Querida Tía:
Aprovecho la oportunidad de desearle a usted y a los muchachos y los no tan muchachos/muchachas un verano feliz, con barbacoas y piscina (donde haya). Por acá por Willimantic los leemos mucho y nos ayuda a informarnos de lo que pasa en otras partes de Connecticut.
La verdad es que, si no fuera por ustedes, estaríamos incomunicados. Felicitamos a las comunidades de Stamford que están muy activas, pero quiero decirle también que por acá se celebró el cuatro de julio con parada que yo observé sentada y gracias a Dios, sin pistoleros criminales como el punk de Chicago que mal rayo parta.
“Yendo al punto” como decía mi maestra de gramática y sintaxis allá en el hermoso pueblo de Barceloneta, debo confesarle que soy educadora en una escuela elemental en un pueblo que prefiero mantener en secreto ya que de allí es mi novio. Este muchacho que también enseña, pero matemáticas, tiene, dice, una vocación innata de poeta y a mi me conquistó con unos versos que aun guardo y que no me parecen mal, quizás porque se refieren a mi persona, pero que, hablando francamente, no creo que den para que se haga un poeta de alturas.
Una amiga mía que enseña en Central Connecticut University, me dice que el problema es que su calidad poética es inconsistente ya que en algunos de sus versos comienza a volar como las águilas y en otros se parece a una gallina embarazada, es decir, anda volando bajo. Me permito enviarle una oda que me dedicó recientemente para mi cumpleaños para que usted vea como se bate el cobre.
Oda a mi amada mía
¡Oh! Dulce y fantasiosa gacela,
Te me escapas de mis dedos,
Alucino siempre tu nombre,
al entregarme a Morfeo,
Tu voz cristalina me despierta,
Y libera mi conciencia,
Que me obnubila al estar nublado.
“Casi,” “casi,” es mi apellido,
¡Oh! Si pudiera alcanzarte,
Cuando alzas tu vuelo raudo,
Y te vas al trabajo,
Surcando el espacio, persigues al aire,
Y yo humilde mortal,
te miro desde el suelo,
Y aunque trato, no logro llegar,
Múcura juguetona,
Resbaladiza golondrina,
Siempre sueño contigo.
¿Qué les parece? Como me la dedicó, la acepté, pero hay cosas que dice en el poema que no pegan ni juntan. A algunas de mis amigas les gusta la primera estrofa, pero encuentran que, en la segunda, especialmente cuando me compara con una múcura y me trata de resbalosa, se le va la mano y lo que hace es jugar con las palabras sin ni siquiera revisar bien el diccionario. ¿Será este el problema de los matemáticos e ingenieros quienes, dicen, son más aburridos monótonos que una tarde de domingo con lluvia?
Quiero que me aconseje y ayude a orientar a este muchacho que, de ser bueno, es bueno, pero que con esto de sus poesías se pone más cargante que un refinanciamiento al 22%. El otro día me dijo que publicara un libro dedicado a mí con sus obras incompletas.
Sinceramente,
Mildred
Respuesta
Mildred, amiga mía:
Yo recibo muchas cartas y capto pa’ rápido cuando detrás de supuestos problemas viene escondido como un gas, el vacilón. No quiero decir que dude de la realidad de tu problema ni tu veracidad, no, pero como están las cosas y las mentiras del Trump, me he puesto más suspicaz que gata de campo.
La poesía es algo interesante que implica desafíos estéticos (no confundir con estíticos), un conocimiento pleno del idioma, y aspectos de forma y fondo que no son fáciles de superar. Como dice una poetiza, no basta la inspiración, pero se necesita reflexión.
Lo que se escribe debe tener cierta originalidad y hay tantos poetas nuevos aun influenciados por estos señores Neruda o Rubén Darío, que a veces espantan porque copian mal.
Como dice tu amiga, la primera estrofa de este tipo de verso libre no estaría tan mal, pero no se debe abusar, aunque el menciona las famosas odas.
Con respeto a Morfeo, también está pasado de moda y tu novio debe tener cuidado ya que por estos lados reina a veces la ignorancia y algunas personas pueden creer que es gay. La imagen de la “voz cristalina” era usada en el siglo XV y esta más pasada de moda que corsé de alambre. Lo de la gacela también cae en lugares comunes sobretodo con eso de “alegórica” que no pega ni junta. “Vuelo raudo,” “humilde mortal,” “aliento sideral,” y otros temas superfluos y mas obsoletos que una peineta.
La otra sarta de disparates disonantes es claramente escrita por un aficionado que no ha estudiado lo suficiente para interiorizarse del desarrollo de la lengua española y de la evolución de la poesía.
Como decía en forma prosaica el filósofo Ramón Cutientre, el papel da para todo y por eso algunas personas creen que escribiendo palabras raras están construyendo un poema, pero no es fácil, no es fácil.
Algunos por allí caen en la simple música de la décima que suena bonita, pero que no se eleva a la poesía y su vocación de misterio, reflexión y mensaje.
Es más, aquí transcribo unos versos de “décima” de este gran Juan Antonio Corretjer que musicalizó para bien o para mal el folklorista Roy Brown. Breve, preciso y conciso don Juan Antonio establece una tensión de madre al reflexionar acerca del paso del tiempo en relación a nuestro destino como vulnerables, aunque soberbios seres humanos.
“En la vida todo es ir,
A lo que el tiempo deshace,
Sabe el hombre donde nace,
Y no donde va a morir.”
¿Te fijas? Sin tanta palabrería hueca ni gacelas infinitas ni cielos vacíos de esperanza, un poeta construye utilizando palabras, una reflexión que nos pone en nuestro lugar, es decir no somos mucho ni sabemos demasiado acerca de hacia donde vamos ni de donde venimos, pero ese es nuestro destino en la vida, crecer, madurar, avanzar, y finalmente morir.
Dile a tu novio que lea a este poeta y que le de una mirada a la poesía de Cesar Vallejos, y porque no, y si tiene tiempo, a lo que escribió Enrique Lihn, o Gonzalo Rojas que aparecen en el Internet. De solo leerles y meditar acerca de lo leído, aprenderá y tendrá más cuidado antes de dejar correr el lápiz o el teclado sin ton ni son. La poesía no es álgebra, aunque la métrica implica contar.
Cuídate del sol en este verano y suerte con el matemático. Publicar está muy caro así esd que siga con las fotocopias en la escuela, pero que no lo sorprendan y acusen de pillo.
Julia
Comentario a los sabios consejos de la Tía Julia.
Soy un tremendo nadador y como necesitan salvavidas en Connecticut pensaba aplicar, pero ahora estoy asustado por lo que le pasó a este muchacho Zach Gallo que tuvo que agarrarse a pescozadas con un tiburón quien se lo quería comer crudo. Yo soy valiente, pero no tanto. Ahora busco empleo de verano en piscinas. Braulio de Milford.