La muerte de la jovencita Se’Cret Pierce de solamente 12 años acaecida el jueves de la semana pasada por la noche, causó un impacto emocional no solamente en los vecindarios del norte de Hartford, sino que también en la prensa nacional.
Alrededor de las 8:45 de la noche, la niña estaba sentada en el asiento trasero de un automóvil estacionado en la calle Huntington de la ciudad capital acompañada de dos jóvenes y de un adulto. Repentinamente recibieron una andanada de tiros desde otro vehículo y una de las balas hirió mortalmente a la jovencita Se’Cret en la cabeza.
Trasladada al Hospital Saint Francis y pese a los esfuerzos de los cirujanos y enfermeras dejó de existir. Si bien su corazón latió por siete horas después del asalto, su cerebro había dejado de funcionar.
La niña fue descrita por su madre como una “luchadora” y lamentablemente según informes escolares, no se adhería a las reglas de un establecimiento educacional por su tendencia a pelear con sus compañeros con los cuales a menudo se reconciliaba. Por estos motivos había sido expulsada del sistema escolar, pero solamente días después de reintegrarse a un programa alternativo para la educación de jóvenes y jovencitas con necesidades especiales en la Escuela Thirman Milner, Se’Cret se había ya reintegrado a la peligrosa vida nocturna donde las pandillas traficantes de drogas disputan territorios y se atacan a tiros.
Los tres juveniles que estaban en el vehículo con Se’Cret resultaron también heridos y de acuerdo a la policía intercambiaron tiros con sus atacantes.
Los que la acompañaban eran ya conocidos por la policía y uno de ellos de 16 años cuyo nombre no se ha dado a conocer por ser un menor de edad, es un juvenil en probatoria y se suponía estar bajo arresto domiciliario por el uso de armas de fuego.
Otro de los acompañantes en el vehículo que recibió tiros en el ataque tiene 18 años y su nombre es Jeremy Francis quien en el hospital Saint Francis donde fue atendido por sus heridas, fue acusado de portar un arma sin contar con el permiso correspondiente, dispararla y poner en riesgo a una menor, en este caso la niña Se’Cret. Un tercer herido en el altercado es un sujeto de 23 años quien no ha sido identificado y fue atendido por heridas no mortales en el mismo hospital.
Lamentable en el caso de esta joven víctima descrita por su madre como una luchadora, pero no rencorosa, hay una historia familiar que llama poderosamente la atención. Ella es huérfana de Shane Oliver, su padre biológico quien murió debido a heridas de balas en 1994, y su abuelo Bennie Pierce fue también una víctima de homicidio en 1994.
Las preguntas que han surgido frente a esta prematura muerte de una menor de doce años con dificultades para adaptarse a la disciplina escolar son ¿cómo se le permitió a Se’Cret salir en horas de la noche en un automóvil con tres jóvenes armados involucrados en una guerra con miembros de otra pandilla y a quienes se dirigieron los tiros?
Los que la acompañaban ¿eran conocidos o parientes de la familia de la joven víctima? Si la niña imponía su voluntad en su familia porque era una luchadora, ¿era su caso conocido por agencias tales como DCF o IICAP que quizás proveían servicios?
¿Es este un caso de negligencia que ahora todos lamentamos?
Organizaciones tales como Madres Unidas en Contra de la Violencia regresaron una vez más a las dolorosas vigilias fúnebres y han llevado a cabo ceremonias en la calle Huntington, lugar del indiscriminado baleo.
Con la muerte de esta menor se reinicia el usual periodo de lamentaciones en el que los vecinos ventilan sus sentimientos de impotencia y vulnerabilidad en las peligrosas noches de esos sectores que hace cuarenta años eran aun residenciales, pero en los que ahora no se debe caminar o conducir vehículos debido a las frecuentes batallas entre bandas de traficantes de fentanilo, crac, cocaína y heroína que se disputan los clientes.
Desgraciadamente las reacciones gubernamentales lamentando la muerte de una menor de 12 años no se dejaron esperar.
El alcalde Luke Bronin, con su visión de un centro de la ciudad en ampliación y modernización, pero sin un plan para áreas donde habitan latinos y afroamericanos, lamentó lo ocurrido.
Tampoco se dejó esperar la moción de crear un comité especial para enfocarse en el tema de la violencia de la ciudad y Maly Rosado, la presidenta del concilio municipal ha dado a conocer estas intenciones con el coauspicio del asambleísta John Gale.
Maly afirma que “ha estado pensando en el problema desde hace meses” pero las acciones del Concilio son más bien reacciones tardías cuando recién en el 2022 se produjeron 39 homicidios a balas, la cantidad más contundente desde las 46 muertes producidas en 2003.
La muerte de Se’Cret es el séptimo homicidio del año y estamos recién en el mes de abril. Los vecinos de áreas pobladas de pandillas y traficantes de drogas temen lo que sucederá entre los meses de mayo y noviembre cuando los traficantes incrementan sus acciones ilegales.
Maly Rosado ha tenido mucho tiempo para pensar, pero ahora ella, los que aun quedan en el concilio, incluso un candidato para el puesto de alcalde, debieran integrar AHORA a los legisladores y senadores de la ciudad, además de lideres de vecindarios para no solamente pensar, sino que actuar.
Desde hace años hemos propuesto la integración de líderes agencias como el Hispanic Health Council, DCF, IICAP, The Village, líderes escolares y trabajadores sociales, las escuelas de trabajo social de las universidades localizadas en la ciudad capital, lideres de la policía y agencias como el FBI y la Guardia Nacional entre otros, para aplicar soluciones a corto, mediano y largo plazo. Lo que sucede es que como van las cosas, las soluciones para un problema tan obvio y desenfrenado como la violencia en los vecindarios de Hartford no puede dejarse solamente en manos de políticos quienes más allá de pensar y ser parte de las acostumbradas lamentaciones y repetidas excusas, no han sido capaces de articular respuestas efectivas para vecindarios secuestrados y traumados por los delincuentes tanto en el Norte de Hartford como en Clay Hill/Frog Hollow, y ahora sectores del sur de la capital.