BRIDGEPORT. El Centro Social de la parroquia Santa María festejó a un grupo de varones que se juntaron por varios días en el Centro de Retiros de Danbury, para vivir la experiencia del “Cursillo de la Cristiandad”, un movimiento mundial que por su metodología intenta desde la iglesia dar vida a las verdades cristianas a partir de la individualidad, originalidad y creativad de cada participante.
El Cursillo de Cristiandad fue fundado por Eduardo Bonnin en 1944 en Mallorca-España, con el nombre de Cursillo de jefes de peregrinos dado a los que se preparaban para la peregrinación a Santiago de Compostela; y, desde esa fecha ha girado alrededor del mundo y este año le tocó a la Diócesis de Bridgeport celebrar el “Cursillo 106” a la que asistieron varones comprometidos con la iglesia en sus parroquias de base.
Ramón Zelaya, el maestro de ceremonias de la celebración, vivió el “Cursillo de la Cristiandad” en Long Insland-New York en el año 2015 y dijo que exponer lo que es el cursillo es imposible. “Es difícil explicar que es un cursillo porque solo hay que sentirlo”.
Otro testimonio fue el del Estebean Nieves, que recordó que cuando él tomó el “cursillo” sus compañeros tenían lágrimas de arrepentimiento y lágrimas de felicidad. “Fue un momento muy lindo. Aprenidmos mucho. Aprendí que no es lo mismo ir a la iglesia como ser parte de ella. Cada uno de nosotros tenemos un don, un regalo y ese regalo hay que ponerlo a trabajar. Dios nos da las herramientas necesarias para cumplir con el Señor”, dijo.
Ismael Xique, nativo de Puebla, que recibió un enorme ramo de flores y chocolates por parte de su esposa, expresó en su testimonio que viene con sus hermanos de la parroquia polaca San Casimiro, y que el mayor de sus impactos fue cuando había una persona que no sabía ni dibujar un corazón ni un círculo, pero cuando terminó el cursillo se convirtió en un arquitecto”, lo que corrobora, entonces, que con esfuerzo se logra desarrollar el potencial, para enseguida presentar al Padre Perri Rogerio, quien hizo el cursillo sin decir a sus compañeros que era sacerdote para que no lo trataran diferente. “El P. Perri fue una palanca en nuestro grupo”, repuso.
El Padre Perri Rogerio, nativo de Brasil, pertenece a la parroquia Nuestra Señora de Fátima de la Diócesis de Bridgeport desde hace 17 años, habló de cómo el mundo es visto desde una perspectiva extrema entre lo blanco y negro, pero como misionero y como alguien que ha tomado el Cursillo de la Cristiniadad es necesario ver “¡de colores!”. Y al momento que el sacerdote pronunció la frase: ¡de colores”, sus compañeros y el público corearon por varias veces el término. “La fe hay que vivir no desde las tinieblas sino desde la alegría que producen los colores”, indicó el sacerdote. Palabras que se repetieron de principio a fin del festejo
Edwin, otro de los participantes, indicó que estaba esperando el cursillo y se encontró en el camino con una valentía y con una fuerza especial al encontrarse con Dios y creyó en su interior que quizás así es como se sentían los apósteles cuando posó sobre ellos el Espíritu Santo en pentecostés.
Ramón Zelaya, puertorriqueño, afirmó que los participantes del cursillo se comprometieron a traer al menos de dos participantes a la iglesia y al decir el número par, inmediatamente invitó a la pareja de diáconos: Doña Elva y don Santos, quienes contaron que su “cursillo” era un encuentro directo con el Señor.
En su testimonio doña Elva reconoció que creía que no necesitaba el cursillo, que pensaba que tenía un trato apropiado y comprometido con la iglesia, sin embargo, al hacer el “Cursillo 69” en el año 1987 entendió a plenitud que su misión es llevar almas para que empiecen una vida plena. “El Señor nos pone experiencias duras dolorosas, pero también siempre nos acompaña. Cuando mi esposo Santos estuvo enfermó no nos dejó nunca solos porque hemos llevado una vida de piedad y de oración”, señaló.
El padre Rolando Torres, guía espiritual del grupo , indicó que el “Cursillo” es una experiencia dada como una semilla de Dios de la que de ahí deben salir muchos frutos y contó que él hizo su “cursillo 706” en Brooklyn-New York, en enero del 2019, por lo que pidió fuerza y oración para el P. Rogeiro y a las mujeres que hicieron el curso 105 les pidió que sigan animadas para fortalecerse; además informó que el Obispo Frank Caggiano, está enterado totalmente sobre el movimiento de cursillos que busca crecer dentro de la de la Diócesis de Bridgeport.
En tanto, Miriam Cordero, una de las lideresas de la iglesia de Saint Mary en Bridgeport, dio la bienvenida y las gracias al equipo de Long Island de New York que vinieron a trabajar los fines de semana para fortalecer el movimiento; y, enseguida, junto con el P. Rolando entregó a los participantes un papel de color amarillo llamada “Hoja de Compromiso” , en la que está escrita la frase: ¡Cristo cuenta contigo y yo con él!.