Algo complejo ha sido establecer fechas importantes en los calendarios actuales hasta que se impuso un calendario establecido por Julio César en el año 48 después del nacimiento de Cristo.
En este antiguo calendario llamado Juliano, el actual primero de enero era el comienzo de un nuevo año, pero en 1582 fue cuando el Papa Gregorio XIII a través de las bulas Inter Gravissimas reafirma la fecha que había establecido el calendario Juliano que en mucho se asemejaba al calendario de los egipcios.
Pero el paso de un calendario Juliano a uno Gregoriano no fue algo repentino porque se llevaron a cabo minuciosos estudios en la Universidad de Salamanca entre los años 1512 y 1578 que llevaron a la imposición del calendario actual.
En este se establecía que el año duraba 354,25 días, pero con el tiempo se debió llevar a cabo una serie de ajustes para la coincidencia de este periodo de tiempo. Por ello existen los años bisiestos cada cuatro años.
El primer imperio que adoptó el calendario Gregoriano de 1582 fue durante la monarquía de Felipe II que a su vez lo impondría en los virreinatos de la corona en América y que utilizamos hasta el día de hoy.
¿Nació Jesús el 25 de diciembre?
De acuerdo al actual calendario Gregoriano el 25 de diciembre sería la fecha exacta del nacimiento de Jesús en un establo en Belén porque no había posadas. Sucedía que había muchos viajeros porque los judíos fueron obligados a inscribirse en un censo establecido por el emperador romano para imponer un estricto sistema de tributos al César. Para ello, los judíos debían inscribirse en su lugar de nacimiento lo cual obligó a José y María, los padres de Jesús, a viajar una distancia considerable, estando ella embarazada.
En la Biblia no hay un fecha exacta de este importante acontecimiento y los historiadores han determinado que existen varios factores para dudar de lo que hoy es un hecho aceptado de acuerdo al calendario Gregoriano.
Una fuente de esta duda es que el mes de diciembre en Belén es absolutamente frio y húmedo y los pastores no exponen a sus ovejas y cordero a la intemperie lo cual es únicamente posible en marzo o abril. Si bien hay coincidencias con el acontecimiento del censo, fue el Papa Julio Primero quien estableció el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Cristo.
La llegada de los Reyes Sabios Gaspar, Melchor y Baltazar el mismo 6 de enero tampoco está claramente determinada en la Biblia salvo una entrevista de estos con el rey Herodes quien se había informado a través de sus agentes de la búsqueda de otro rey que nacería en Belén.
Con su acostumbrado celo de poder, el paranoico déspota judío le habría solicitado a los hombre sabios que cuando regresaran a sus tierras pasaran a informarle donde había nacido el nuevo rey para ir a saludarle. La verdad era su enfermizo deseo de asesinarlo porque amenazaba su estatus monárquico.
Los reyes en su visita informaron a José y María las turbias intenciones del corrupto monarca lo que los lleva a escapar hacia Egipto donde permanecerán hasta la muerte de Herodes.
Algunos expertos creen que posiblemente el nacimiento de Jesús haya acaecido entre los meses de marzo o abril de acuerdo al calendario de Julio César.
Peculiares formas de celebrar el Año Nuevo
En la mayoría de los países del mundo la celebración de navidad y del año Nuevo tienen lugar el 25 de diciembre y el 31 de enero respectivamente, creando un periodo de reflexión acerca de lo acontecido en los pasados doce meses del “año viejo” y lo que acontecerá en los próximos doce. Esta importante transición ha sido el motivo de grandes festividades y en la víspera del nuevo año se acostumbran cenas familiares y fiestas.
Sin embargo, distintas naciones utilizan formas peculiares.
En Brasil, la víspera del año nuevo, los ciudadanos se visten de blanco, color al que se le atribuye buena suerte, prosperidad y una forma de alejar a los malos espíritus del año que paso y del que vendrá. Muchas personas van a la playa y se zambullen siete veces que es considerado un número de suerte. También lanzan flores al mar dedicadas a la diosa Lemanja para que les brinde buena fortuna.
