“Los abrazos son ese contacto físico que, además de una demostración de afecto, también nos hacen saber que estamos acompañados. Ya sea para una celebración o para un momento difícil, el sentir a la otra persona nos da una sensación de tranquilidad”, afirma Cinthia González, psicóloga clínica.
Por ello, el poder de los abrazos gira en torno al gesto capaz de aliviar el malestar físico y emocional. Lo más importante es que estos efectos son tanto para el que lo da como el que lo recibe.
Todos sabemos qué es un abrazo o en qué consiste el acto de abrazar. La Real Academia Española lo define como “ceñir con los brazos” y “estrechar entre los brazos en señal de cariño”; pero esta acción tiene diferentes significados, todo depende de la persona.
Si se va a los recuerdos, es casi seguro que encontraremos una -o más- ocasiones en las que un abrazo fue suficiente consuelo, acto de cariño, respuesta a algo que se necesitaba o como un regalo valioso de un ser querido.
“Los abrazos son momentos de tranquilidad, capaces de emocionar hasta al corazón más duro porque tienen el poder de traspasar corazas… Abrazar es una formar de dar amor a los que nos rodean, es acariciar el alma de quienes tenemos cerca”, dice Gustavo Morales, psicólogo.
Cada abrazo alberga diferentes intenciones, pero lleva con él un lenguaje simbólico entre la persona que lo da y el que la recibe. Es, quizá, un mensaje de afecto que todos perciben pero que solo estas dos personas entienden. Los abrazos, según los profesionales, se deben dar, recibir y si es necesario, pedirlos.
¿Cuándo fue la última vez que diste un abrazo? Esta pregunta puede parecer extraña, pero, la realidad es que los abrazos son tan buenos para la salud como una buena alimentación, hacer ejercicio y otros hábitos saludables. Después de todo, no existe una mejor manera de expresar cariño y afecto que a través de un abrazo, y es que los abrazos no solo nos hacen sentir bien, sino que su efecto va más allá de un sentimiento cálido.
Existen múltiples beneficios de los abrazos, que no se podrían mencionar todos porque se tendría que analizar cada situación específica, la historia de ambas personas, el contexto, el motivo, entre otros factores, por lo que a continuación se mencionan son los efectos más comunes de esta acción: disminución del estrés, sensación de seguridad y protección, ayuda a nuestra autoestima, transmisión de energía y fortaleza, mejora de las relaciones interpersonales y sensación de tranquilidad.
Abrazar es acariciar el alma de la otra persona y proporcionarle un refugio entre nuestros brazos. Un gesto pequeño pero repleto de sentimientos que cura y recompone a nivel emocional. Abrazar es hablar el lenguaje del corazón.
Al sentir el cariño o comprensión de la otra persona por medio de un abrazo se promueve el vínculo que contribuye al bienestar y aceptación. Cuando alguien está preocupado o triste un abrazo puede ser la solución para tranquilizarlo y hacerle saber que las cosas estarán bien.
El poder de los abrazos va más allá del momento en el que se siente la calidez del otro, sino que estimulan los sentidos, brinda cariño, acompañan, protegen, alivian, inspiran y suman esperanza a la vida de quien lo recibe. Muchas veces, esa acción invita a la persona a seguir adelante y vencer sus miedos, por muy oscuros que sean.
Los abrazos nos ayudan a sentirnos en calma, disminuyendo los niveles de estrés y ansiedad, incluso ayudan a combatir el cortisol, que es una hormona que se libera en situaciones de estrés y esto permite contrarrestar las consecuencias fisiológicas de estar estresado.
El efecto relajante que produce un abrazo te ayuda a dormir mejor. Los abrazos también ayudan a regular el sueño, ya que reducen los niveles de la hormona de cortisol y aumentan la melatonina.
Uno puede encontrar abrazos en los lugares más inesperados. El “toque de midas”, como se titula un estudio, revela que los meseros que rozan el antebrazo o el hombro con amabilidad de sus clientes recibían más propinas que los que no lo hacen. Detallan que el efecto sorpresa podría ser igual al de un abrazo.
“Quienes tienen mascotas pueden recibir y dar abrazos a cualquier hora del día. El acurruco de nuestro perro o del gato sobre nosotros nos llega de calor el alma. El efecto es el mismo: sentirse acompañado, querido y aceptado por alguien más”, opina González.
Si el abrazo de alguien más o el de su mascota considera que no es suficiente, puede optar por el autoabrazo. La psicóloga Ciara Molina, autora del libro Emociones expresadas, emociones superadas, recomienda tomar 15 minutos al día y darse un abrazo. Acariciarse uno mismo y tratar de despejar la mente de cualquier pensamiento que distraiga su concentración de lo que está sintiendo, ese contacto propio.
Cualquier abrazo siempre es un momento mágico y gratificante. Esta acción puede ser la puerta para abrir y conocer nuestros sentimientos y emociones, puede ser la llave para fortalecer los lazos afectivos con alguien más. La invitación es para que abracemos y nos dejemos abrazar más.
Ahora que ya conoces la importancia de dar abrazos todos los días, probablemente te estés preguntando: ¿Cuántos abrazos dar diariamente? La respuesta es muy sencilla: Necesitamos 4 abrazos al día para sobrevivir, 8 abrazos para mantener un buen estado emocional y 12 abrazos para un desarrollo óptimo de bienestar. Por ahora, recibe un primero y fuerte abrazo de mi parte.