NUEVA ORLEANS (AP) — Los pescadores y procesadores de mariscos de Luisiana son famosos por su capacidad de adaptarse a las circunstancias, produciendo millones de kilos de frutos del mar cada año incluso en cuerpos de agua que hace unos años eran tierras áridas. Han sobrevivido a un devastador derrame petrolero, a inundaciones, a los vaivenes del mercado y a una larga historia de potentes huracanes.
Tras el impacto del huracán Ida, sin embargo, muchos dudan de la capacidad de la industria de continuar este ciclo, al parecer interminable, de cataclismo y renacimiento.
El huracán del mes pasado afectó a ciertos sectores peor incluso que el huracán Katrina del 2005, que causó daños a la industria marítima por más de 1.000 millones de dólares. Nadie sabe todavía con certeza cuántos barcos, muelles o plantas procesadoras se dañaron por el impacto de Ida. Algunos botes llegaron a puerto a tiempo, pero incluso algunos de ellos quedaron averiados por la furia de la tempestad.
El vicegobernador Billy Nungesser indicó que algunas zonas, como Lafitte, quedaron totalmente devastadas. El daño es un golpe duro para una población que depende de la pesca en las costas del Golfo de México.
“Ese huracán golpeaba y golpeaba y golpeaba de manera implacable, sacudiéndonos a todos como si estuviéramos en una lavadora”, expresó Nungesser. “Creo que esta tormenta, al hacer que los botes choquen unos contra otros y contra el muelle, dejó a muchos de ellos hundidos y causó severos daños”.
El huracán azotó severamente la industria pesquera de Luisiana, que abarca unos 2.400 millones de dólares anuales y emplea a unas 23.000 personas. Particularmente afectó a comunidades tan poco conocidas que los extranjeros difícilmente pueden pronunciar: Plaquemines, Lafourche o Terrebonne, o ciudades como Pointe-aux-Chenes, Des Allemandes y Houma. En esas localidades, la pesca para muchas familias es una tradición que se remonta generaciones atrás.
Los pescadores locales juran que se repondrán, si es que no viene otro huracán primero. Pero abundan los desafíos para Luisiana en su intento de salvar sus costas, su industria y su modo de vida.
Los vientos del huracán Ida fueron tan feroces que arrancaron el techo de la planta procesadora de ostras Motivatit Seafoods en la localidad de Houma. Al otro lado de su estacionamiento, la sala de almacenamientos equipos quedó reducida a un montón de escombros.
“Esto es por lo menos 20 veces peor de cualquier cosa que hemos sufrido antes”, expresó Steven Voisin, gerente del negocio familiar fundado por su padre y hermano.
“Podría haber sido peor, pero eso qué importa. Las estructuras quedaron tan dañadas que no se pueden reutilizar”, añadió.