El proceso de selección de candidatos, será el 3 de septiembre del Frente, y el 7 para Morena, pero éstos no podrán registrarse hasta mediados de noviembre. Hasta ahora ninguno los actores que buscan la Presidencia de la República han presentado propuestas serias, salvo Marcelo Ebrard, porque del resto de los 5 aspirantes tanto en Morena como en el Frente Amplio por México, hay un vacío de ideas.
En el oficialismo, llama profundamente la atención que, prácticamente todos se han limitado a repetir los slogans de propaganda de Palacio Nacional y no sabemos qué piensan de la seguridad, la economía, la salud, la educación, sin duda los temas centrales de la próxima campaña electoral.
En Morena, al no darse ningún tipo de debates entre los aspirantes, nos hemos quedado, a 10 días de que concluyan las campañas internas, sin una idea de qué quieren cinco de los seis aspirantes. Ebrard, por lo menos, ha presentado propuestas en torno a la seguridad, la salud, la economía, las mujeres, podemos tener una idea somera de cómo querría gobernar. De los demás hemos tenido fotos y declaraciones, nada más.
La situación en el Frente Amplio no deja de ser similar, aunque existe mayor apertura discursiva. Por lo menos allí ha habido una suerte de debates, en realidad, monólogos compartidos. Es una incógnita, cómo gobernaría Santiago Creel, Enrique de la Madrid o Beatriz Paredes.
Xóchitl Gálvez, es una buena candidata en campaña. Pero nos debe todavía mucho más y debemos tener de ella una propuesta de gobierno mucho más acabada.
Quien gobierne, quien sea, tendrá que hacer más política y menos propaganda, deberá tener más pragmatismo y menos ideologización. Y para eso se necesita tener perfiles adecuados y propuestas, aunque sean básicas. No se trata de presentar programas acabados a nueve meses de los comicios, cuando incluso se estaría con ello en el límite legal de este proceso que se ha desarrollado por completo casi fuera de él. Se trata de esbozar por lo menos lo que se quiere más allá de la ilusoria propuesta de que simplemente se seguirá la vía iniciada por el lopezobradorismo.
Quien gobierne desde octubre de 2024 no tendrá las mismas condiciones de López Obrador, ni en el país ni en el Congreso, probablemente tampoco en un entorno de seguridad, internacional y económico mucho más complejo.
El país está avanzando por un terreno ignoto, política y legalmente, como el actual, con un ambiente de fuerte inseguridad pública marcado tanto por el empoderamiento criminal como por la polarización política alentada desde el propio poder. En ese escenario habría que asumir que cuanta mayor claridad tengamos sobre qué quiere un candidato, menor será la posibilidad que exista de que sea desechable, por cualquier razón.
Próximamente tendremos precandidatos, tenemos dos polos políticos (y un partido MC, que quiere ser tercera fuerza, pero que, en realidad, está esperando a ver qué sucede con los dos polos principales y sus aspirantes) y tenemos muy pocas propuestas. Frente a nosotros, pasada la primera semana de septiembre, tendremos también un amplio vacío legal y político para los aspirantes, en un escenario donde nadie podrá dar nada como seguro.