Entender el dolor y el sufrimiento humano ha sido un tema que los estudiosos del comportamiento humano han tratado de explicar. Nuestra vida se encuentra llena de muchas emociones y realidades. “Somos de carne y hueso” decía una señora que recién había perdido a un ser querido. Como seres humanos estamos expuestos a toda suerte de circunstancias y situaciones que en algún momento nos han de producir dolor. ¿Pero, como prepararnos para enfrentar el dolor producido por una perdida? ¿Cómo poder sobrevivir una tragedia? Estas son preguntas difíciles de contestar. Mas, sin embargo, si tratamos de entender este proceso tal vez podamos sobrellevarlo y tal vez hasta tener un crecimiento espiritual durante el mismo.
Según los psicólogos la aflicción es el tipo más profundo de sufrimiento. La provoca una terrible pérdida, desgracia o desastre. El luto nos permite expresar por lo menos una porción de nuestro dolor, y es una parte importante y normal de una vida saludable. Aunque sabemos que dos personas no sobrellevarán una pérdida exactamente de la misma forma.
La investigadora Dra. Elizabeth Kubler-Ross creó un modelo del proceso de luto que ella cree que describe la experiencia de muchas personas, y que involucra algunas o todas las siguientes cinco etapas. No todos pasan por estas etapas en el mismo orden, pero esta parece ser la ruta más común. A continuación conoceremos las etapas según las explica la Dra. Kubler-Ross. Veamos:
Etapa 1: Negación
La negación suele ser la primera línea de defensa, pero dura poco. Durante esta etapa, la gente puede decir o pensar cosas como “Esto no me está pasando” o “Esto es una pesadilla; quiero despertar y que todo esto se haya ido.” Pensamientos como estos actúan como amortiguadores y le permiten a la gente tener tiempo para componerse. No obstante, las personas dolidas probablemente no pueden aún entender por completo lo que acaba de pasar. Así que, si no muestran emociones fuertes, no es un signo de indiferencia. Es un signo de no ser capaz de creer lo que está pasando.
Etapa 2: Ira
En esta etapa, la gente dolida busca a alguien o algo qué culpar: El trabajo del esposo fallecido, un jefe, doctor o quien sea. Los dolidos están seguros que la muerte no debió haber pasado; que alguien es responsable (y que quizá alguien debería ser castigado). A veces, alguien es verdaderamente responsable, tal como un conductor borracho que mata a un peatón. Pero a veces se trata de algo irracional. (“Si hubiera tenido un mejor doctor, su cáncer de pulmón hubiera sido curado.”) En ocasiones, la gente culpa a Dios o al destino. Estas son reacciones que se comprenden, pero en la mayoría de los casos, sirven muy poco o nada.
Etapa 3: Negociación y culpa
Usamos esta etapa para ”hacer tratos” con Dios, el destino, los médicos o quien sea que creamos que pueda cambiar las circunstancias de nuestra aflicción. “Cura el cáncer de mi esposa y jamás volveré a hacer trampa con mis impuestos,” puede decir un esposo dolido, pretendiendo que tiene el poder para hacer algo, lo que sea, con tal de curar a su esposa. Sentirnos culpables también nos da el sentimiento de que en verdad tenemos algún control sobre el resultado. Si somos culpables de causar esta catástrofe, entonces deberíamos ser capaces de corregir las cosas.
Etapa 4: Depresión
Cuando todas las defensas de las primeras tres etapas ya no protegen los sentimientos de las personas, estas empiezan a sentir un dolor profundo, lo suficiente para deprimirse. Por más difícil que pueda ponerse este periodo, es un signo de que los dolidos están enfrentándose a la realidad y, con el apoyo de otros, serán capaces de seguir adelante con sus vidas.
Etapa 5: Aceptación
En esta etapa final, la gente está dispuesta a aceptar su pérdida; y bien lo puede hacer. Ahora puede empezar a perdonarse a sí misma y a quien sea que “culpe”, correcta o incorrectamente, por las pérdidas que haya sufrido. Las personas que llegan a esta etapa, con frecuencia vuelven a una o más de las etapas pasadas de la aflicción, mientras sobrellevan cada vez con más fuerza sus pérdidas.
Por ejemplo, muchas personas experimentan repentinos ataques de aflicción, incluso años después de sus pérdidas, al verse de pronto frente a vívidos recordatorios del ser querido fallecido. Tener ataques no significa que las personas hayan anulado todo el trabajo que les costó recuperarse. Los ataques de aflicción usualmente se van rápido, pero pueden ser muy angustiantes.
Aunque estas cinco etapas parezcan una fórmula, de hecho, la gente no siempre las experimenta de la misma manera. Usted puede descubrir que experimenta estas etapas en un orden diferente, o que usted pasa por una o más etapas más de una vez. No existe un tiempo típicamente establecido para el inicio de cada etapa o para el término del proceso de aflicción.
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Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
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