NUEVA YORK (AP) — Las suites corporativas del Estadio Arthur Ashe donde se juega el US Open de tenis son el sitio al que va la gente a ver y a hacerse ver. Pero este año tienen un aspecto inusual: No están las celebridades y los patrocinadores de rigor, marginados junto con los espectadores por la pandemia del coronavirus. Fueron reemplazados por las estrellas del deporte.
Los 64 jugadores cabeza de serie en las ramas femenina y masculina, y campeones del pasado como Venus Williams, Kim Clijsters y Andy Murray, son los actuales ocupantes de las suites.
Esas salas tienen espacios al aire libre por donde deambulan los jugadores, incluida la hermana de Williams, Serena, que se vino con su perro y se instaló en lo que se puede describir como balcones hacia el patio interior de un moderno complejo de departamentos.
“Es lindo poder ver un partido sin que nadie te moleste”, dijo la campeona del 2017 Sloane Stephens, quien es ahora la 26ta cabeza de serie. “Me encanta esto de ser una jugadora y al mismo tiempo poder disfrutar del torneo como una espectadora”.
Ahí estaba Stephens el miércoles, comiendo semillas de soya de un plato de papel durante la victoria de Novak Djokovic por la segunda ronda.
Se apareció asimismo Dominic Thiem con el pecho descubierto para observar al jugador que le ganó la final de este año en el Abierto de Australia.
“¿Te están viendo, verdad? Están allí”, comentó Djokovic, aludiendo a otros tenistas. “Es una carga adicional saber que están allí”.
El martes, el primer partido de Murray, campeón del 2012, en un torneo grande en casi 20 meses generó mucho interés al irse a cinco sets y durar cuatro horas y media.
La exnúmero uno del mundo Naomi Osaka se presentó con un tapabocas, lo mismo que el rival de Murray en la segunda ronda, el canadiense Felix Auger-Aliassima, 15ta cabeza de serie.
La hispano-venezolana Garbiñe Muguruza, ganadora de dos torneos grandes, fue vista almorzando. También fue a comer Andrey Rublev, 10ma cabeza de serie.
“Quería ver al menos un par de games. Sabía que iba a haber peloteos de alto nivel”, dijo Rublev.
Murray percibió el movimiento que había en las suites, que contrastaba con el silencio de un estadio con capacidad para más de 23.000 espectadores que estaba prácticamente vacío.
“El que hubiese algunas personas en un estadio muy vacío –el estadio de tenis más grande en el que jugamos– me ayudó, sin duda”, dijo Murray, quien a su vez siguió desde las suites el partido que su compatriota británico Kyle Edmund perdió con Djokovic.