos plantean que “México necesita campañas electorales limpias, legales y austeras; con abundancia de propuestas responsables y serias; dejando de lado las descalificaciones de los contrincantes para dar lugar a la búsqueda de soluciones auténticas para nuestros problemas, tomando en cuenta la seriedad de estos. También nos conviene, a todos, la libertad de expresión en el legítimo ejercicio de los comunicadores y los ciudadanos, sin que por ello se ponga en riesgo la vida o seguridad de las personas”.
Coincido con los planteamientos de los obispos y pienso que la sociedad toda, creyentes y no creyentes, debemos reflexionar sobre las declaraciones del obispado mexicano, quienes abordan de manera directa el problema del crimen organizado y las elecciones, ahora claramente presente en la realidad del país.