Lo que fue la Semana Santa en la Iglesia del Sagrado Corazón de Hartford en la década de los años 60’ y el panorama de hoy en 2023
Este templo católico localizado en la intersección de las calles Winthrop y Ely, próxima a la bifurcación de la calle Main con la avenida Albany en el límite del centro de la ciudad capital y el sector norte de Hartford; tiene un lugar especial en el corazón de los cristianos católicos que se avecindaron en este sector en la década de los años 50’ y 60.’
Para los en ese entonces recién llegados procedentes de Puerto Rico en su gran mayoría trabajadores de temporada de las fincas de tabaco de Windsor, surgía la esperanza de traer a sus familias a un nuevo hogar quizás con más recursos, viviendas, y esperanza de progreso incluyendo los tradicionales auxilios espirituales.
Este sueño comenzó a florecer a fines de la década de los años 50’ y el inicio de los 60’ cuando cientos de familias puertorriqueñas constituyeron la primera ola de boricuas que arribaban en vuelos de la empresa Eastern desde Puerto Rico al aeropuerto de Bradley y comienzan a integrarse a una comunidad distinta.
De acuerdo a la señora Olga Mele (Q.E.P.D.), en esos tiempos trabajadora social del programa bilingüe del Community Renewal Team (CRT), los recién llegados no fueron bien recibidos por los dueños de edificios de departamento y tanto ella como María Sánchez (Q.E.P.D.), empresaria y primera representante estatal puertorriqueña en Connecticut, asumieron su defensa.
Estas dos recordadas pioneras asumieron fueron las portavoces de jefes de familia y esposas que no hablaban el idioma inglés por lo cual su acceso a servicios de salud y bienestar social era absolutamente limitado.
La mayoría encontrarían un techo y albergue en los proyectos SAND de triste memoria por sus condiciones insalubres y pobreza, y en algunos de los departamentos de la calle Main y áreas adyacentes
En entrevistas a estas dos damas dijeron que habían identificado a la parroquia del Sagrado Corazón que en esos tiempos no proveía servicios religiosos en español.
“En medio de sus esfuerzos, fracasos, rechazo social y penurias de encontrar un espacio en la ciudad capital, éste era un lugar ideal donde los nuevos residentes podrían encontrar albergue espiritual y esperanzas,” dijeron las damas a la prensa de ese tiempo.
El templo no contaba con misas ni liturgias en español y conseguirlos fue una segunda meta para estas dos damas y del señor Cortez, comerciante que tenía su tienda en la calle Main, cerca de lo que se denominaba El Túnel y donde poco a poco comienzan a llegar los primeros mercaditos con ingredientes para comidas puertorriqueñas y donde se hablaba español.
Después de solicitudes al Arzobispado, la iglesia comenzó a proveer servicios religiosos en inglés y en español, aunque la comunidad alemana continuaba asistiendo a sus misas.
La llegada del activo y dinámico sacerdote español Segundo Las Heras, permitió llevar a cabo los primeros rituales en la lengua castellana.
“Fueron miles las personas bautizadas, que recibieron la primera comunión y el rito de confirmación, además de aquellos que se unieron en sagrado vínculo del matrimonio y otros quienes recibieron los ritos en casos de enfermedad o muerte,” dijo la señora Mele, de origen puertorriqueño pero casada con un ciudadano estadounidense.
Allí se efectuó el primer Vía Crucis en idioma español con las tradicionales doce estaciones y la misa de sábado de Gloria donde se celebraba la resurrección de Cristo,” informaba la señora Sánchez al periódico Qué Pasa y a los medios de prensa radiales de la década de los 70.’
La iglesia, después de décadas de servicios litúrgicos con los sacerdotes Las Heras, Peter Rosazza, Tom Goekler y Padre Pedrito, se mantuvo abierta hasta hace algunos años, pero fue definitivamente cerrada, al igual que otros templos católicos afectados por el proceso de consolidación iniciado en la década de los 90’ por el Arzobispado con el cierre de la parroquia de la Inmaculada Concepción localizada en plena calle Park.
