Tía Julia
Gracias por sus consejos en el pasado, en el presente y el futuro imperfecto que nos espera con estos de las inundaciones, rayos, centellas, relámpagos meteoros, vientos huracanados y destellos.
Leí con atención la consulta de la mamá de Pascualito, el joven genial y tiene razón con esto de la futura necesidad de ciudades subterráneas debido al calor insoportable. Pero usted tiene toda razón. Los gobiernos del planeta actúan reaccionando y no previniendo y por eso el ardimiento nos sofoca más que panadería sin aire acondicionado.
Mi dilema es el siguiente. He llegado a la triste conclusión de que cuando una se casa no es solamente con el novio porque con nosotros traemos genes y una familia con defectos, desviaciones y carencias, pero también y con suerte, con individuos con cualidades y dones, destreza y sabiduría.
En el primer caso, defectuoso, está mi cuñado Elvis que se cree comediante y en distintos eventos sean estos cumpleaños, aniversario de bodas, funerales, o asados de verano cuenta unos chistes más flojos que el día lunes.
La primera vez que vi a Elvis acción fue en el servicio funerario de mi abuelita Lucha donde les contó a los hombres quienes se deban el palo el caso de un tipo que llegó al hospital de Hartford con un jarrón grande y transparente donde traía nada más ni nada menos que una deposición gigante que llamaba la atención de la gente. A la entrada preguntó al recepcionista adonde estaba la oficina del oculista a lo cual éste. apenas controlando la risa le responde, “señor usted quizás busca la Unidad de Patología donde analizan las heces y excretas,” a lo cual el tipo dijo con coraje “¡No, yo quiero ver a un oculista!”
“Finalmente llegó al sexto piso del hospital y por supuesto que en el ascensor la gente miraba el jarrón con repugnancia, aunque otros se reían. La secretaria del Oftalmólogo enseguida le dijo frente a otros pacientes que esperaban, “señor patología está en el subterráneo,” pero el tipo se irritó y después de varias malas palabras insistió en que quería ver al oculista y que para eso tenía Medicare y Medicaid. Así el caso, ingresó a la oficina del médico quien también le informó que no analizaba defecaciones ni evacuaciones sólidas, sino que los ojos, ante lo cual el tipo replicó, “no doctor lo que pasa es que cada vez que hago uno de este tamaño, se me llenan los ojos de lágrimas.”
Como último ejemplo le trasmito esta chirigota e infame chanza que Elvis dijo durante el banquete del matrimonio de Vilma, mi hermana. Dígame usted si esto no es una falta de respeto.
“Un día y ya en la luna de miel, a la luz de la luna que entraba por la ventana en el cuarto del hotel y sentados en el matre, la joven le dijo a Vicencio, el novio: “Vicencio debo confesarte algo. Yo soy virgen. Vicencio entonces se arrodilló y le comenzó a rezar un rosario.”
Tía, mi esposo no me entiende y ya le dije que no deseo ver ni oír de este irrespetuoso, grosero e insolente a lo cual mi marido me respondió que yo no aceptaba a su familia porque soy estudiada mientras que ellos vienen de un origen humilde y modesto de Las Piedras.
Tía yo me quiero divorciar porque no soporto estas insoportables faltas de respeto. ¿Qué piensa usted? De antemano, gracias.
Benita
Querida sobrina Beni,
Realmente, Elvis tiene el problema de llamar la atención y no le importan las circunstancias.
El chiste o la humorada depende de la cultura de la cual estemos hablando. A la gente de algunas naciones le dan risa situaciones donde hay un absurdo y allí, como en el caso de la novia que era virgen, se aprovecha esta circunstancia para poner al novio de rodillas quien confunde las palabras y le dedica una oración. Este chistecito insulta creencias religiosas y del número 1 al 10, siendo el uno el extremadamente flojo y el diez uno aceptable, yo le pondría un cuatro, y ¡con cuidado!
El del chiste donde se describe a un pobre hombre afectado de estitiquez que va con la jarra y en su interior una excreta enorme, tiene mucha dinámica, aunque alguien podría calificarlo de asqueroso. La oración final es excelente. Yo a éste le daría un 6.
Me preocupa que esta conducta impropia y los chistes malos de Elvis estén afectando tu matrimonio y tu esposo debiera entender que hay momentos y situaciones para hacer reír con un grupo íntimo de tipos como él, y otras ocasiones que merecen respeto como fue el matrimonio de tu hermanita.
De este modo, el buen humor a través de un comentario oportuno, una historia bien contada y anécdotas alegran el espíritu.
Ahora bien. No tiene nada que ver provenir de un hogar humilde y usar chistes groseros donde se usen sobrenombres o hagan alusión a defectos como lo hace el candidato a la presidencia Donald John Trump que dice que es educado.
Lamentablemente los actuales comediantes o cómicos usan groserías vanas y el lenguaje de la calle ni las llamadas canciones que tocan en la radio Vivaracha en nada ayuda, a desarrollar a una comunidad sana.
Dile a tu esposo que Elvis no debe asistir a eventos serios de la familia, pero que si desea contar los chistecitos que lo haga en un parque alejado de la civilización.
Te deseo suerte en este verano y cuidado con las tronadas, inundaciones, relámpagos y rayos, que mal rayo partan.
Tía Julia