¿Alguna vez has escuchado la frase ‘tirar la toalla’? seguramente sí, ya que es una expresión que las personas emplean cuando se encuentran en medio de una situación difícil, pero ¿qué es lo que realmente significa y cuál es su origen?
Usualmente, los dichos, refranes o expresiones, son frases que han pasado de generación en generación y que tienen una moraleja o una enseñanza oculta, además de que su constitución suele darse por rimas asonantes o consonantes, lo que hace que se puedan recordar más fácilmente y se pueda entender mejor.
Esta expresión proviene del mundo del boxeo y se usa cuando el boxeador ya no puede más y se da por vencido, las reglas dicen que su entrenador debe arrojar una toalla al ring, lo cual significa que abandona el combate.
Muchas personas usamos esta expresión, nos cansamos del trabajo diario y una salida rápida a nuestra responsabilidad es “tirar la toalla”. Es lamentable que muchas veces se haga así, nos comprometemos a realizar algo, y cuando las condiciones no son las que deseamos o esperamos, tiramos la toalla.
El lema que se menciona generalmente en las competencias “lo importante no es ganar, sino participar”, queda fuera aquí, porque en nuestra pelea “lo importante es participar y ganar”, debemos esforzarnos por mantenernos en esta pelea y no solo participar para pasar el tiempo.
En los Juegos Olímpicos, vemos a deportistas obtener medallas por haber ganado alguna competencia, para llegar ahí ellos debieron entrenar muy duro, levantarse de madrugada, tener dietas especiales, permanecer encerrados entrenando, entre otros duros entrenamientos para obtener, la medalla del triunfo.
Nuestra meta debe ser correr para ganar, pelear la batalla con nuestro propósito en mente, esforzándome en ser ejemplo para los demás. Alguien hizo el comentario: “Si vas a tirar la toalla que sea porque ya te secaste la frente para seguir luchando”. Debemos meditar en ello, porque nuestra lucha es a ganar.
A lo largo del día, todos nos enfrentamos a retos y depende de nosotros que se conviertan en éxito o en fracasos. ¿Por qué? Porque de nosotros depende, tirar la toalla o no. Eso es una de las cosas que nos distingue de las personas de éxito, tirar la toalla o seguir con ella durante el camino.
Dificultades en la vida vamos a tener. Por mucho que queramos salvarnos, siempre las tendremos. Nos vamos a encontrar con muchos retos, más si queremos romper con la rutina de nuestra vida o alcanzar ciertas metas con las que soñamos. Y aunque unos se adentren en el camino inhóspito, y otros no den ni el primer paso, si no acaban llegando a la meta, todos tienen algo en común, “el miedo les ha paralizado”.
La ilusión, las ganas, la motivación, la confianza con la que habíamos empezado; el miedo con su aparición ha roto todo en miles de pedazos. ¿Y por qué pensamos que ya para siempre nuestros sueños nunca se harán realidad? ¿Por qué pensamos que ya nunca podremos conseguir nada? Porque pensamos que el fracaso ya se ha instalado en nuestra vida de forma permanente. Y que no hay manera que transformar la situación.
Tenemos un mecanismo de miedo que se activa cuando sentimos amenazado lo que queremos, lo que hemos soñado… Y como aún no lo tenemos, sino que tenemos que trabajar por lograrlo; como no lo vemos tangible en nuestras manos, es muy fácil sentir que lo perdemos, ¡si ni siquiera lo hemos obtenido, seguro no nos dolerá mucho perderlo!
Abandonar es una de las cosas que con más facilidad hacemos. Y lo hacemos porque pensamos que, al dejarlo así, como parque de diversiones a medio construir, ya no nos dolerá, no nos causará problemas y lo olvidaremos. Y sí, muchas veces así pasa. Pero cuando lo que abandonas es parte de tus deseos más profundos, deja un vacío difícil de llenar. Cuando tiras la toalla definitivamente, le pones una fecha de caducidad a tus sueños.
Aprende a diferenciar la necesidad de volver a tus raíces de la necesidad de tirar la toalla porque son dos sensaciones que piden de ti dos acciones muy diferentes. El cansancio es algo que todos sentimos; estar cansado, o incluso agotado es algo humano. Es algo que te tienes que dar permiso de sentir. Aprende a relajarte, a descansar, a darte tiempo de “no hacer nada” y a disfrutar ese tiempo.
Aprende a preguntarle a tu cuerpo y a tu alma si necesitan ir un poco para atrás, tener perspectiva, replantear metas, armar un plan nuevo; o simplemente, ver la big picture para echarte porras por lo bien que lo has hecho hasta ahora.
Tener valor, no es no sentir el miedo, sino conquistarlo. Es saber por qué lo sentimos, y fijarnos en la solución, no en el problema. Y por sobre todas las cosas, nunca olvides encomendar tu camino en las manos de Dios. “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:29-31).