Las últimas semanas en política han sido intensas: un terrible debate presidencial, un intento de asesinato, un partido escogiendo a un convicto como su abanderado, la nominación de un misógino confeso como candidato a la vicepresidencia republicana, y el presidente del país anunciando que no va a postularse para la reelección. Mas que confundir, sin embargo, estos cambios han servido para dejar bien lo que está en juego estas elecciones.
La llegada de Kamala Harris como candidata a la presidencia ha revolucionado la campaña. Para empezar, ha hemos visto una oleada de entusiasmo; un cambio generacional, lleno de energía, listo y dispuesto a mirar hacia adelante. Segundo, Harris es alguien capaz de explicar con claridad los peligros y riesgos del boleto republicano. Tercero, y más importante, Harris es alguien dispuesta a defender a las familias trabajadoras, con un programa que defiende nuestras libertades con firmeza. Bajas pagadas por maternidad y enfermedad, guarderías para todos, ayudas directas a familias con hijos, derecho a la salud, energía limpia y una transición justa; Harris representa la promesa de un futuro mejor.
El contraste con el otro lado es marcado. El Partido Republicano está abrazando ideas cada vez más reaccionarias y antidemocráticas. Su candidato es un hombre que intentó anular los resultados de la última elección presidencial, lanzando a una masa enfurecida a linchar a su propio vicepresidente en un golpe de estado fallido. Es un estafador, un abusador sexual en serie y un convicto que dirigió una desastrosa respuesta a una pandemia global, un desastre económico y el mayor aumento en crímenes violentos y homicidios en más de un siglo. Su único logro fue una gigantesca bajada de impuestos para multimillonarios y corporaciones y hacer todo lo posible para que las grandes empresas contaminen y abusen libremente a sus trabajadores.
La renuncia del presidente Biden ha traído consigo una oleada de apoyos y entusiasmo a favor de Kamala Harris. La semana pasada, el Partido de las Familias Trabajadoras fue el primero en nombrarla nuestra candidata.
Este apoyo es fruto de un análisis tanto de la situación política como de nuestras prioridades a largo plazo. En el Partido de las Familias Trabajadoras queremos construir un país mejor, uno donde cada uno de nosotros tenga la oportunidad de prosperar. Un país que ponga a las familias trabajadoras en el centro, con vivienda asequible, atención médica como un derecho, buenos empleos, ciudades vibrantes y vecindarios seguros. Para poder construir este futuro, no obstante, sabemos que es necesario bloquear primero a las fuerzas del autoritarismo y la reacción este noviembre. Y esto significa derrotar a Trump, el trumpismo y todo lo que representa en las urnas, y asegurarnos de que el Partido Republicano también pierda en todos los frentes.
Kamala Harris es una candidata imperfecta, y no coincidiremos con ella en muchos temas, tanto durante como después de la campaña. Por supuesto, vamos a seguir abogando y defendiendo nuestras ideas a cada paso. Por ejemplo, el Partido de las Familias Trabajadoras seguirá pidiéndole sin descanso que apoye un alto el fuego en Gaza. Una vez en el cargo, sabemos que la administración de Harris estará más dispuesta a expandir el acceso a la atención médica, defender los derechos al aborto, apoyar bajas por maternidad y enfermedad pagadas y derechos laborales, y continuar la transición hacia una economía verde. Seguiremos luchando por cada una de estas medidas, ahora y de aquí cuatro años.
Sabemos, que, por el contrario, una victoria de Trump no solo cerraría completamente la puerta a cualquiera de estas prioridades, sino que podría incluso hacer que ni podamos votar sobre ellas en 2028.
El Partido Republicano ha dejado claro dónde están. Lo hicieron con sus acciones el 6 de enero, y lo han hecho por escrito con sus alarmantes planes del Proyecto 2025, y de viva voz, en discursos y declaraciones. Este noviembre vamos a tener que escoger entre la posibilidad de construir un mejor país y la política reaccionaria sin fin; entre poder luchar por las familias trabajadoras o perder nuestra democracia.
En los últimos días hemos visto una energía, un entusiasmo por Kamala Harris y poder luchar por una América mejor. Es hora de ponerse a trabajar y asegurar que este sueño de libertad y oportunidades para todos se haga realidad.