Titi Juliana,
La llamo así porque en el Facebook alguien dijo que cuando a usted la bautizaron en Aguas Buenas en Puerto Rico, ese era su nombre, pero que por acá afuera usted se lo cambió para modernizarlo. A mí estos detalles no me importan mucho porque usted “Hace el Bien y sin Mirar a Quien,” como dice un consejero budista.
Yo logré certificarme como higienista y asistente dental y trabajo con un dentista de la India el cual está como que medio enamorado de mí. Yo soy madre soltera, pero no fanática y me encanta socializar en los clubes donde apagan la luz para distraerme del espectáculo diario de ver tanta muela y saliva ensangrentada.
El Dr. Ahacutunka me observa cada día más y más con unos ojos pecaminosos y censurables cuando hacemos los buenos implantes con los cuales se defienden los sacamuelas que antiguamente eran llamados barberos. A mí no me desagradan esas miradas de deseo, pero si el riesgo de que se puede distraer de su trabajo y los dos nos vayamos a ajuste por lo de las demandas.
A propósito de dentista y barbero, según me contó mi tío que se leyó el Quijote que, aunque extenso es menos enredado que los Cien Años de Soledad de Gabito; el entonces así llamado barbero (actualmente dentista), era como un médico que sangraba ¡Huyyyy! a la gente enferma para que supuestamente, con la sangre botaran los malos humores, virus y bacterias. Muchas veces los sangrados morían de anemia, pero nadie se enojaba ni había demandas. También dentro de sus labores estaba lo de extraer molares sin anestesia, pero ahora el asunto se ha modernizado.
Volviendo a lo del Dr. Ahacutunka, un día cuando ya terminábamos de hacer tres implantes, me dijo mirándome fijo a los ojos lo siguiente en inglés y que ahora lo traduzco para que usted y los lectores entiendan con lo que estoy lidiando.
“Mireh Loyda, yo ser profundamente enamorado de ushted y admirar sus espaldass, piernash y la delantera. Lo que sucede es que a noshotros en la India nuestros padrehs son quienesh deciden con quien nos kasemos y en mi kaso metieron las extremidades inferiores porque con mi mujer no nos gushtamos, aunque tenemos dos nenesh. Me gustaría explorar con ushted una nueva relación y shegún como la cosa andar para adelante y para atrás, yo hacerle un implante profundo y experimentar. Esto en mi kultura es pekaminoso, pero es que estoy cansado y frustrado. Ayúdeme y le shubo el salario y aumento los bonos por implantes.”
Tía, lo que me dijo mi jefe no me gustó porque desea que yo me involucre en una relación adúltera carnal usándome a mí como pañito de lágrimas y de lo otro. ¿Qué se habrá imaginado?
Si fuera soltero yo lo pensaría porque sería como mi príncipe azul, pero medio tostado. Sin embargo, tiene otros defectillos que me preocupan, aunque su proposición con algunos cambios me agradaría, entre otros que se separe, cuestión que en USA es más fácil que casarse varias veces.
¿Será este Barbero mi príncipe azul oscuro al cual nunca he encontrado ni en la Isla del Encanto ni por acá por New Britain?
Saludos en el Día Primero de Mayo porque usted a pesar de su edad, todavía se faja.
Se le quiere mucho,
Loyda
Respuesta
Querida Loyda,
No me quieras tanto porque con amigas como tú, ¿para qué queremos enemigas? Yo tengo la edad que tengo y como bien dices, me fajó orientando a personas como tú que buscan a un príncipe azul, a pesar de tus pasadas experiencias del baile del merengue con retaguardia en algunos clubes donde la juventud se distrae y se toca.
Leyendo tu cartita me acordé de una historia más vieja que las sillas, y que hablaba de una princesa que encontró al príncipe azul que no era tan azul ná, ya que tenía rasgos moros, es decir, pelo ensortijado, piel color canela pero bueno para bailar cha-cha-cha y bachata a oscuras, como los títeres del Green.
