Las familias trabajadoras necesitan una voz que las represente en política. Esta es una de esas ideas que de tanto repetirla en campañas electorales suena vacía, pero es totalmente cierta. Nuestro sistema político a menudo no es capaz de responder a muchos de nuestros problemas cotidianos, al fin y al cabo. El Congreso rara vez dedica tiempo a hablar sobre salarios, derechos laborales o el precio de la vivienda. La crisis climática cada vez más urgente ha sido relegada a un segundo plano; subir impuestos a los ricos está prácticamente fuera de discusión.
Los votantes, como era de esperar, han respondido con una visión cada vez más pesimista de nuestro panorama político actual. En una encuesta reciente de Pew, casi tres de cada diez estadounidenses (28%) decían que no les gustan ninguno de los dos grandes partidos, el porcentaje más alto en tres décadas. No es de extrañar que dos tercios de los votantes digan sentirse “agotados” cuando piensan sobre política.
Francamente, nosotros también estamos agotados. Pero sabemos que hay una alternativa mejor.
La semana pasada, el Working Families Party (Partido de las Familias Trabajadoras, o WFP) tuvo su primera convención nacional en Filadelfia. Fue un evento increíble, con cientos de activistas, voluntarios, y líderes progresistas de todo el país. En la convención hablaron muchos cargos electos apoyado por WFP como Brandon Johnson, el nuevo alcalde de Chicago, los representantes Greg Casar de Texas o Summer Lee de Pensilvania. También tuvimos a políticos en cargos municipales de WFP, como Josh Michtom, miembro del Concejo Municipal en Hartford. Hablamos sobre política y políticas, sobre qué debemos hacer para garantizar que todo el mundo en este país tenga la oportunidad de prosperar.
El objetivo de WFP, nuestro objetivo, es ser el partido de las familias trabajadoras, una voz potente capaz de impulsar un cambio real y positivo a nuestro sistema político. Lo que me pareció realmente inspirador en nuestra convención nacional, sin embargo, no fueron los discursos y la retórica grandilocuente. Fue algo mucho más simple y mucho más importante: una estrategia para lograr estos cambios. Más en concreto, una estrategia realista que busca combinar la voz de nuestra comunidad con una visión realista y pragmático sobre cómo funciona la política en nuestro país. En WFP tenemos poco interés en votos de protesta sin sentido y derrotas gloriosas. Queremos cambiar las cosas para mejor, y vamos a hacerlo construyendo un partido nacional por y para la clase trabajadora multirracial.
Lograr esto no va a ser fácil, pero en la convención sentamos las bases para conseguirlo. WFP tiene como punto de partida ganar elecciones con candidatos progresistas, ya sea postulando nuestros propios candidatos (como hacemos en Hartford) o respaldando y haciendo campaña para apoyar a líderes progresistas en las primarias (principalmente) demócratas. Prestamos atención tanto a las elecciones estatales como locales, porque sabemos que muchas de las decisiones que afectan más directamente a las familias trabajadoras no se toman en Washington, sino en la capital del estado y en nuestros ayuntamientos. Trabajamos activamente para reclutar candidatos que reflejen a nuestras comunidades, no las mismas élites y amigotes de siempre. Sobre todo, construimos la clase de campañas populares y multirraciales que necesitamos para ganar y conseguir que las familias trabajadoras de todo el tengan a alguien que hable por ellas.
La parte más interesante de este enfoque realista de la política es que sabemos que funciona, porque esto es lo que llevamos haciendo en Connecticut desde hace años. Si alguna vez os habéis preguntado por qué Connecticut fue el primer estado en aprobar una ley de bajas pagadas por enfermedad, el motivo fue la WFP (¡en coalición con muchos otros socios!). Nuestros esfuerzos por escoger legisladores progresistas están detrás del salario mínimo de $15/hora o las bajas por maternidad en nuestro estado. Nuestra estrategia funciona.
Este fin de semana, volvimos de Filadelfia cargados de optimismo. Los desafíos a los que nos enfrentamos los próximos años son considerables. Sin embargo, hay una forma de mejorar las cosas, y tenemos las herramientas y la voluntad para hacerlo. No será fácil, pero juntos podemos construir un mundo mejor.