CARACAS (AP) — Ana Margarita Rojas y Elena Hernáiz comparten sus vidas desde hace más de tres décadas y criaron juntas un hijo. Sus vecinos en Caracas las reconocen como una pareja y nunca les preguntan si se dicen “mi esposa” entre sí o no.
La aceptación social, no obstante, no implica un reconocimiento legal de la pareja. Venezuela es parte de una lista cada vez más reducida de países sudamericanos que todavía no reconocen el matrimonio entre personas de un mismo sexo. Esto ocurre a pesar de que hace siete años que se pidió al tribunal supremo de Venezuela que se pronuncie sobre el tema y de que el propio presidente Nicolás Maduro solicitó a la legislatura que considere el asunto.
La falta de acción hace que parejas y activistas se pregunten si esta nación abrumada por crisis económicas, sociales y políticas les dará algún día el derecho a casarse. Muchos se sienten ignorados por el gobierno y también por la oposición, que tiene otras prioridades.