Los fieles de parroquias consolidadas han tenido que asistir a otras no necesariamente cercanas a sus lugares de residencia, como por ejemplo a la Saint Lawrence O’Toole localizada en la avenida New Britain accesible para latinos del sector de la Albany Avenue solamente a través del transporte público o en automóvil.
El futuro de estos templos consolidados ha sido siempre y será incierto, pero estamos hablando de estructuras que en el caso de la Iglesia del Sagrado Corazón es de tipo gótico la cual fue terminada por el arquitecto George A. Zunner y dedicada en 1917. Sin embargo, la estructura principal se inició con la construcción del área del sótano en 1893 por Michael Donahue, pero ya era utilizada como lugar de devoción por la comunidad alemana católica alrededor de 1872. Se le considera en la ciudad capital una justa y merecida herencia histórica.
Cuando la iglesia se cerró y consolidó sin mayor consulta en el característico estilo mandatorio por parte de la estructura eclesiástica de Hartford, la pregunta que surgió entre los devotos fieles fue que sucedería con el histórico edificio.
La suerte de la iglesia de la Inmaculada Concepción fue su conversión en un albergue para los sin hogar, y otra situada en la misma calle Park donde se concentraba en la época de los 60 la comunidad francesa y portuguesa fue puesta a la venta.
Según Edelmira Ortiz la primera noticia que les llegó acerca de lo que sería quizás el futuro de la iglesia del Sagrado Corazón fue cuando el alcalde Luke Bronin quien dejará su puesto de alcalde en diciembre de este año, anunció la compra de la propiedad por la suma de $480,000 dólares implicando que lo que es la antigua torre Keney Memorial Clock y toda el área que incluye el terreno de la iglesia estarán dentro de un proyecto de remodelación llamado Arrowhead Gateway & Beyond Project que lidiará con el plan Clay Arsenal Neighborhood.
En este proceso de progreso y expansión, los habitantes de Hartford han sido testigos de la rápida construcción del estadio de beisbol DD, de departamentos, condominios y tiendas que han permitido extender el área del centro de la ciudad cercana a la escuela Preparatoria Magneto donde funcionó por décadas la escuela Barnard Brown a la que asistieron niños y jovencitos puertorriqueños a su llegada con sus familias a Hartford.
La próxima noticia acerca de ampliaciones y obras de construcción fue la enviada por el gobernador Ned Lamont anunciando que el Estado proporcionaría 45 millones de dólares con el establecimiento del Connecticut Communities Challenge Grant Program (/DECD/Content/Business-Development/05 Funding Opportunities/CT-Community-Challenge Grant) que permitiría agregar dinero de inversionistas y agencias no estatales para mejorar las condiciones de vivienda en la calle Main, y continuar la constitución de una comunidad vibrante a la espera de más dinero.
De este modo el proyecto de construcción de viviendas en el área frontal de la parroquias del Sagrado Corazón, en los números 1355 a 1363 de la calle Main, anuncia a la compañía de desarrollo y construcción Carabetta Development, LLC la cual llevaría a cabo la edificación de 43 departamentos, espacio para tiendas y recreación en una primera fase de edificación de 18 casas.
Para algunas personas que vieron con tristeza el cierre de los servicios litúrgicos católicos en la parroquia del Sagrado Corazón surge ahora la razonable pregunta de lo que podría suceder con ese edificio histórico y como se resolverá su destino en estos pasos de extensión del centro de la ciudad hacia el sector Norte de Hartford.
“Nuestra preocupación y recordando la mala experiencia con la construcción del estadio de beisbol DD donde dos compañías de Glastonbury no cumplieron con los planes y diseños esperados, la presencia en los planes de la compañía Carabetta Development, LLC nos preocupa debido a sus malas calificaciones por trabajos anteriores,” dijo la señora Umpierre a quien las respuestas a sus reclamos acerca de los servicios litúrgicos en la parroquia Saint Lawrence O’Toole no le satisfacen.
“Esperamos que nuestra voz y opinión sea escuchada en los futuros planes de desarrollo y el futuro de nuestra recordada parroquia del Sagrado Corazón,” dijo Edelmira Ortiz quien es ya abuela y contrajo matrimonio en esa iglesia donde también bautizo a sus cuatro vástagos.