Autor: Jorge Carlos Castell Benavides
Ningún cuento zen, ningún relato de guerreros, empieza con una cuota de inscripción y una mensualidad. Y es que el conocimiento que en esas historias se transmite es invaluable. Se trata de profundos entendimientos de la vida y la existencia. Eso, precisamente eso, no tiene precio. A eso se refería Yamanaka sensei cuando alguno de nosotros universitarios le dijo hace más de diez años que pretendía vivir del kendo. “El Kendo no es para comer” señaló.
Un camino de vida no puede estar mediado por el dinero. “Si me pagas, te enseño”- es mezquindad propia de quienes no lograron comprender el significado de la practica de un arte marcial. El Kendo se transmite de igual forma que fue recibido: como un regalo, uno difícil de entender, sufrido, de sangre, sudor y lágrimas, pero un regalo, un obsequio. Si tu maestro cobra… no practica un arte marcial, practica un negocio que viste de arte marcial.
En ninguno de los dojos que visité en Japón me cobraron. En la Universidad de Ciencias de Tokyo del campus Nodashi participé con los estudiantes universitarios de limpiar el dojo al principio y al final de la práctica. En Koubukan, con el maestro Ozawa Hiroshi, la sempai me pidió lavase los trastes del convivio del último día de mi estancia. Lo mismo en Saitama y Hanyu. Nadie se acercó a pedirme un yen. Cierto que iba como invitado, pero también es cierto que la labor de quien desarrolla el Kendo es generar las bases sociales para practicar la disciplina sin fines de lucro.
Ni siquiera la primera generación de maestros mexicanos pasa la charola a sus estudiantes. No lo hace Juan Carlos Horita, tampoco Jesus Maya, ni Adalberto Chávez o Eduardo Castaño. Las raíces del kendo mexicano: Morita Tadahiro no cobra, ni Kamio Hiroshi o Alberto Bremountz cobraron. La primera persona que le vi el grotesco acto de pasar charola también es actor. Así, pues, ¿quiénes cobran? los que piden mensualidades no pertenecen a la primera generación. Son generaciones posteriores que no comprendieron el significado de compartir el camino, sino que usan el camino para lucrar. No por nada la Federación Mexicana de Kendo es una institución pública sin fines de lucro. Aunque en la actualidad quiénes la presiden estén reformando la naturaleza de la institución para sacar algunas de sus cuentas mensuales… teléfono, gastos del after keiko, pañales, ¿qué sé yo?
De la misma forma, el maestro Kyu Nam Kim dijo que admiraba a los practicantes de Kendo de México no por otra característica sino porque son practicantes con profesión. No se dedican económicamente al Kendo. Están separados de esa perversión del camino en la cual él creció y se desarrolló. El maestro está en contra de la profesionalización del Kendo y más aún de su lucro, pues genera kendokas huecos. Por eso: Investiga quién es tu maestro. Escribe su nombre completo en el siguiente link:
https://www.cedulaprofesional.sep.gob.mx/cedula/indexAvanzada.action
Entérate quién es quién y comprende el significado profundo de compartir el camino. El significado profundo del cuento Zen.