En el salón de honor del colegio Trinity de Hartford, familiares, amistades y ex colegas de Doña Gloria Gerena se reunieron para recordarla al cumplirse el primer aniversario de su sensible fallecimiento acaecido en el pueblo de Wethersfield el 16 de febrero de 2022.
De acuerdo a Francis Dávila, esta fue la ocasión para que su comunidad le rindiera un reconocimiento porque su nombre, acciones y hechos marcaron la vida de miles de personas en Greater Hartford.
Gloria nació el 23 de mayo de 1937 en Santurce, Puerto Rico y fue la hija de Albino y María Ortiz. Se traslada a los Estados Unidos radicándose en Hartford, Connecticut donde nacieron sus hijos Alfred, Frederick, Víctor Gerena Jr. y Lourdes Gerena.
Muchos de los asistentes, entre ellas trabajadoras sociales de Catholic Charities Instituto de la Familia Hispana en Hartford, recordaron como Gloria fue una de las primeras empleadas de esta agencia de salud mental fundada por la señora Sarah Romaní y que funcionó provisionalmente en unos salones de clases que habían sido parte de la escuela de la Iglesia San Pedro en la calle Main de nuestra ciudad.
“Su especialidad y preocupación fue brindarles atención y terapia especializada a los niños y jóvenes de las familias de trabajadores puertorriqueños que habían llegado a radicarse a nuestra ciudad en la década de los sesenta y setenta para trabajar en las fincas del tabaco. En ese tiempo los hospitales no contaban con servicios en español al extremo que hijos o hijas que aún estaban en la escuela elemental, eran los improvisados intérpretes para sus padres que no dominaban el idioma inglés,” dijo una de sus excolegas.
Trabajando arduamente en el conocido Instituto que estuvo posteriormente localizado en la calle Main, la calle Jefferson y finalmente hasta el día de hoy en el 45 de la calle Wadsworth en Hartford; Gloria se fue especializando y haciendo una realidad sus estudios en salud mental graduándose primeramente del Manchester Community College, consiguiendo su bachillerato en el colegio de Saint Joseph, ahora Saint Joseph University; y logrando con honores su maestría en trabajo social en la Universidad de Connecticut.
Sus compañeras de trabajo y ejecutivos de la agencia Catholic Charities/Instituto de la Familia Hispana recordaron durante el reconocimiento que se le brindó en el colegio Trinity que Gloria trabajó un récord de 45 años en esa entidad donde fue una pionera en el tratamiento de niños y niñas afectados por problemas de sordera que requerían que aprendieran, ellos y sus padres, lenguaje por signos para facilitar las terapias que lidiaban con sus problemas emocionales. También se especializó en el área de entrevistas forenses para determinar si niños o jóvenes habían sido víctimas de abuso sexual y proveer consejería a los afectados por intensos traumas.
Con ese tipo de trabajo de salud mental que requiere constancia, paciencia y vocación, Gloria tenía otra importante faceta y esta fue la de involucrarse incansablemente en el activismo político de defensa de los derechos civiles y humanos de la comunidad puertorriqueña.
Eran las décadas de o los baños 70’ y 80’ en que los boricuas recibían abusos y golpes de parte de sujetos racistas de la policía y cuando hubo muertes de niños las cuales se pudieron evitar debido a que ni el departamento de bomberos, de la policía, hospitales ni agencias tenían recepcionistas que hablaran español.
Como ciudadana del mundo Gloria Gerena abogó también con fuerza y dedicación por la independencia de Puerto Rico que se había transformado en una colonia más de los Estados Unidos en 1898, después que sus fuerzas armadas vencieran con facilidad al débil ejército español.
Era poco antes de ese crucial momento en el que delegados de Puerto Rico negociaban ya en la península un proceso de autonomía de la Isla del eximperio español en la península. Sin embargo, la mano dura de USA impuso con excesiva reciedumbre e inclemencia su poder en la Isla como amos absolutos de la colonia.
Por eso Gloria creía en intensas y constantes campañas que por ejemplo se enfocaban en la defensa del territorio de Vieques transformado en una base militar de la marina estadounidense cuyos efectivos armados usaron sus playas como campo de entrenamiento militar.
Allí se estrenaban proyectiles de alto poder y prácticas de desembarco que destruyeron el ecosistema de una de las islas más hermosas del Caribe. Los esfuerzos de las intensas denuncias de los puertorriqueños de la Isla y de Estados Unidos lograron la salida de las fuerzas armadas quienes jamás “limpiaron” el territorio contaminado e infectado de proyectiles “vivos,” arsenales derruidos de guerra y minas submarinas.
Herminia Cruz, trabajadora social y activista proderecho civiles y humanos, recordó en el reconocimiento a Gloria, los testimonios de personas de Hartford en las Naciones Unidas denunciando el coloniaje y exigiendo la independencia de Puerto Rico.
“Hartford recibía a los pescadores de Vieques patriotas como Rafael Cancel Miranda para crear conciencia de los daños ambientales en nuestra Isla,” dijo
Con el inicio de la guerra sucia y la Operación Cóndor implantada por la Central de Inteligencia Americana, Gerena ayudó a denunciar a las fuerzas militares de Brasil, Argentina, Paraguay y Chile donde se asesinó durante la década de los 70’ y 80’ a miles de personas que luchaban por los derechos de los obreros y campesinos. Otros cientos de miles constituyeron una diáspora de exiliados que tuvieron que para escapar de la sangrienta persecución que les privó de trabajos y seguridad.
Los oradores participantes en el homenaje a esta extraordinaria mujer destacaron también su denuncia durante la década de los 80’ y 90’ de los desmanes e infame explotación de las oligarquías centroamericanas de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua en apoyo a los pueblos que lucharon por su liberación de la tiranía de la dinastía Somoza durante la década de los 80,’ una de tantas en las llamadas repúblicas bananeras.
Gloria sentía y sufría por el trato brutal que gobernadores puertorriqueños ejercían también sobre quienes clamaban por la independencia, especialmente en el funesto asesinato de estudiantes en el Cerro Maravilla emboscados por un infiltrado del FBI en el movimiento de la independencia durante el infame gobierno de Romero Barceló.
¡Que energía, perseverancia y actividad de una mujer que trabajaba para mantener a su familia, estudiar en la escuela de trabajo social de la Universidad de Connecticut de donde se graduó con honores y conseguir un licencia LCSW!
Fueron décadas en que Gloria Gerena dejo un legado y una huella de un valor extraordinario en el área de salud mental, activismo político y en la creación de una conciencia de amor a su isla invadida pero no derrotada.
Como madre, abuela y bisabuela, Gloria fue la devota matriarca de sus cuatro hijos, siete adorados nietos y siete bisnietos. Al momento de su sensible fallecimiento la sobrevivieron su hermano Luis Ortiz y su querido hijo Roberto “Bobby” A. Gerena.
Gracias al colegio Trinity y a los organizadores de este merecido homenaje.