Las noticias que aparecen diariamente en la prensa, la radio, y la televisión, no son muy alentadoras que digamos.
Centenares y centenares de personas indocumentadas en toda la nación sufren en estos momentos el acoso de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos, o ICE, por sus siglas en inglés, tal como lo había prometido Donald Trump, en su campaña presidencial.
Y el miedo a caer en las garras de “La Migra”, y ser deportado, ha hecho que la mayoría de los inmigrantes en ciudades en toda la nación, se refugien en sus hogares, tratando de evitar así ser detectados.
Esto está afectando directamente el funcionamiento y desarrollo diario de las economías de miles de negocios a nivel general, que dependen del trabajo y el poder adquisitivo de los que carecen de estatus legal en este país.
Así lucía Grand Avenue, en el distrito de Fair Haven, en New Haven, el pasado martes 11 de febrero, en las horas del mediodía. Esta calle, el año pasado, estaba viva, resplandecía de ebullición. Hoy está desértica, y los negocios agonizan, a causa de las medidas antiinmigrantes del presidente Donald Trump. (foto NANDO)
En este contexto, New Haven y otras grandes ciudades del estado, no podrían ser la excepción, debido a que en Connecticut reside y labora un monumental número de ciudadanos que han llegado aquí huyéndole a las persecuciones, amenazas y pobreza del lugar donde provienen.
La redacción de “La Voz Hispana de Connecticut”, pudo palpar ese temor y ánimo que existe entre los “sin papeles”, al recorrer esta semana las calles y visitar algunos negocios del sector de Fair Haven, en donde un halo de incertidumbre y pesimismo se respira por doquier.
En el “Centro de Bienestar”, del 263 Grand Avenue -que es un lugar muy visitado por las personas que buscan mejores alternativas para la salud corporal-, estuvimos. Allí nos recibió gentilmente su propietario, el señor Leo Dan López, a quien le preguntamos cómo ha estado afectando su negocio las medidas antinmigrantes del presidente Donald Trump, y este fue su concepto: “Bueno, sinceramente le tengo que comunicar que desde que empezó todo esto, -hace ya como tres semanas-, las ventas han bajado más de un 30%. Es que la gente ya no quiere salir, y no quiere venir a los negocios.”
Leo Dan López, propietario del “Centro de Bienestar”, de Grand Avenue -un negocio de bebidas, batidos y alimentos saludables, en Fair Haven, ha visto disminuir sus ventas en un 30%, pero confía en un nuevo devenir para este sector de New Haven, hogar de centenares y centenares de inmigrantes provenientes de México, Centro América, y de varios países de Suramérica (foto NANDO)
A pesar de eso, el señor López -de nacionalidad ecuatoriana-, confía en que todo pueda volver a la normalidad. “En estos momentos, ya poco a poco, nuestros clientes parece que están perdiendo el miedo, y están empezando a salir. Por ejemplo, esta semana he sentido que la gente viene más al negocio. Ojalá cambie la situación y todo eso mejore.”
El “Centro de Bienestar”, de Fair Haven -propiedad de Leo Dan López y Laura Hernández-, ofrece una gran variedad de proteínas para la nutrición en bebidas, batidos y alimentos para las personas que buscan alcanzar una vida más saludable para el cuerpo en general.
UN “DEALER” DE CARROS QUE SE SOSTIENE A PUNTA DE CAMBIOS DE ACEITE
De el “Centro de Bienestar”, brincamos a las instalaciones de un concesionario de automóviles que se encuentra en el sector, cuyo propietario nos habló de la situación que se vive, aunque nos pidió reserva de su nombre.
“Para nosotros y el comercio local, ha habido un cambio enorme por las personas que están ilegales en este país, y por nuestros clientes. La consigna ahora es evitar salir a las calles al comercio, y evitar comprar autos usados, que es lo que yo hago. El cambio ha sido tremendo,” nos decía. “Por estos días, desde que se posesionó el nuevo presidente, hemos tenido un descalabro en las ventas de un 80%, pudiéramos decir”.
Le preguntamos cómo le había ido a su “dealer” en la venta de carros el año pasado, comparándolo con el momento actual, y nos contestó con tristeza que había sido mucho mejor. “Uno de los mejores meses para mi eran siempre los diciembres. También, en épocas pasadas enero era bueno, lo mismo que febrero. Sin embargo, en diciembre pasado las ventas fueron 0, en enero 0, y este febrero solo 1 auto me compraron. Como usted podrá observar, la diferencia es enorme”.
Habiendo sido el un inmigrante como la mayoría de las personas que trabajan o residen en el sector de Fair Haven, nuestro entrevistado anhela desde el fondo de su corazón que esta situación termine para siempre y se encuentre una solución.
“Yo quisiera que de una u otra manera no haya tantas deportaciones o encontrar la forma de arreglar la situación de la gente que está indocumentada en este país. Es que también yo soy inmigrante, tuve en las mismas condiciones, y gracias a Dios pude hacer mis documentos, y ahora estoy legal en este país.”
Lamentablemente no se vive un buen ambiente en las calles y comercios del distrito de Fair Haven, en New Haven, como también en el de miles de vecindarios de la ciudad, el estado y la nación. Esa inestabilidad está erosionando la economía misma de los pequeños negocios que han subsistido a través de los años por la presencia y empuje de los mismos inmigrantes indocumentados, que hoy se ven abocados a esconderse, para evitar ser deportados. Es un problema grave para muchos en general.
“Las personas están evitando salir de sus casas, comprar y arreglar sus carros. Prácticamente, en los últimos dos meses, lo único que yo nos ha ayudado un poquito aquí en nuestro taller y “dealer”, han sido los cambios de aceite. Es una situación inaguantable…”, expresaba con desaliento el propietario del popular concesionario de autos usados de Fair Haven.
LA ORDEN ES PERENTORIA
El otro lado de la moneda nos muestra a una “Migra” desatada.
La redacción de “La Voz Hispana de Connecticut” tuvo la oportunidad de conversar personalmente con un agente de Inmigración al respecto, quien nos pidió la reserva de su nombre para poder conversar.
Nos dijo, que con antelación a la toma del poder del presidente Donald Trump, a todos los miembros del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas”, les hicieron llegar un memorando instándolos a prepararse para las grandes redadas. “El documento decía que la meta final era la deportación de unos 2 millones de inmigrantes indocumentados, haciendo hincapié en aquellos que tuvieran antecedentes criminales en la nación o en sus países de origen”.
A una pregunta nuestra acerca de la forma a cómo están realizando su trabajo a nivel nacional, nos confió: “Le puedo decir ciertamente que en estos momentos estamos concentrados en ciertos estados de la nación, y nos están ofreciendo horas extraordinarias para cumplir con la misión que nos han encomendado.”
Y otra cosa. De acuerdo con las noticias y reportes de prensa que nos llegan a través de los medios de comunicación, el presidente Donald Trump, está buscando la participación de los miembros de otras agencias gubernamentales para que colaboren en esas redadas.
“El problema que nosotros tenemos ahora es que estamos de trabajo hasta la coronilla. Hay mucho “overtime”, es decir, trabajo adicional para todos nosotros. Eso es lo que está pasando ahora”, señalaba nuestro informante.
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(En nuestras próximas ediciones les traeremos más información acerca de esta grave situación, que está afectando de manera directa a los negocios, el comercio, y por ende, a los inmigrantes indocumentados, cuyo aporte al progreso y economía de cada ciudad ha sido vital, a través de todos estos años. Espérenos)