En nuestra cultura Latina siempre se considera al hombre como un ser manipulador. Mientras que la imagen femenina se representa como sumisa e inocente. Pero un pequeño análisis hecho por unos estudiosos del comportamiento humano se descubrió otro ángulo en esta ecuación, no tan alentadora para los hombres.
Tal vez usted piense que la mujer utiliza únicamente sus atractivos físicos para manipular al hombre y/o lograr sus propósitos. Por ejemplo, resaltar hermosos senos, hacer ojos de cachorro, usar un par de jeans ajustados o usar un lápiz labial brillante son solo algunas de las técnicas que usan las mujeres para hacer girar la cabeza a los hombres. Es un asunto físico y el hombre no tiene defensa. Incluso una voz dulce o una palabra susurrada de la manera correcta pueden abrir la mente de un hombre muy fácilmente. Veamos algunos ejemplos:
Llorando. Cualquier hombre (al menos un hombre normal) está naturalmente inclinado a defender a una mujer. Si una mujer tiene problemas, el hombre se apresura a entrar, si una mujer está embarazada, el hombre le cede su lugar en el autobús. El llanto es la señal que envía una mujer para hacerle comprender que está en problemas, que está derrotada por las circunstancias. Obviamente, algunas mujeres lloran “cuando se les ordena” y utilizan esta poderosa arma para manipular al hombre.
Usando apodos. A un hombre le puede parecer bonito que le pongan un apodo, pero la mujer lo hace solo en dos ocasiones: cuando está feliz y todo está bien o cuando tiene que convencer al hombre de que haga algo. El hombre que está acostumbrado a estar feliz de ser llamado por un apodo no notará la diferencia entre las dos ocasiones y realizará su tarea.
Fríaldad. Ignorar, dejar en voz baja que algo anda mal o usar el tono correcto para decir simplemente “¡Está bien!” dejando en claro que no está en absoluto bien. Es una técnica de manipulación antigua pero aún efectiva.
Persistente. Es la técnica que usan las mujeres para que sus hombres hagan algo que ellos no quieren hacer. El hombre es impulsado por la necesidad de levantarse de una posición desagradable y molesta, y la mujer repite la misma orden una y otra vez.
Tener la última palabra. Quien tenga la última palabra en una discusión es sin duda el elemento dominante de la pareja. No es fácil lograr esto, pero generalmente si la mujer tiene la última palabra, el hombre se enoja.
Fingiendo estar de acuerdo. Esta técnica también se puede utilizar cuando no puede obtener la última palabra. Si la discusión se prolonga, la mujer la termina fingiendo estar de acuerdo, pero, por supuesto, que el hombre comprenda que no está de acuerdo en absoluto. Esta técnica utiliza tonos de voz y gestos que no concuerdan con la palabra.
Fingir ser sumisa. Esta es una técnica muy sutil que suelen utilizar las mujeres más inteligentes. Se parece a lo ya visto de “pretender ser una víctima”. Pretender ser sumiso permite convencer a la otra persona de que realice una acción haciéndole creer que fue el resultado de sus pensamientos.
Imagínese a una mujer aferrada a su hombre que lo llena de abrazos, haciéndose pequeña en sus brazos. Se trata de una actitud de sumisión a la que, sin embargo, puede acompañar la frase “Está bien querida, mañana me puedes llevar de compras, pero solo por una hora, no más”.
Fingir ser torpe. Cuando una mujer no quiere hacer algo, simplemente puede fingir que no sabe cómo hacerlo. Todo lo que tiene que hacer es agregar algunos halagos y algunos cumplidos a su pareja que puede hacer de todo… ¡y listo!
¿Quiere usted convertirse en un buen Manipulador?
Si usted desea convertirse en un manipulador porque cree que le ayudará a incrementar su capacidad de relacionarse con los demás, a defenderte mejor ya que frecuentas entornos particularmente negativos o simplemente por curiosidad, debes saber que existen algunos métodos muy sencillos para poner una buena base.
Desafortunadamente, no siempre es posible defenderse y puede ser víctima de un manipulador. Parece difícil de creer, pero ocurre con más frecuencia de lo que te imaginas y suelen ser situaciones muy comunes que abrazan la esfera emocional y puntualmente subestimadas.
El primer pensamiento siempre se dirige a las relaciones sentimentales pero la manipulación mental puede ocurrir entre compañeros de trabajo, entre empleado y superior, o en las relaciones familiares. Superar un estado de manipulación no es fácil sin ayuda externa. Sin embargo, puede haber algunos destellos que se pueden utilizar de vez en cuando para hacer un análisis de la realidad que rodea a la víctima.
En los raros casos de lucidez, la pregunta que debemos hacernos es: ¿realmente quiero que esta sea mi vida? La respuesta solo puede ser negativa porque un estado de lucidez sigue a un sentimiento de fuerte malestar.
Esta pregunta debe ser seguida por otra pregunta: ¿qué quiero de mi vida? Las respuestas a estas preguntas indican si estás experimentando o no una situación de manipulación mental, una relación antinatural con otra persona.
Aceptar que estás sufriendo una manipulación mental es el primer paso para un lento regreso a la realidad. Solo con la conciencia de que estás viviendo una situación peligrosa puedes comenzar a dar los pasos necesarios para liberar tu mente de las cadenas.