TEGUCIGALPA (AP) — “La tercera es la vencida”, reza el dicho popular que cae como anillo al dedo a la ex primera dama de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya, de 62 años, quien busca por tercera vez la presidencia de su país.
Candidata del izquierdista Partido Libertad y Refundación (Libre), tiene como coordinador a su esposo, el expresidente Manuel Zelaya Rosales (2006-2009), quien fue derrocado en un golpe de Estado en 2009.
“El próximo 28 de noviembre votemos bien… y no nos vamos a equivocar porque seremos libres, pensemos en el futuro de Honduras”, gritó recientemente Castro de Zelaya en una de sus concentraciones políticas en el departamento de Yoro, en el norte de Honduras.
Libre es la segunda fuerza política más importante del país centroamericano y si Castro de Zelaya llegara a la presidencia, se convertiría en la primera mujer en ostentar la primera magistratura de esa nación.
Es oriunda de Tegucigalpa, la capital de Honduras, pero tras su matrimonio se trasladó al departamento de Olancho, donde vivió gran parte de su vida junto al expresidente, con quien procreó cuatro hijos. Como primera dama no tuvo mayor trascendencia más que manejar programas encaminados a favorecer a los más desposeídos y grupos vulnerables como mujeres y niños.
Su mayor relevancia comenzó tras el golpe de Estado de 2009, cuando lideró sendas protestas encabezadas por el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) para exigir el retorno al país y la restitución en el poder del expresidente Zelaya, exiliado en Costa Rica y luego en Nicaragua. Su popularidad comenzó a tomar fuerza entre los seguidores del expresidente cuando, una vez organizado el Partido Libre, se convirtió en la primera opción como candidata presidencial y no su esposo debido a la prohibición de la reelección en Honduras
Castro de Zelaya es una de las principales detractoras del gobierno actual, encabezado por Juan Orlando Hernández, quien llegó al poder en 2014 e inició un segundo mandato en 2018. La candidata lo acusa de la crisis económica y social que atraviesa el país como resultados de los actos de corrupción y narcotráfico a los que están vinculados sus funcionarios.
“A Honduras lo califican como un narco Estado por esta mafia que nos gobierna y por la que también nos señalan como el país más corrupto de América Latina. Pueblo hondureño, este es el momento de decir basta ya a la miseria, a la pobreza y la exclusión que hoy vive nuestro país”, agregó Castro de Zelaya durante el mitin.
En 2013 se postuló a la presidencia con el mismo partido, pero perdió contra Hernández, candidato del oficialista Partido Nacional, que para entonces estaba en el poder a través del presidente Porfirio Lobo Sosa (2010-2014). Para 2017 también lanzó su candidatura, pero decidió deponer sus aspiraciones y unirse a la Alianza de Oposición contra la Dictadura, que llevó como candidato a la presidencia al presentador de televisión Salvador Nasralla.