Con eventos patrióticos y religiosos se celebró este pasado 28 de julio un aniversario más de la independencia del Perú y por eso es muy apropiado hablar y reconocer a la Antología Musical Cusqueña que reconoce a autores, ritmos, poesías de la cuna de la cultura Inca, el Cuzco.
La vocación enciclopedista de intelectuales y musicólogos cusqueños, y el apoyo de la Municipalidad de esta ciudad del Perú, y del Instituto Nacional de Cultura entre otras instituciones; hicieron posible que en el año 1985 saliera a la luz un verdadero tratado de composiciones musicales de autores nacidos en lo que fuera el corazón del Imperio del Tawantinsuyo: el Cusco.
Esta antología musical que incluye las composiciones originales producidas en los siglos XIX y XX por autores de esta amplia región, reúne en un monumental libro de 698 páginas, el fecundo trabajo de los creadores de más de 230 partituras de temas que quedaron así inmortalizados.
La investigación que tomó varios años de recopilación, transcripción y edición, trajo más de una sorpresa ya que en las palabras del Sr. Abel Ramos Pérez, presidente del Instituto Americano de Arte, “nos sorprendió la cantidad insospechada de autores cuyas obras están ordenada en la presente antología de un modo estrictamente cronológico.
En su prologo, se afirma que si bien es cierto la antología no logra incluir los cantos pentáfonos del incanato, existe la convicción de que los aires sincopados del cancionero popular cusqueño puedan tener raíces incaicas. Es por otra parte posible afirmar que aún no se ha estudiado a cabalidad el impacto que tuvieron en la música cusqueña los elementos europeos que la influyen desde mediados del siglo XVI y en la que se incluye hasta el canto gregoriano.
Se afirma en el prólogo de la antología que es posible aseverar que los Incas habían desarrollado un sorprendente conocimiento musical y que ya conocían los modos mayor y menor, avance más que notable si se le compara con el desarrollo musical de otras civilizaciones.
Sus melodías interpretadas con instrumentos antiquísimos que perduran en las actuales quenas, zampoñas, ocarinas y los toyos, se han perdido con el paso de los siglos, pero cabe destacar que posiblemente en el sustrato de las melodías recopiladas, existan vestigios de lo que fue esta música utilizada para celebrar solemnes actos religiosos y grandes victorias militares.
En este tratado de música cusqueña se destacan los trabajos de investigación de Alviña que fue el descubridor de la escala pentafónica, y del musicólogo cusqueño Policarpo Caballero quien descubrió otros sistemas musicales incaicos en el cancionero del Norte argentino lo que demuestra que nuestros antepasados empleaban desde el material sonoro menor hasta los más sofisticados que alcanzaron verdaderas conformaciones cromáticas.
“Caballero, amplió de este modo el campo de la investigación musical peruana y descubrió la bifonía, trifonía, exafonía y heptafonia,” proveyendo elementos fundamentales para futuras indagaciones.
En el prologo de este tratado de valor inmenso en la comprensión de la verdadera música incaica, se hace una diferenciación con respecto a cierta música aparecida en el siglo XIX creada en gran parte con ánimo de evocación histórica y que acusaba cierta inspiración vernacular, es decir “cierto acento nostálgico que en mucho fue el resultado de influencias románticas o de sugerencias del medio ambiente, monótono y calmo, propicio a la tristeza y a la remembranza de tiempos pretéritos siempre imaginados felices.”
Aunque en la antología se incluyen varios autores de este tipo de música, existen en la actualidad minuciosas investigaciones llevadas a cabo por Alviña, Caballero, los D’Harcourt, y también Jorge A. Lira que han ido avanzando en la comprensión de este proceso creativo que se ampara e inspira en la grandeza de los vestigios arqueológicos del imperio incaico.
En este tratado también se incluyen temas de los así denominados “Cuatro Grandes” y de otros compositores contemporáneos “que sin ser grandes han alcanzado merecido prestigio.”
En la antología, se provee además el contexto histórico de las influencias europeas francesa, alemana e italiana debido a la llegada de especialistas europeos que se avecindaron en Lima en el siglo XIX, y la presencia de músicos peruanos con estudios en Europa tales como José María Valle Riestra, Federico Gerdes, Renzo Bracesco, Ernesto López Mindreau, Luis Pacheco de Céspedes, y Theodoro Valcárcel.
Nos llama la atención el encontrar la muisca de la hermosa canción “Valicha” del autor Julio Armando Guevara Ochoa que ha sido grabada por distintos grupos tanto peruanos como latinoamericanos.
De acuerdo con la tradición, Valicha era el nombre de una hermosa joven de origen incaico de la que se enamoró un joven maestro mestizo que no logra convencerla de que su amor era sincero. El tema es instrumental, pero cuenta con una letra en lengua autóctona.
Cabe destacar que las lenguas quechuas y aymará se destacan en varios de los títulos de composiciones tanto del siglo XIX como en el XX y enumeramos temas creados por el compositor Juan De Dios Aguirre Choquecunza. “Qosco Llacta,” “Apu Inti,” “Munanakuy,” “Malqoy,” “Saqsaywaman,” y “Machupijchu.”
Finalmente, y para conocimiento de futuras generaciones, la obra que ahora cumple sus bodas de plata incluye una biografía de cada compositor que ilumina más todavía el conocimiento de nuestra música cusqueña.
Armando Zarazú es un educador peruano que los días viernes a las seis de la tarde a través de la radioemisora WRTC, 89.3 F.M. nos ayuda a recordar las raíces de la cultura incaica.