Un santo de nuestro tiempo, para nuestro tiempo. Fue un hombre de excepción, que con su carisma, inteligencia, convicción y oración, renovó la Iglesia. Con nuestro país tuvo una especial afinidad, en el Tepeyac ante la Morenita menciono con palabras emotivas que hoy día, frente a la crisis de la familia y de la sociedad pedimos su interlocución a la Megamision confiados a su interlocución en sus ultimas palabras a Mexico: “Me voy, pero no me voy”.
Ese fue el mensaje del Papa Juan Pablo II en su despedida, durante la última visita que realizó a México en 2002, tras la canonización de San Juan Diego. México y Karol Wojtyla estrecharon lazos indisolubles. Desde aquel beso que depositó en suelo azteca en su primera estancia y postreramente en cinco ocasiones más a lo largo y ancho de la nación mexicana en el que consolido su afecto ante multitudes fervorosas que lo recibieron con los brazos y a la postre se convertiría en un fenómeno mediático y espiritual, la frase, “México, siempre fiel”; hasta la respuesta de los fieles mexicanos expresada en porras como “Juan Pablo, segundo, te quiere todo el mundo”, “Juan Pablo, amigo, el pueblo está contigo” y “Juan Pablo, hermano, ya eres mexicano”.
Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.
Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.
Su Legado
Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana. Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.
https://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20060526_compendio-dott-soc_sp.html
Publicó también cinco libros como doctor privado: “Cruzando el umbral de la esperanza” (octubre de 1994);”Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal” (noviembre de 1996); “Tríptico romano – Meditaciones”, libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad” (febrero de 2005).
Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.
Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.
El Papa peregrino partió a la Casa del Padre el 2 de abril de 2005, a los 84 años de edad. Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en 2011 y canonizado en abril de 2014 por el Papa Francisco.
Canonización
En la homilía de la ceremonia de canonización, Francisco dijo: “San Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia”.
Encuentro con el P. Pio
ACI Stampa, agencia en italiano del Grupo ACI, informó que el 5 de abril de 2002, San Juan Pablo II escribió una carta sobre su encuentro con el Padre Pío.
La misiva la envió a los frailes capuchinos de San Giovanni Rotondo para su archivo, pidiendo que no se publicara antes de su muerte. La carta fue publicada en el libro El Papa y el fraile.
En 1974, cuando visitó la tumba del Santo fraile capuchino, el entonces Cardenal Karol Wojtyla dejó un registro en el libro de visitas del convento en San Giovanni Rotondo. El Padre Pío “tenía un simple y claro discernimiento y trataba al penitente con un gran amor”, escribió Juan Pablo II.
“Este encuentro con él todavía vivo y estigmatizado en San Giovanni Rotondo, lo considero como el más importante y agradezco de modo particular a la Providencia por esto”, agregó.
El 23 de mayo de 1987 San Juan Pablo II, ya convertido en Papa, rezó ante la tumba del Santo de Pietrelcina y ese día, ante los religiosos franciscanos, dijo: “Grande es mi alegría por este encuentro y lo es por varios motivos. Como saben, estos lugares están ligados a recuerdos personales, es decir a mis visitas hechas al Padre Pío durante su vida terrena, o ya espiritualmente luego de su muerte, ante su tumba”.
En la Misa de canonización el 16 de junio de 2002 en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, San Juan Pablo II afirmó que “el Padre Pío fue generoso dispensador de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos a través de la acogida, de la dirección espiritual y especialmente de la administración del sacramento de la penitencia”.
“También yo, durante mi juventud, tuve el privilegio de aprovechar su disponibilidad hacia los penitentes. El ministerio del confesionario, que constituye uno de los rasgos distintivos de su apostolado, atraía a multitudes innumerables de fieles al convento de San Giovanni Rotondo”.
Hoy, quienes le tienen devoción, lo recuerdan así.
Hoy, quienes le tienen devoción, lo recuerdan así.
¡Feliz fiesta de San Juan Pablo II, el Grande!