El día inaugural de la sesión legislativa es uno de mis favoritos del año. Por raro que parezca, me gusta por lo que representa como un ritual, como parte del proceso democrático. En este día, los nuevos representantes recién elegidos y el resto de los legisladores se reúnen en el Capitolio, prestan juramento y comienzan su labor de hacer de Connecticut un lugar mejor para todos.
Cada año, como parte del simbolismo de este esfuerzo, el Gobernador acude a la Cámara de Representantes para pronunciar su discurso sobre el “estado del Estado”. En su intervención, tiene la oportunidad de presentar su programa y prioridades para los próximos meses, los valores que guiarán su agenda legislativa. Aunque la Asamblea General decidirá si adopta o no estas ideas, las palabras del gobernador tienen un peso significativo para marcar la agenda, especialmente en un año presupuestario.
En su discurso, el Gobernador Lamont destacó dos prioridades claras para su administración: oportunidad y asequibilidad, reducir el coste de la vida en el estado. Ambas son cuestiones sumamente importantes y urgentes, y el Gobernador merece reconocimiento por escogerlas.
En cuanto a la oportunidad, aunque Connecticut cuenta con algunas de las mejores escuelas del país y un mercado laboral cada vez más sólido, también tenemos somos de los estados con desigualdades raciales y económicas más profundas del país. Podemos cerrar esa brecha con mayor inversión en nuestro sistema educativo, apoyando programas de aprendizaje y capacitación laboral, fortaleciendo nuestro sistema de educación superior —desde los community colleges hasta UConn— haciendo que todo el mundo en nuestro estado tenga la oportunidad de prosperar.
El Gobernador señaló con razón que Connecticut es caro. Este problema antecede a la pandemia o los años de inflación recientes. Incluso antes, teníamos tarifas eléctricas altas, guarderías inasumibles y viviendas cada vez menos asequibles. Connecticut es un lugar maravilloso para vivir, así que la demanda es alta, y los precios suben.
Si realmente queremos que nuestro estado sea el mejor lugar para formar una familia, necesitamos soluciones políticas que aborden estos costos elevados, desde garantizar que las compañías eléctricas prioricen a sus clientes por encima de sus accionistas, hasta construir todo tipo de viviendas nuevas para satisfacer la demanda y hacer crecer nuestra economía.
El Gobernador Lamont presentó una agenda centrada en estas dos cuestiones, ambas cruciales. Propuso algunas iniciativas políticas sólidas en varias áreas y otras ideas interesantes para abordar estos problemas. Sin embargo, hubo algo que faltó en su discurso: detalles sobre cómo financiar sus propuestas.
No es que falte dinero. En los últimos años, el fuerte crecimiento económico ha generado ingresos récord para las arcas estatales. Connecticut ha registrado enormes superávits presupuestarios año tras año, hasta el punto de que nuestro fondo de reserva presupuestaria no puede recibir más dinero, y el exceso de ingresos se está utilizando para pagar deudas atrasadas. Esto, a su vez, reducirá gradualmente nuestros intereses, dándonos aún más margen fiscal a largo plazo.
El problema, sin embargo, es que mientras nuestros ingresos y reservas aumentan, un conjunto de reglas presupuestarias extremadamente restrictivas ha obligado al estado a recortar gastos en todos los ámbitos. Por ejemplo, aunque el Gobernador habla de acceso gratuito a los community colleges, su administración está legalmente obligada a recortar los presupuestos de estas instituciones. Muchos programas importantes, desde la atención médica hasta los servicios sociales, las becas educativas y la conservación ambiental, enfrentan recortes similares. Las llamadas “barreras presupuestarias” (fiscal guardrails) son tan restrictivas que no podemos financiar servicios básicos.
Hacer de Connecticut un lugar de oportunidad y asequibilidad para todos requiere dinero. Sin embargo, nuestras reglas presupuestarias hacen que no podemos financiar más plazas de guarderías, colegios o infraestructuras, a menos que los líderes estatales tomen las medidas necesarias para reformarlas.
En febrero, el Gobernador Lamont dará un segundo discurso en la Cámara para presentar su presupuesto. Allí tendrá la oportunidad de detallar sus planes para cumplir con sus dos principales prioridades. Si quiere estar a la altura de sus promesas y realmente hacer de Connecticut un lugar acogedor donde todos puedan prosperar, deberá ofrecer una reforma coherente y sensata de esas reglas presupuestarias para convertir su visión en realidad.