DANBURY.- En una carta dirigida a los feligreses de la iglesia San Pedro (Saint Peter), a la que acude una gran comunidad hispana que vive en Danbury y sus pueblos aledaños; el Padre superior Greg Mecca, habló de la peregrinación cuaresmal que lleva a la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, Ciudad de David; luego al Cenáculo, al pretorio y al Calvario; y cómo en forma voluntaria por el amor al mundo se inmoló por nosotros.
En la misa de las cinco de la tarde de Domingo de Ramos, el Padre vicario David Klein, reflexionó sobre el por qué cómo hace más de dos mil años en Jerusalén, los fieles llegaron con palmas para recibir a Jesús, como una señal de que venía y le daban la bienvenida a un rey; demostrando que a todo el pueblo causó una enorme impresión la entrada de Jesús a esa ciudad.
“¿Cómo entra?, porque todos saben que él es el Mesías, el hijo de Dios. Sin embargo, él ingresa en un burro porque demuestra su humildad”, dijo el sacerdote.
Pero, para explicar sobre la ciudad de Jerusalén, dijo que es la imagen de nuestro corazón y que Jesucristo quiere morar ahí con toda humildad. No es como el mundo que nos quiere dominar con el dinero, con el teléfono, con cosas banales. Jesús viene para conquistar con su humildad. Nos quiere liberar de la muerte, del pecado; aun cuando Jesús sabía que la humanidad era variable y que teníamos dos partes vulnerables. La una: de bienvenida, de glorificarlo y la otra de crucifícalo.
En otra parte de la reflexión, el Padre David habló de cómo a pesar de haberlo crucificado, Jesús tenía una mayor grandeza que sigue demostrando a través de su amor por los siglos de los siglos. Él sabe que hay muchos buenos, pero también muchos malos como los ladrones que estuvieron a su lado cuando lo crucificaron y sin embargo, vino a Jerusalén a dar su vida en forma voluntaria, tal como se recuerda a la hora de la “pasión” durante cada misa cuando un sacerdote la celebra.

Diego Ochoa, nativo de Ecuador, residente de Norwalk, acudió a la iglesia de Saint Peter, aprovechando que fue a retirar una encomienda en la agencia central de Danbury. Ingresó a la iglesia porque vio que había gente portando hojas de palmas minutos antes de las cinco de la tarde y como es un inmigrante recién llegado que está solo en el país, las palabras del sacerdote fueron un consuelo en su soledad, pero también un recuerdo sobre cómo vivía año con año la Semana Santa en su país. “Recuerdo que visitábamos las iglesias, nos obligan a confesarnos, ir a la misa del Jueves Santo, el sábado a coger agua bendita y el domingo nos vestían con ropa nueva para celebrar la Pascua de Resurrección. Pero, lo más importante era ir el Martes Santo a la procesión del Señor del Bueno Suceso, patrono de Riobamba (ciudad central del país)”, dijo Ochoa, procesión que es considerada como la primera, a nivel nacional, desde 1797.
Acorde con el Boletín Semanal publicado por la iglesia de Saint Peter, la Semana Santa es para ir acompañando a Jesús a cada uno de estos lugares que captura todos los acontecimientos de la semana. T como dijo el Papa San Juan Pablo II: “La Semana Santa comienza con un ¡Hosanna! y termina con un ¡Crucifícalo! La palma del triunfo y la cruz de la pasión son el corazón del misterio que queremos proclamar porque Jesús se entregó voluntariamente a la pasión. No fue aplastado por fuerzas superiores a él. Enfrentó libremente la crucifixión y en la muerte triunfó. Al escudriñar la voluntad del Padre, comprendió que había llegado su hora y la aceptó con la libre obediencia de un hijo y con infinito amor por los seres humanos.
Jesús no entendió su existencia terrena como una búsqueda de poder, como una carrera hacia el éxito o una profesión, como un deseo de dominar a los demás. Al contrario, renunció a los privilegios de su igualdad con Dios, tomó la forma de siervo, se hizo como nosotros y obedeció al plan del Padre hasta su muerte en la cruz.
La obra de salvación y liberación de Jesús continúa a través de los siglos. Por eso la Iglesia no se cansa de aclamarlo en su alabanza y adoración.
Las liturgias de la Cena del Señor del jueves y la Pasión del Viernes Santo son muy conmovedoras. El Sábado Santo. El aforo en San Pedro es suficiente para todos, por lo que es la opción lógica para estas misas y la liturgia del Viernes Santo.
Bendecir los alimentos de Pascua continuará en la iglesia del Sagrado Corazón al mediodía del sábado. Esta costumbre, popular en las culturas de Europa del Este, podría resultar atractiva para quienes no la han practicado antes. Los horarios de misa del Domingo de Pascua siguen el horario habitual.