Connecticut necesita un sistema de transporte rápido, eficiente y accesible para todos. Lo que tenemos, por desgracia, es una red de transporte en la muchos nos pasamos horas y horas atrapadas en atascos o esperando autobuses y trenes que nunca acaban de llegar. Aunque el gobernador Lamont reconoce cómo la congestión afecta la economía y ha invertido en infraestructura, los fondos no siempre se utilizan de manera eficiente, y el problema sigue sin resolverse.
Es importante entender que el automóvil, ya sea de gasolina o eléctrico, no es la mejor solución para mejorar el transporte. Aunque puede parecer conveniente, el costo de propiedad supera los $12,000 anuales, una carga pesada para muchas familias de bajos ingresos. Además, el lugar donde se vive influye directamente en la necesidad de un carro, lo que significa que los costos de transporte y vivienda están estrechamente relacionados.
Afortunadamente, Connecticut cuenta con un sistema de transporte público bastante extenso, aunque no siempre bien aprovechado. Los trenes suelen acaparar la atención, siendo como son más grandes y resultones. Creo que vale la pena, sin embargo, hablar de los autobuses, los grandes olvidados, porque bien gestionados son capaces de ofrecer una alternativa eficiente y económica.
Un ejemplo claro es CTfastrak, la línea de autobuses que conecta Hartford y New Britain. Con 15,000 pasajeros diarios, durante las horas punta puede mover hasta 4,000 personas por hora, el equivalente a dos carriles adicionales en la autopista I-84, pero con un consumo de energía mucho menor – y por mucho menos dinero.
Si bien CTfastrak es la mejor línea del estado, otros autobuses también transportan a miles de personas diariamente. Algunas rutas en New Haven y Hartford movilizan más de 5,000 pasajeros al día, evitando que muchos autos saturen las carreteras. Por desgracia, son una excepción: la mayoría de líneas de CT Transit son lentas, poco fiables y con horarios e intervalos de paso horribles, lo que desincentiva su uso.
Un buen sistema de autobuses debería ofrecer un servicio frecuente, permitiendo que los pasajeros lleguen a una parada sin tener que memorizar un horario. Nadie debería tener que esperar más de diez minutos a que llegue otro autobús. Esto ocurre en CTfastrak y en algunas líneas puntuales en New Haven, pero no en la mayoría de las rutas de CT Transit, donde los autobuses pueden pasar cada hora o incluso con menos frecuencia, con rutas confusas y mal planificadas, a veces tomando desvíos ilógicos que hacen que los mapas sean difíciles de entender.
Durante años, ConnDOT ha realizado estudios sobre cómo mejorar el servicio de autobuses y sus conclusiones han sido consistentes: reducir el número de rutas mientras se aumenta la frecuencia de servicio, simplificar las líneas para que sean más fáciles de entender, mejorar la fiabilidad y la infraestructura, y disminuir la cantidad de paradas para agilizar los recorridos. También se ha planteado la posibilidad de crear carriles exclusivos para autobuses en áreas con alta demanda, lo que haría el servicio mucho más eficiente. Los estudios también indican que la frecuencia de paso es más importante que le precio del billete. Tener que esperar 20 o 30 minutos adicionales por un autobús se percibe como un gasto mayor que pagar una tarifa más alta.
Estas reformas no cuestan demasiado dinero. En New Haven, por ejemplo, con una inversión relativamente modesta de $15 millones, se podrían reducir los tiempos de viaje en un 30 o 40 %, duplicar la cantidad de pasajeros y mejorar la frecuencia en las dos rutas principales. Con un coste casi cero, se podrían consolidar paradas y reorganizar las líneas para ofrecer un servicio más eficiente.
Sin embargo, a pesar de estos estudios, Connecticut sigue sin implementar los cambios necesarios. CT Transit continúa ofreciendo un servicio deficiente mientras la congestión y los atascos siguen en aumento. Para solucionar este problema, ConnDOT necesita contar con más personal para rediseñar rutas y horarios de manera efectiva. También es fundamental que los líderes estatales le presten más atención al sistema de autobuses y reconozcan su importancia dentro de la movilidad urbana.
Los autobuses pueden no ser tan llamativos como los trenes, sin duda. Pero con un poco de atención y poco dinero, podemos hacer que funcionen mucho mejor.