Piense en un día típico: usted se levanta por la mañana y se sirve un vaso de jugo de naranja que proviene de México; también se sirve una taza de café proveniente de Perú. En tanto que desayuna mira en su televisor chino un programa de noticias que se transmite desde Nueva York. Posteriormente se viste con un traje confeccionado en Taiwán y con algodón cultivado en Georgia. De camino al trabajo, maneja un automóvil con partes fabricadas en distintos países; finalmente abre un libro escrito por un autor que vive en España y que fue publicado por una editorial con sede en Ohio e impreso en papel derivado de árboles cultivados en Oregón.
Todos los días dependemos de muchas personas que ni siquiera conocemos, personas que nos proveen diferentes bienes y servicios que disfrutamos. Esta interdependencia es posible gracias al intercambio que se suscita a través del comercio internacional. Los países o regiones se integran para comercializar, ya sea bajo acuerdos preferenciales, áreas de libre comercio, uniones aduaneras, mercado común, unión económica y la unión monetaria que es el nivel más desarrollado de integración que existe. En líneas generales existen dos formas de integración: integración negativa e integración positiva.
En estas integraciones muchas de las veces se minimizan o se eliminan las barreras comerciales entre países o bloques económicos, con la finalidad de beneficiarse mutuamente. Estados Unidos como primera economía del mundo, tiene muchos socios comerciales y que el actual presidente Donald Trump; de manera “atrevida” quiere llevar adelante sí o sí la aplicación de aranceles a México, Canadá, China, la Unión Europea, América Latina, entre otros. A pocos días de asumir la presidencia, desde el despacho oval determinó imponer aranceles a México y Canadá del 25% y a China del 10% a partir del 01 de febrero. Que por su puesto no ha entrado en vigencia como los dispuso, “gracias” a la intervención inmediata, oportuna y asertiva de la presidenta del país azteca Claudia Sheinbaum y del primer ministro canadiense Justin Trudeau. Pero eso no es todo, sino que el día lunes 10 del presente anunció aranceles del 25% a todo el aluminio y acero que ingresen a Estados Unidos.
El accionar de la máxima autoridad del país del “Tío Sam” sobre este aspecto, es objetable. En un principio se trata de una decisión unilateral, dejando de lado los acuerdos y alianzas comerciales que Estados Unidos tiene con sus socios comerciales; por citar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que integra a México, USA y Canadá. El efecto negativo en los consumidores del país, porque esto desencadenará muy posiblemente un proceso inflacionario, que conllevará a quitar poder adquisitivo a los estadounidenses debido a que el precio se verá incrementado producto de la aplicación de aranceles; de modo que para satisfacer su canasta básica han de gastar más dinero.
El arancel lo paga el importador en la frontera (ejemplo, Walmart); no lo paga ni el país de origen, ni la compañía exportadora. Ante esa realidad el importador al menos tiene algunas opciones como:
• Negociar con la empresa exportadora para que rebaje el precio del producto, reduciendo el exportador su margen de beneficio. El gran perjudicado sería la empresa exportadora, porque sus utilidades se verán menguadas, a menos que desplace la venta de dichos productos a otros mercados.
• Asumir el arancel como un mayor costo y no traspasar el incremento de costos por el arancel al precio de venta final. Como consecuencia, el beneficio de la empresa importadora se verá mermado. En una situación así, el arancel no tendría efecto sobre la inflación
• Trasladar el incremento de costes por el importe del arancel al precio de venta final. En este caso, sí se generaría un efecto inflacionista, al producirse un aumento de los precios de venta al consumidor final.
• Una combinación de las tres anteriores. El coste del arancel sería asumido en parte por la empresa exportadora, reduciendo su margen de beneficio; en parte por la empresa importadora reduciendo también su margen y; en parte, por el consumidor final. Sólo así el efecto inflacionista sería limitado.
Pero la gran pregunta es ¿quién está dispuesto a perder? Por lo que generalmente se termina afectando al consumidor. Aunque en algunas ocasiones; como en el 2018 las empresas chinas asumieron parte de la imposición de los aranceles, reduciendo sus utilidades.
¿Qué busca la gestión del presidente Trump con la imposición de aranceles? el nuevo secretario del Tesoro, Besset lo ha explicado: combatir prácticas de comercio injustas, generar ingresos fiscales y presionar a terceros países respecto a las demandas de Trump; es decir, utilizarlos como arma de negociación.
La imposición de aranceles por parte de Trump desafía acuerdos comerciales existentes, generando incertidumbre económica. Aunque busca proteger la economía estadounidense, puede aumentar costos para consumidores e importadores, afectando el comercio global y la inflación.