Este viernes es Día de Reyes, una fecha cargada de grandes recuerdos. La cabalgata, los pajes, la espera, la ilusión de lo que iba por venir es una de esas cosas que uno echa de menos de la infancia; cuando todo está por venir y esperas algo al amanecer.
Como adulto, uno no tiene demasiados días parecidos, y más si sigue la política de cerca, tan acostumbrados a sustos y decepciones como hemos estado en años recientes. Este pasado miércoles, no obstante, fue uno de esos días en que casi llegas a entrever la ilusión ante lo nuevo, ante la promesa de un mañana mejor. El miércoles fue el primer día del periodo de sesiones en la Asamblea General de Connecticut.
Sí, estoy hablando completamente en serio, y sí, sé que hablar de la política de esta manera es un tanto inusual. Pero el primer día del legislativo es un día especial, tanto por lo que representa como por el mero hecho de su existencia.
Primero, y por encima de todo, porque la política importa, y el trabajo de los legisladores durante los próximos meses es algo que no sólo puede tener un impacto directo en nuestras vidas, sino que puede hacer que nuestras barrios, pueblos y ciudades sean un lugar mejor. Es muy fácil perderse, al hablar de política, en la algarabía, el griterío, las disputas y frustraciones nacidas del desacuerdo. Lo que no podemos olvidar es que todas esas discusiones y debates son para ofrecer soluciones a problemas reales, y lo que salga del Capitolio puede tener un impacto real en nuestras vidas.
Pongamos, por ejemplo, algo como Husky, el seguro médico para familias con pocos ingresos en el estado. El año pasado, tras meses de disputas, los legisladores aprobaron una reforma que permitía que todos los menores de doce años, sin que importara su estatus migratorio, pudieran apuntarse a ese programa. Para miles de niños en todo el estado, este cambio legal supuso dejar de temer una tos persistente, dolor de vientre, o una mala torcedura de tobillo y poder ir al médico sin miedo a una factura impagable. Algo como una apendicitis pasó de ser un problemón financiero en ciernes a una visita al hospital molesta pero manejable.
Esta es la clase de debates que empezaron este miércoles en el Capitolio en Hartford, y este es el motivo por el que debemos prestarle atención a lo que sucede allí. Porque los legisladores, al hacer su trabajo, escuchan lo que dicen sus votantes, y cambios como el de Husky son fruto no sólo de la buena voluntad de sus señorías, sino de que muchos levantamos la voz pidiendo que este cambio sucediera.
Segundo, y no menos importante, porque este año tenemos la oportunidad de redefinir nuestro estado. Los demócratas tienen amplias mayorías en ambas cámaras, y el gobernador ha mostrado su disposición a aprobar reformas. Podemos y debemos exigirles que cumplan sus promesas, y aprueben una agenda centrada en crear una economía que dé oportunidades para todos, sin dejar nadie atrás. Crecimiento económico, sí, pero uno en que todos podamos subirnos al tren, respetando y recompensando el trabajo, y abriendo caminos y puentes a nuestros hijos para que puedan prosperar.
Queremos, por tanto, que los legisladores aprueben leyes que hagan que nos respeten en nuestro trabajo, como la ley de horarios estables que he mencionado alguna vez o hacer que todos tengamos días de baja por enfermedad. Queremos expandir Husky para que cubra a todos, sin límites de edad o dónde hemos nacido, porque nuestra salud no deja de ser importante cuando cumplimos trece años. Queremos un también que los ricos y empresas paguen lo que deben en impuestos, no el sistema actual donde las familias que menos tienen pagan más que los que más ganan. Queremos también medidas que abaraten el coste de la vivienda, cada vez más fuera de control.
Queremos también reformas electorales para profundizar nuestra democracia, porque este es el otro gran elemento que celebrar en días como este: el hecho de que los legisladores trabajan para nosotros, sus votantes. Nuestro sistema político, el gobierno de todos, es un pequeño milagro, y más nos vale cultivarlo y protegerlo. Y la mejor manera de hacerlo es, por supuesto, participando en él.
Feliz día de Reyes, y feliz democracia.