Por Lucy Gellman /
Arts Council Greater New Haven
Justo al lado de Sylvan Avenue, El Centro, Casa Otoñal, Inc., estaba lleno de gente por la celebración anual del Día de Los Reyes Magos, que conmemora la visita de los Reyes Magos al Niño Jesús en Belén y que se celebra 12 días después de Navidad. En la Biblia, los magos traen a Jesús oro, incienso y mirra; en New Haven, libros de mesa, juegos de barajas o de Lego y juguetes.
El evento, que es parte de la tradición festiva del Centro, celebra la riqueza y diversidad de la comunidad del Hill, incluidas los cientos de familias puertorriqueñas y afrocaribeñas, que han hecho del barrio su hogar. Después del Día de Los Reyes, algunas familias puertorriqueñas siguen celebrándolo durante ocho días, con las llamadas Octavitas.
En uno de los lados de la sala, Scarlette Santiago, de seis años, se acercó a una muñeca de ojos brillantes que estaba debajo de una mesa, esperando su hogar definitivo. Su hermana Amelia, de cuatro años, se fijaba en un juego de pasta de modelar, con un avión que sonreía alegremente en la parte delantera. En toda la sala, se escuchaba a Marc Anthony y su canción, “Vivir Mi Vida” y José Omar comenzó a bailar. Los Tres Reyes Magos se arreglaron sus largas túnicas de seda mientras seguían el ritmo.
Como en años anteriores, recibió el apoyo de Puerto Ricans United, Inc. (PRU), New Haven Hispanic Firefighters Association y el Ricardo Torres Jr. Memorial Scholarship Fund. New Haven Reads, Possible Futures y Michelina’s on State también colaboraron con libros y regalos bilingües.
“Es un día especial para nosotros” dijo el presidente de PRU Joe Rodríguez, quien de niño ponía hierba debajo de su cama, para alimentar los camellos de los Reyes Magos. “Es una tradición nuestra que ya he pasado a mi hija. Sabemos que mucha gente sigue sufriendo económicamente, y esta es una oportunidad para compartir este momento con ellos. Es realmente una obra de amor”.
El sábado, esa sensación de emoción se sentía en Sylvan Avenue, la música de salsa inundaba el ambiente invernal y las familias hacían cola para poder conocer a Gaspar, Melchor y Baltasar, que estaban dentro con sus coronas y túnicas. Fuera de El Centro, un gallo cantaba rodeado de mascotas, mientras se abría paso entre conejos de pelo largo y un trío de corderos.
Yareidys Camacho, alumna de cuarto grado de Fair Haven School, entró cuidadosamente por una verja, sonrió y con suavidad tendió la mano a una cabra marrón y blanca, mientras su madre la miraba desde la acera. Ella lleva años aprendiendo sobre el Día de Los Reyes con su madre, que llegó a Connecticut desde Puerto Rico cuando era joven. Este año, pidió maquillaje a los Reyes. Tras la puerta principal del centro, Fernando Ramírez, Eddie Cajigas y Frank Villa, de New Haven ya se habían disfrazado de reyes magos y esperaban para saludar.
Los tres están relacionados con el evento: Cajigas es miembro de la junta directiva de PRU; Ramírez es el presidente de la Asociación Hispana de Bomberos de New Haven y Villa es residente en Casa Otoñal, donde se ha disfrazado para el evento varios años seguidos.
Dentro, Santiago y sus hijas se dirigieron desde los reyes a una larga mesa llena de juguetes para su edad, desde muñecas Barbie a bloques magnéticos aptos para un futuro ingeniero. Santiago, quien nació en Lares, Puerto Rico y se mudó a California a los seis años, considera el evento como una oportunidad para enseñar a sus hijas sobre el Día de Reyes. Aunque vienen a Casa Otoñal desde hace tiempo, esta es la primera vez que hablan de la tradición.
“Es útil para conectarme con mi cultura” dijo Santiago mientras las niñas Scarlette y Arielle, miraban una loma de juguetes cerca. Alrededor de las niñas, voluntarios iban de un lado para otro, deseosos de ayudar a cada pequeña asistente a encontrar el juguete adecuado. Al ver al grupo, Jaliyah Griswold, alumna de la Wintergreen Magnet School, se puso una corona brillante y caminó hacia ellos.
Durante meses, ella ha sido voluntaria junto a otros jóvenes boricuas como ganadora del concurso Miss Puerto Rico of Greater New Haven, en el que recientemente fue ascendida a princesa. Enero es especial para ella: el año pasado interpretó un monólogo en el que se burlaba de otros norteamericanos por tener unas Navidades tan cortas. “Me encantan estas fiestas. Ya sé que el estado tiene la mayor población de puertorriqueños (en porcentaje), pero eso no se nota mucho. En mi escuela no se celebra el Dia de los Reyes, tampoco el Dia de la Hispanidad. Deseo que más gente se sienta orgullosa de su herencia”.
Vivian Griswold, cuya familia viene de Patillas, Puerto Rico, dice que “esta fiesta me lleva a mi niñez”. “Es una manera de enseñar nuestra cultura a nuestros niños”, dice su madre.
Mientras se conversaba en la sala en una mezcla de inglés y español, la cultura se sentía viva. José Omar tomó a otra residente de la mano y empezó a bailar. En la puerta, Maritza Rosa, titular del PRU, daba golpecitos con los pies y se balanceaba suavemente. En medio de una multitud cada vez más numerosa, la Dra. Madeline Negrón, superintendente de escuelas, charlaba con Alanna Destinee Herbert, que el año pasado fue coronada Miss Puerto Rico del Gran New Haven.
En la parte de atrás, miembros de la Academia de Béisbol de los City Angels lanzaban la pelota sobre una canasta de baloncesto hinchable en torno al zoo de mascotas. Calentita bajo su exuberante pelaje marrón, la mulita Don Vito enterró la cabeza en un montón de heno, con hambre voraz. Sobre su cabeza, una corona de plata brillaba con piedras de rubí y adornos rojos y blancos. Y se mostraba muy gentil con los niños que se acercaban.
“¡Es maravilloso!” dijo Jenny Goduto, que había viajado con Vito desde la granja de DeMartino en Seymour. Aunque ella no celebra la fiesta de Los Reyes, le encanta la Navidad y se sentia feliz de poder contribuir a la alegria del dia.
Mientras lo saludaban, las hermanas adolescentes Cindy y Yendiliz Reyes dijeron que les encantaba estar allí. Criadas en Santa Isabel (Puerto Rico), ambas se han trasladado recientemente a Hamden para estar más cerca de sus familiares. Aunque ya tienen edad suficiente para saber que los Reyes Magos no son más que personas disfrazadas, siguen empeñadas en mantener viva la magia para los jóvenes que les rodean.
“Eso significa mucho” dijo Yendiliz.