En nuestra calidad de humanos vivimos bajo presiones que sirven para recordarnos de que la vida no es fácil para ninguna persona. Aceptar esto no resulta fácil y mucho menos sencillo, es necesario hacer uso de la comprensión y discernimiento sobre cada evento en la vida. Para evitar así ser desanimados y detenernos en nuestro paso al conocimiento pleno del amor del Eterno que excede todo conocimiento.
Rendirse es muy común en el ser humano; existen ocasiones cuando deseamos bajar los brazos y partir, o simplemente descansar del todo; no hacer más nada y dejarnos llevar por la corriente.
No rendirse significa luchar, no dejarse abatir por las tormentas, seguir de pie, aunque estemos heridos, y continuar hasta doblegar aquello que nos aflige en el momento de la tentación de rendirse. Sobreponerse a un fracaso, a una ingratitud, a una enfermedad, o a cualquier adversidad…, es duro, pero sí se puede.
Ahora es el momento de hacer lo que más quieres. No esperes al lunes, ni esperes a mañana. Que no aumente en ti la caravana de sueños pisoteados. Ya no esperes. No reprimas por miedo o cobardía. No postergues la vida con más muerte, y no esperes más nada de la suerte que no hay más que tu tesón y tu energía. Si tu sueño es hermoso dale forma como esculpe el arroyo la ribera; como el viento que vive y se transforma. Y para que todo resulte a tu manera, redacta para ti mismo tu norma y convierte tu otoño en primavera.
Comienza cada día como si fuese el primero del resto de tu vida, siempre con esperanza, alegría y mucho amor para compartir, de tal manera que tu corazón esté contento y satisfecho por cuanto intentas hacer lo mejor posible. No permitas que nadie te robe esa alegría que llevas dentro de ti. Tú tienes la fortuna de tener mucho amor, muchas ilusiones y muchos sueños; no los desperdicies.
Cada día intenta aprender algo nuevo, mira los días en colores, que lo opaco no le gane a la belleza que tienes frente a tus ojos. Recuerda que cada vez que aprendes algo nuevo tu mundo se amplía y avanzas en la vida y puedes disfrutar de mayor satisfacción por quién eres. No hagas nada que te disminuya.
Nunca abandones tus sueños, mientras creas que puedes lograr tus metas inténtalo una y otra vez; que nadie te detenga. No esperes que las cosas que deseas vengan de la nada hacia ti, porque no será así; tú persíguelas, con todas tus fuerzas busca aquello que te haga ser feliz.
Nunca sientas que has perdido porque algo no ha salido bien, siempre hay que volverlo a intentarlo las veces necesarias, que la perseverancia es lo más importante de una persona; se puede ser muy inteligente, pero si no tienes constancia para hacer las cosas, nunca lo vas a lograr.
Lo que te quita el sueño, no lo tomes en cuenta, bórralo de tu mente, retenerlo es malo para el alma, siéntete feliz con quién eres; tienes la capacidad de aprender de tus errores, no dejes que los malos sentimientos como el orgullo y la vanidad empañen tu bello corazón. Tampoco te pongas triste por aquellos que no quieren que te sientas bien; no vale la pena; una persona que en verdad te ama, te acompañará a soñar y volará contigo tan alto como puedas.
Lucha por tus sueños, conquista tus ilusiones y todas metas, escala la montaña más alta, que por más resbalosa que esta sea, si no te rindes, llegaras a la cima, y desde ahí podrás contemplar el paisaje y ver el mundo en otra dimensión, y entonces, te sentirás muy satisfecho y feliz de haberlo logrado, porque solo bastó que creyeras en ti mismo y en tus sueños.
Nunca dejes de hacer lo que te apasiona. Identifica tus intereses y dedica tiempo a cultivarlos. Busca oportunidades para hacer lo que amas, no solo te mantendrá motivado, sino que también puede ayudarte a descubrir nuevas posibilidades en tu vida. Recuerda que seguir tu pasión no significa necesariamente abandonar tus responsabilidades diarias, sino encontrar el equilibrio entre lo que te gusta hacer y tus obligaciones.
Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se volverá blanco, los días se convertirán en años. Pero lo importante no cambiará; tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña; detrás de cada línea de llegada, habrá una de partida; detrás de cada logro, habrá otro desafío. Mientras estés con vida, respira y baila al son del regalo de la vida. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hazlo de nuevo. No vivas del pasado, sigue adelante, aunque todos esperen que abandones tus sueños; no dejes que tus sueños se oxiden, y que la polilla corroa tus ilusiones. Cuando por los años no puedas correr, entonces, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Y cuando no puedas caminar, usa el bastón. Pero nunca te detengas, sigue adelante. Y si necesitas fuerzas, puedes pídesela a Dios ahora “Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31).