Cuando la princesa, que era más blanca, pero con la rajita le vio, se asustó un poco y le preguntó si él era el criado de a quien ella esperaba, a lo que el príncipe que no era de sangre azul, sino más bien roja oscura, respondió, “no tengo criado, ya que como no soy blanco, ningún pelafustán quiere trabajar para mí porque lo consideran una afrenta.”
El príncipe se parecía un poco en lo feo a Marc Anthony. era un excelente guerrero, cortés, galante y hasta poeta. También era justo y quería mucho a los animales, especialmente a las tortugas.
La princesa que esperaba realmente a un príncipe azul apreciaba todo lo bueno del príncipe Chachíntín, que era el nombre de este noble; pero echaba de menos el pelo rubio y la cara de hostia de la gente de otras razas que son blancuzcas y a las que los endemoniados llaman “caras de hostia.”
Finalmente lo rechazó y todavía sigue jamona, mientras que el príncipe Chachintín se casó con una venezolana inmigrante, se dedicó a la política, se hizo dueño de enormes caballerizas y amplios territorios en un área de Florida que ahora se está inundando y apoya al gobernador Ron Mussolini De Santis.
Bueno, esta historia quizás no pegue mucho con nada, pero debes tener cuidado con caer en generalizaciones con respecto a la raza hindú. Es cierto por lo que me cuentas que el Dr. Barbero tiene hábitos que no son muy aceptados en nuestra cultura, pero que una mujer inteligente y con experiencia como tú y dado que este hombre está tan enamorado de tu espalda; puedes usar un sistema de modificación.
Eso de carraspear con flema, no comer chicles, y otros detalles son todos posibles de eliminar.
Pon en la oficina del hombre un cartel con sus buenos y malos hábitos.
En el de los malos comienza solamente con uno de los más desagradable y repulsivo (soplarse la nariz en la ducha sin pañuelo, costumbre también llamada “del panadero” y que se introdujo en el Nuevo Mundo desde España en el siglo XVI), que irá en la parte superior de la lista y al lado derecho le dejas un espacio.
Cada vez que cometa la falta tú vas a la lista y le pones una carita de enojo de esas que venden en Walmart en la sección de los niños. Si poco a poco el doctor utiliza un pañuelo antes o después de la ducha para soplarse las fosas nasales, le pones al lado una carita alegre. Si sigue con la vieja costumbre, le pones una carita de enojo como la que pone el expresidente cuando le mencionan otra demanda de damas a las que ha violado.
Al lograr tres caritas alegres, le das un premio de acuerdo a lo que le guste. En caso contrario le cortas las sesiones de cha-cha-cha de espaldas y las otras cucas monas.
Es posible que, con esto, tu príncipe mejore, se separe, y venza los malos hábitos. Una vez que cambie una conducta sigues con la del desodorante y después con la del baño nocturno que me parece muy necesario en personas adultas responsables y doctores.
Lo de los gases, te sugeriría que consulten con un médico, aunque muchos consideran que eso es sano para una buena digestión, pero sin excederse.
De todos modos, es muy importante que hablen de este tema antes de comenzar con el cartelito, los hábitos malos, y los premios. Si el hombre compra la idea, habrás ganado un 80% de la lucha y de la ducha.
Te deseo mucha suerte con tu príncipe, y no le dejes ir, ya que como están las cosas económicas y este lío con los republicanos además de la inflación, un esposo con profesión vale un medallón y me salio un verso sin mayor esfuerzo.
Tu tía que te quiere mucho.
Julia
Comentario a los Sabios Consejos de la Tía Julia:
Esta primavera esta más rara que sirena con bikini y nos confunde. El polen me hace destornudar y no puedo ir a eventos sociales por lo del romadizo y la gota que cae. Ya estoy cansado de mascarillas porque me trae malos recuerdos. Lino de New London.