Importante de recordar
Los recientes fenómenos meteorológicos y sísmicos no son nada nuevo para la humanidad, pero el calentamiento global, el incremento notorio de las temperaturas en los océanos y en la superficie terrestre, nos hacen recordar cuan frágil y vulnerable es el exterior de lo que era este hermoso planeta, quizás único en el delicado sistema solar.
Las incesantes excavaciones en la corteza terrestre en búsqueda de minerales y petróleo, la incesante extracción de este combustible en el seno de los océanos, los gases enviados a la atmósfera en Alaska e incluso en los polos del planeta, están creando un peligroso desbalance en la superficie de la tierra.
He aquí algunos importantes detales de nuestra fragilidad terrestre y de nuestra ya malograda atmósfera y estratósfera.
Los terremotos en continentes que flotan
Nuestros continentes que según expertos estaban unidos y se han ido despegando en un proceso de millones de años, realmente flotan en inmensas capas tectónicas que les sostienen, pero que a la vez tienen límites y fallas. Estos movimientos producen vibraciones y cambios en subcapas subterráneas en los continentes y en el fondo del mar que son notorias en el llamado “cinturón de fuego” que se extiende a lo largo del océano pacifico afectando a países situados al oeste del continente sudamericano, México, Estados Unidos y Alaska.
El fenómeno telúrico que recientemente afectó a México el 19 de septiembre, 2022 con una magnitud de 7.6 puntos en la escala Richter se ha repetido en el mismo día, el 19 de septiembre de 1985 y 2017. Se atribuye esta repetición de fenómenos de este tipo a crecientes fallas en la plataforma geológica que sostiene a la ciudad de México y toda una zona conocida como el “círculo rojo,” donde entre otros, están los populosos estados de Michoacán y Guanajuato.
Vale también la pena recordar el dramático caso de Haití, país del Caribe con una población aproximada de 12 millones de habitantes; que en agosto de 2010 sufrió un fuerte terremoto con epicentro en Port-au-Prince de una intensidad de 7.3 en la escala Richter ocasionando la muerte de más de 316,000 personas, 350,000 heridos, además de severos destrozos materiales en el área del epicentro dejando a 1.5 millones de personas sin hogar.
Con el apoyo de las Naciones Unidas y países latinoamericanos como Chile y Estados Unidos la ayuda se prolongó por casi diez años porque Haití es una de las poblaciones más pobres del Caribe.
Pero para esta nación, esta desgracia se repite una década después el 14 de agosto 2021 en Petit Troupe de Nipper con otro violento terremoto magnitud 7.2 puntos que causó la muerte de aproximadamente 1,500 personas y conllevó una alerta de Tsunami. Este número aproximado de víctimas fatales, damnificados y destrozos conmovió a la comunidad internacional y nuevamente se proveyó al país con asistencia humanitaria.
Al igual que Haití, terremotos semejantes, pero aún más violentos y destructivos han ocurrido en el siglo XX en Chile en el año 1960 con una intensidad máxima de 9.5 grados. Otro en Alaska en 1964 que tuvo una intensidad de 9.2. El de Rusia fue un terremoto que en 1952 sacudió a una amplia región con la intensidad de 9, y también se destaca en este siglo el de Japón con la intensidad de 9 grados que incluyó un maremoto.
Cabe destacar que la escala de Richter para medir la intensidad de los sismos va desde el grado uno al décimo siendo esta intensidad máxima capaz de provocar una destrucción máxima con cambios topográficos que incluyen grandes grietas en la tierra, el hundimiento de montañas, la desviación del curso de los ríos, repentinas erupciones volcánicas y en el caso de territorios cerca del mar los peligrosos tsunamis además de cambios en el seno de los océanos que requieren de cambios en las cartas marinas.
A diferencia de las tormentas tropicales, huracanes y tornados, hasta ahora resulta imposible predecir cuándo acontecerá un terremoto, pero lo que sabe es que Haití es un centro de actividad sísmica que se extiende a los países del Caribe incluidos Santo Domingo, Cuba y Puerto Rico. También Alaska, California, regiones de Rusia, Japón, China y Tailandia pueden sufrir en cualquier momento terremotos o maremotos debido a una constante actividad sísmica.
Lamentablemente la secuencia de temblores de tierra, tsunamis y terremotos es ahora una nueva amenaza constante para Puerto Rico que en un año registró la cantidad de 4,671 fenómenos telúricos, un trágico récord mundial.
Huracanes, tormentas tropicales, ciclones, tifones
Los meteorólogos recomiendan las definiciones de estos fenómenos que están causando daños en diversas áreas del planeta.
La diferencia entre una tormenta tropical y un peligrosos huracán es la velocidad del viento. La velocidad de los ventarrones en el caso de tormentas tropicales fluctúa entre las 39 y 73 millas por hora y en el caso del huracán Hugo que azotó a Puerto Rico en 1989, este fue de categoría 4 en una escala de 1 a 5 y en esa oportunidad se reportaron vientos sostenidos de 100 millas por hora. En el desastroso huracán María de septiembre de 2019, los vientos alcanzaron una intensidad de 150 millas por hora.
Las tormentas tropicales y huracanes se generan en las aguas del norte del océano Atlántico y en el mar del Caribe entre los meses de junio y de noviembre cuando la temperatura del océano es de 26.5 grados Celsius, o más.
Los ciclones acontecen en el hemisferio sur del planeta afectando el océano Indico y la región sur del océano Pacifico.
Estos fenómenos regulaban un balance en el clima moviendo las masas de humedad y calor desde los trópicos hacia los polos. El aumento en la temperatura de los océanos está haciendo variar este balance por lo que se pueden predecir cambios en este patrón atmosférico.
Por su parte los tifones se desarrollan en la región noreste del océano Pacifico, usualmente regiones de Asia. Japón es un triste ejemplo de calamidades sísmicas y tsunamis.
El periodo de ciclones y tifones se extienden entre mayo y octubre de cada año, pero con los cambios climáticos y el aumento de la temperatura del mar su intensidad y frecuencia han aumentado.
El reciente huracán Fiona que azotó a Puerto Rico este pasado domingo 18 de septiembre, trajo a la Isla 30 pulgadas de agua proveniente de lluvias torrenciales, además de deslaves y derrumbes en carreteras y caminos.
Se ha confirmado que, aunque la magnitud del huracán fue de solamente grado uno, las intensas precipitaciones fluviales han provocado problemas con el sistema eléctrico administrado por la compañía canadiense LUMA y que las pasadas e insuficientes reparaciones de puentes, tendido eléctrico y caminos afectados por el huracán María que tuvo una intensidad de grado 5 (la máxima), han sufrido nuevos destrozos y requieren reconstrucciones sólidas y más permanentes lo antes posible.
Lamentablemente la respuestas de gobiernos tan corruptos como es el de Puerto Rico, mantienen a la isla en un estado de constante emergencia porque tradicionalmente la ayuda de los Estados Unidos en dinero y materiales desaparecen y únicamente se ve la acción de FEMA y de voluntarios. Los habitantes de Utuado y otras regiones alejados de los centros poblados de San Juan, Ponce y Caguas reciben esta ayuda tarde o simplemente no la reciben.