Por Juan D. Brito
El pueblito de Provincetown localizado en la punta más extrema de Cape Cod, Massachusetts, atrae al turista por su hermosa apariencia que mantiene el historial de un puerto desde donde salían los barcos a cazar ballenas y efectuar las tradicionales faenas de pesca.
En su museo está la réplica de una de las embarcaciones en las cuales mar adentro en el Atlántico, los marineros con sus agudos arpones mataban a los cetáceos para faenarlos en los mismo barcos extrayéndoles la carne, el sebo y las barbas de la mandíbula superior muy utilizadas para endurecer los corsés utilizados por las damas para estilizar su cintura. Estamos hablando de decenas de miles de estos mamíferos cuya carne es aún una forma de deleite gastronómico para los japoneses.
Pero esta es la historia triste de Provincetown pues en las últimas cuatro décadas se ha incentivado el turismo y hay viajes diarios hacia altamar para observar a las ballenas que sin temor a los barcos se sumergen o aparecen en la superficie admirando a los viajeros. En ningún caso atacan a las embarcaciones, botes o yates desde las cuales los humanos aprendemos de esta especie marina que es, sin embargo, un mamífero. La caza de estas ya no existe.
Hoy día y en pleno verano, la apariencia del pueblecito que cuenta con una población de 2,947 habitantes es muy atrayente y el número de habitantes en los meses de junio, julio y agosto asciende a más de 60,000 personas cuya presencia tiene un gran impacto en la economía del pueblo y del condado de Barnstable.
Los festivales anuales de la población LBGT, los eventos religiosos de los católicos de origen portugués, sus restaurantes, la cercanía al océano Atlántico, además de las visitas a las dunas, hicieron de este lugar el preferido para visitas durante los meses de estío e inclusive en otras estaciones del año.
Richard y su amigo Jerry decidieron guiar hasta este pueblo cruzando toda la península de Cape Cod y así disfrutar del clima de la zona y descansar antes de regresar a la universidad. Los jóvenes asistieron a una fiesta de cumpleaños donde participaron más de 50 invitados la mayoría sin máscaras, se olvidaron las precauciones del distanciamiento y no había tantos vacunados para prevenir el Covis-19.
De regreso a Connecticut, Jerry comenzó a sentir dolores de cabeza, malestar en la garganta y abundante secreción nasal, síntomas semejantes a un resfrio. Como no se sintió mejor, su amigo le llevó a la unidad de emergencia del hospital Saint Francis donde se le diagnosticó con la variante Delta del Covis-19 transportada por alguien que estuvo en la fiesta de Provincetown.
Las autoridades médicas de Connecticut están observando este tipo de casos que en el Reino Unido afectan el 90% de los nuevos pacientes. Esta mutación apareció en la India y se han observado en casos de ochenta países del mundo constatándose la aparición de un 20% de nuevas infecciones en los Estados Unidos con síntomas semejantes al del joven Jerry.
Lo que se conoce hasta el momento es que algunas de estas mutaciones pueden ser más peligrosas e inquietantes pues pueden causar enfermedades más graves o evadan la protección que brindan las actuales vacunas. El estudio de la Delta demuestra que se transmite con mayor facilidad porque la mutación se acopla mejor a las células del organismo.
Sin embargo hay un consenso en que las dos vacunas, el uso de las máscaras y el distanciamiento social son medidas efectivas para evitar la propagación de la variante, pero hay factores que aceleran su propagación tales como un relajamiento en las restricciones recomendadas por las autoridades cuando surgió el Covis-19, la fatiga del distanciamiento social que se hace más difícil en la estación de verano cuando la población del hemisferio Norte visita restaurantes, viaja a balnearios y playas, y la llegada de visitantes de otros estados y países.
Por todo lo anterior es importante recordar que en Connecticut el Gobernador Ned Lamont y su equipo de expertos han mostrado cautela y prudencia recomendando mantener en mente las restricciones que en junio y julio fueron eliminándose, tales como autorizar cenas en restaurantes, reabrir el uso de bares, autorizar actividades al aire libre como conciertos y la realización de eventos artísticos.
Pero para entender la necesidad de mayor cautela ante una variante que se está recién conociendo como fue en el caso del joven Jerry de 22 años, recordemos que algunos condados de Connecticut cuentan con ciertos récords en la cantidad de brotes de infecciones Covis-19 y debemos referirnos a Fairfield, New Haven y Hartford lo que los hace muy vulnerables a la variante.
La capital del estado ha registrado 10,146 casos de infectados y 1,222 fallecimientos; Fairfield 15,409 y 1257 muertes y New Haven 11,241 casos y 957 casos fatales. Lo que más preocupa es como los brotes se hacen presentes como un resfrió común en gente joven como es el caso de Richard y Jerry que asistieron a la fiesta en Provincetown sin protección ni prudencia.
Las cantidades de infecciones de acuerdo a edades demuestran que hay una mayor concentración de casos entre las edades de 10 a 19 años, y los números de infectados se empinan entre las edades de 20 a 29, de 30 a 39, de 40 a 49, y de 50 a 59 que corresponden a la población más activa. Las infecciones disminuyen en el caso de adultos mayores entre los 60 y 69 años y los de 70 a 79.
Al 4 de agosto del presente año, los Estados Unidos habían registrado 614,590 fallecimientos producto de la pandemia y 35.3 millones de casos de personas infectadas. La buena noticia fue que el 2 de febrero de este mismo año había más estadounidenses quienes se habían vacunado comparado con el número de infectados, pero para muchos todavía les es difícil por razones de distinta índole vacunarse como lo ha recomendado el gobierno del presidente Joe Biden.
Por ahora, use cautela y prudencia para evitar la repetición de los 14 fatídicos meses del Covis-19 y escuche los conejos del Dr. Fauci y de los expertos. Los estados de Florida y Texas, ambos con gobernadores republicanos, están lamentablemente pagando las consecuencias por la terquedad política e irresponsabilidad de sus autoridades que no han solicitado que los ciudadanos cumplan con restricciones básicas.