Por: Waldemar Gracia
Los beneficios de salir de la zona de confort son enormes. Las vivencias nuevas no solo nos revitalizan, sino que nos ayudan a desarrollar una mayor apertura mental y nos permiten enfrentar mejor los tiempos de cambio e incertidumbre. También nos ayudan a abrirnos a nuevas posibilidades e incluso nos permiten descubrir cosas de nosotros mismos que, de otra manera, no hubiéramos descubierto. Los muros que construimos a nuestro alrededor para protegernos y dar cierto orden y estructura a nuestra vida pueden terminar asfixiándonos y cercenando nuestro potencial, impidiéndonos crecer y vivir nuevas experiencias.
Consejos Para Salir De La Zona De Confort Y Crecer De Verdad
1. Enfrentar los miedos para que no terminen arrinconándonos
El miedo a salir de la zona de confort es la principal barrera que debemos vencer. Ese miedo suele ser la expresión de temores mucho más profundos y paralizantes, como el miedo a fracasar, a perder el control sobre los acontecimientos, el miedo a quedarnos vulnerables y expuestos o incluso el miedo al rechazo de los demás.
2. Elegir cosas que realmente nos entusiasmen y valgan la pena
“Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”, dijo Nietzsche. Quizá la pregunta más importante no es “cómo salir de la zona de confort” sino “por qué salir de la zona de confort”. Tener un buen motivo es un poderoso aliciente para enfrentar nuestros miedos y atrevernos a hacer lo que nunca hemos hecho.
3. Vernos en permanente cambio, construcción y evolución
La zona de confort se afianza en todas nuestras certezas y seguridades. No solo está compuesta por nuestros hábitos y rutinas sino también por nuestra narrativa del mundo y de nosotros mismos. Todas las etiquetas que nos ponemos nos condicionan y nos limitan dentro de la zona de confort.
Si creemos que somos tímidos, estructuraremos nuestra vida en torno a esa etiqueta, evitando aquellas situaciones que nos obliguen a salir de la zona de confort. En cambio, comenzar a percibirnos como personas en cambio permanente, personas llenas de potencialidades por explorar, marcará una diferencia sustancial que nos ayudará a desarrollar una mentalidad de crecimiento.
Los cambios que experimenta nuestra personalidad a lo largo del tiempo son tan grandes que nos vamos convirtiendo en personas diferentes. Por tanto, no tiene sentido aferrarnos a las cosas que nos han definido.
4. Ir paso a paso, a nuestro ritmo y respetando nuestro tempo
“Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”, dijo Lao-Tsé. Está bien dar pasos grandes y audaces. Pero también está bien dar pequeños pasos metódicos. Salir de la zona de confort no significa dejar de lado cualquier forma de precaución y actuar con imprudencia. Cada paso adelante es un progreso, por pequeño que nos parezca.
Muchas veces, sin una hoja de ruta clara, no tenemos forma de aprovechar las experiencias anteriores y la sabiduría que hemos acumulado. Eso puede generar una gran ansiedad porque sentimos que andamos a ciegas. Por tanto, cuando decidamos salir de nuestra zona de confort, será mejor respetar nuestro ritmo.
5. No tenemos que vivir indefinidamente fuera de la zona de confort
La zona de confort es un estado de comportamiento dentro del cual operamos con un nivel de ansiedad neutral, utilizando un conjunto limitado de comportamientos para alcanzar un nivel constante de desempeño, generalmente sin una sensación de riesgo inminente.
Plantearnos vivir eternamente fuera de esa zona de confort puede generar tanto miedo y ansiedad que ni siquiera lo intentaremos. De hecho, tampoco es saludable ya que nos expondríamos constantemente a niveles de ansiedad relativamente altos, estaríamos más expuestos a desequilibrios y disonancias, y nuestro desempeño caería en picado.
Quedarse en la zona de confort de vez en cuando no es tan malo. Nos ayuda a reponer energía, nos permite hacer un alto para evaluar hasta dónde hemos llegado y nos brinda la ecuanimidad y la paz necesaria para planificar nuestro futuro.
Como todo en la vida, necesitamos encontrar un equilibrio que nos permita crecer y seguir explorando mientras nos sentimos relativamente cómodos y desarrollamos ciertas habilidades. De hecho, tras un periodo de aprendizaje se crea una nueva zona de confort, más amplia que la anterior, en la que volvemos a sentirnos a gusto.
Por supuesto, existen diferentes ejercicios para salir de la zona de confort, pero emprenderlos sin respaldarlos con un cambio de mentalidad profundo a menudo solo suele generar ansiedad. El secreto no consiste en cambiar una zona de confort por otra, sino ampliar tanto nuestra zona de confort que dé cabida a lo nuevo, lo incierto y lo desafiante.
Fuentes:
*****************************************************************************
Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
Nota : Si has encontrado esta columna útil o interesante, o si tienes alguna pregunta, puedes comunicarte con el autor por correo electrónico a : wallygracia@yahoo.com