En Colombia, aunque no se especifica la región en este amplio país, las personas van a las fiestas portando una maleta esperando que este ritual les traiga suerte y les permita viajar. También se acostumbra el llevar dinero en la mano para atraer más dinero.
En Dinamarca los ciudadanos no se extrañan de que sus familiares, vecinos y amistades rompan platos en sus puertas para también ampararlos de los malos espíritus.
En Ecuador, dependiendo de la región, se acostumbra a quemar imágenes que representan el año viejo, incluidas las efigies de malos políticos y de este modo ganar energía buena para el año entrante.
Se cree que esta curiosa costumbre proviene de una epidemia que afecto a Guayaquil en 1895 cuando la población quemaba los ataúdes con sus muertos y ropas para evitar el contagio.
En Grecia existe una curiosa práctica en la festividad de San Basilio, el fundador de la Iglesia Ortodoxa Griega. Los residentes colocan en la puerta de sus hogares una cebolla como símbolo de renacimiento y en la noche de año nuevo les ponen a los niños un trozo de cebolla en la cabeza.
En España se acostumbra, coincidiendo con cada campanada de la medianoche, comerse una uva que representa cada mes del nuevo año.
Celebraciones en otras culturas
En una cultura tan distinta como la del Japón la celebración del año nuevo se denomina Oshogatsu y es el festejo más importante en esa nación. Una de las formas de celebrar y reconocer la llegada del nuevo año son los tradicionales 108 golpes en los gongs en la iglesias budistas cada uno de los cuales representa las 108 tentaciones que una persona debe vencer para llegar a Nirvana y también para expulsar los malos espíritus. Los creyentes usan también los tradicionales kimonos.
En China se celebra el año lunar y es de extrema importancia en esa milenaria cultura que conlleva 15 días de celebraciones y festejos. Ellos se rigen por el calendario lunar y no por el Gregoriano.
En esa cultura los adornos son de color rojo que representa la buena suerte y fortuna. Se usan los tradicionales fuegos artificiales y en las residencias se colocan faroles rojos para espantar a los malos espíritus.
Los puritanos no celebraban la Navidad
Los ingleses que llegaron a las costas de Plymouth en Massachusetts eran enemigos de las fiestas navideñas debido a las diferencias políticas en su país de origen.
La característica de esta tendencia religiosa era evitar el ornato, rituales, uso de inciensos, bailes e himnos como una reacción a los que denominaban los excesos que habían provocado violentos cambios en Inglaterra donde por un tiempo impusieron un sistema teocrático opuesto a la monarquía.
A tanto llegó en su país de origen esta aversión a las celebraciones que se intentó por décadas lisa y llanamente suprimir las Navidades y prohibir su celebración.
Cuando se produce un cambio político en Inglaterra y se permiten nuevamente los festejos que según los puritanos eran una fuente de abusos por el consumo de alcohol, los juegos de azar, el baile y las relaciones sexuales, deciden exiliarse porque para ellos el 25 de diciembre era un periodo de reflexión y espiritualidad.
Esta creencia, entre otras, se impone en las colonias inglesas hasta que nuevamente y de un modo progresivo regresan las festividades.
El caso de Puerto Rico
Las festividades navideñas comienzan en la Isla desde la celebración del Día de Acción de Gracias e incluye las navidades, el año nuevo, la llegada de los Tres Reyes Magos e incluso un periodo denominado las octavitas.
En estos meses abundan las fiestas, las visitas a casas de amigos y familiares y se entonan villancicos campesinos que se acompañan con los instrumentos guitarra, cuatro, güiro y tamboras, se consume la carne de cerdo y el tradicional arroz con gandules.
Las iglesias católicas celebran la tradicional Misa del Gallo y los coros entonan alabanzas por el nacimiento de Jesús y la llegada de los Reyes Magos.
En la víspera del seis de enero, los niños ponen pasto y malezas en una cajita para alimentar a los camellos de los reyes y estos les dejen regalos.
También son aún comunes las “parrandas” y los “asaltos” que consisten en visitas de sorpresa a las casas de familiares y amistades de grupos de parranderos como una señal de aprecio y cariño. Esta costumbre se transmitió por varias décadas a Connecticut a pesar de las nevadas y el frio de diciembre.