Economista de formación por La Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios de posgrado en Urbanismo y Planeación Urbana y Regional por la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Jorge Castell, en entrevista para nuestro medio; comenta las claves que en su experiencia son aconsejables para mantener, transmitir, hacer sustentable y sostenible la enseñanza y práctica del Kendo; disciplina milenaria japonesa, que tiene una historia y reglas de etiqueta que trascienden lo deportivo; inscribiéndose en un estilo de vida formativo, distintivo de la cultura nipona; atractiva para nuestra cultura contemporánea.
Explica: “En nuestra agrupación, el Club de Kendo de Cancún SHOSHIN, hemos configurado nuestra vida cotidiana para no depender de un ingreso de la práctica del Kendo. En mi formación como kendoka, ni la UNAM me cobró por el aprendizaje, ni mi maestro por su instrucción, ni mis maestros japoneses por recibirme en su país y orientarme en los secretos de la disciplina. De modo que mi formación como practicante de Kendo, gozó de lo mejor de la sociedad mexicana y de los principios más profundos de la sociedad japonesa”.
En Cancún, la práctica es completamente altruista y sin fines de lucro. A los nuevos practicantes se les presta el equipo, y si es necesario se les intercambia por algún servicio que ellos puedan brindar a la agrupación. De tal modo que con cooperación y buena voluntad sorteamos los retos económicos que la práctica de la disciplina puede representar para la gran mayoría de la población que no tiene 500 dólares sobrantes en su bolsillo para iniciarse en la práctica. De esa forma, no condicionamos la práctica del Kendo al ingreso.
De “mi maestro, Jesús Maya Martínez recibí esta formación como kendoca. Desde que me puso al frente de los grupos en los que participamos, tratando de formarme como un instructor de Kendo digno y experimentado.
Instruido también por maestros japoneses; la currícula deportiva de Jorge Castell, destaca, Campeón Panamericano por Equipos en el 2015; Campeón de Seleccionados Nacionales del maestro Yamanaka en 2012; Campeón Nacional por equipos en el 2011; a nivel regional, Campeón del Torneo Peninsular 2017. A nivel de dirección técnica, asistente Técnico de la Selección Mexicana de Kendo que conquistó el histórico 6° lugar en el Mundial de Japón 2015. También, en 2016, 2017, 2018 y 2019, entrené a los equipos representativos de Quintana Roo para el Peninsular de Kendo.
Con este bagaje, el Mtro, Castell, precisa que es inadmisible en “un camino de vida no puede estar mediado por el dinero. “Si me pagas, te enseño”- es mezquindad propia de quienes no lograron comprender el significado de la práctica de un arte marcial. En la agrupación, “Club de Kendo de Cancún SHOSHIN” a pesar de tener 12 años de práctica, no reciben subsidio gubernamental, puesto que la disciplina difícilmente se ajusta a los programas de desarrollo deportivo gubernamental del deporte para todos, que encuentra mayor cabida en espacios deportivos abiertos a la práctica masiva.
De manera subsidiaria, las Universidades Mexicanas, ha sido el caldo de cultivo y espacio donde ha germinado la práctica de Kendo; tal es caso de la Máxima Casa de Estudios de la UNAM, Instituto Politécnico Nacional (IPN), Benemérita Universidad Autónoma del Estado de Puebla, y recientemente la Ibero campus Torreón Coahuila, con el Maestro Ignacio Canalizo.
El coste de un equipo de kendo básico para principiante, con la ropa, la armadura y espada, ronda los 8 mil pesos, además de considerar la constante reposición de la espada. La Katana de Iaido, un sable de práctica para principiante, debe oscilar también los 8 mil pesos.
En cualquiera de ambos casos se requiere una inversión inicial de poco menos de 500 dólares. A eso hay que sumarle la colegiatura de “la escuela de artes marciales”; ese monto que suma la renta del local, la luz, el agua, el predial, la reposición de equipo, y el sustento del instructor, etcétera. El problema con el cobro es que es a través de la mediación monetaria que el practicante puede desarrollar su humanidad en los principios del bushido. “Si no cubro la cuota no hay práctica” -y del lado del instructor “si no me pagas no te enseño”. En ambos sentidos se destruye el espíritu humano del arte marcial.
Desde la perspectiva de economista y planeador urbano y regional, y como el kendoka más laureado de Quintana Roo, estima que para el desarrollo deportivo del Kendo y su sustentabilidad; la clave no está en el gobierno; quien está llevando a cabalidad su papel en el desarrollo deportivo del país, sino en la relación entre la ciudadanía practicante de la disciplina y el Estado, a través de las asociaciones estatales y las federaciones deportivas.
Son en estos organismos donde aún hay mucho por trabajar en materia de inclusión y que se materialice el principio del Plan Nacional de Desarrollo “No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera”.
En este sentido, aunque Cancún, de acuerdo con el índice Básico de las Ciudades Prosperas 2018 publicado por ONU HABITAT, tiene el índice de prosperidad de ciudades más alto del país, no quiere decir que no haya deficiencias, tiene muchos desafíos; la “prosperidad” tampoco es homogénea. Hay polígonos de la ciudad que son lastimosos y que las autoridades deben atender de manera prioritaria dentro de su agenda. La práctica de Kendo bien puede ser respuesta a la estrategia transversal gubernamental, para desincentivar la violencia, cuyos principios formativos carecen los deportes masivos.
Por su parte, la Federación Mexicana de Kendo nos propone la afiliación directa condicionada a una cuota anual de 5 mil pesos por practicante. Ello significa que a nuestra agrupación altruista y sin fines de lucro se le invita a pagar 50 mil pesos para pertenecer al deporte organizado, cuando la afiliación a un asociado es de tan solo 300 pesos.
Nuestra filosofía es que: “No hacemos kendo para llenar nuestros bolsillos, sino para llenar nuestros corazones. Son los organismos de la sociedad civil quienes tienen que ponerse a la altura de nuestro gobierno.