“Oye Carmelo,… ¿Y cómo te dejó el año viejo? ¿Y el nuevo, que te trajo?” Andrés trataba de animar a Carmelo pues éste se veía un poco deprimido después de pasar un buen tiempo durante la navidad. Carmelo en tono un poco evasivo le respondió diciendo; “Mi’jo el año viejo me hizo perder muchos pe$o$, y espero que el año nuevo me ayude a perder mucho peso.”
Al igual que Carmelo, muchas personas sufren lo que algunos psicólogos llaman la “depresión después de la navidad”. Muchos de nuestros envejecientes y personas que viven solas son más vulnerables a sentirse completamente tristes, vacíos, aburridos y deprimidos luego de la euforia navideña.
Hay una canción navideña muy antigua que dice que “hay quien tiene todo y sus navidades siempre son muy alegres,…hay otros muy pobres que no tienen nada…son los que prefieren que nunca llegara”. Aunque hay mucho de verdad en estas letras, lo cierto es que muchas personas se auto-disponen, se auto-sugestionan y se complacen en sentirse tristes y amargados. Tal vez buscando la lastima o autocompasión. También es cierto que muchos de nosotros tenemos ideas absurdas e irracionales acerca de la navidad.
Algunas ideas irracionales, frecuentemente expresadas y sentidas por la gente, apuntan hacia reacciones extremadamente catastróficas y negativas. Veamos en cuanto a las Navidades, específicamente:
1- Las Navidades nos ponen tristes
2- Las Fiestas Navideñas agudizan nuestros sentimientos de soledad
3- Las Navidades son fechas difíciles
4- Todo es más difícil en las Navidades
5- Le tengo miedo a las Navidades
6- Estoy loco(a) porque pase esta temporada
7- No me gustan las Navidades
8- Estas son mis últimas Navidades
Si bien es cierto que la depresión aumenta estadísticamente durante la temporada navideña, también es cierto que es cuando menos la gente asiste a nuestras oficinas buscando ayuda de consejería. ¿Entonces…? ¿Cómo explicamos que aumentan las quejas, los síntomas, los problemas, pero disminuye o desaparece la búsqueda de ayuda profesional?
La realidad es una: si usted padeciera de un tipo especial de amnesia (o que se le olvide lo que le conviene) que le bloqueara el calendario y no pudiera comprender ni recordar la fecha y sus significados aprendidos socialmente, usted sencillamente no se deprimiría ni tendría estos arranques de felicidad eufórica. Por tanto, es un mito pensar que la fecha automáticamente pone en usted sentimientos y conflictos. Es usted, usted mismo, y solamente usted quién pone los mismos mediante su interpretación de la fecha. En otras palabras, la fecha es como un maletín o valija vacía en la que usted decide y escoge lo que va a cargar adentro.
Las personas internalizan las creencias sociales (las buenas y las malas) y las usamos como códigos para interpretar las realidades y determinar nuestras conductas, incluyendo nuestras reacciones emocionales. Por tanto, si usted aprende a atribuirle tristeza a las Navidades usted puede, de igual forma, re-aprender a no atribuírsela. Algunas personas pueden hacerlo nada más que con leer lo que estoy escribiendo ahora y otras necesitarán la ayuda de una persona que les guíe hacia esta re-educación.
En otras palabras, no hay que negar las tristezas y las depresiones que la gente siente. Son verdaderas y hay que darles atención e importancia. Pero tampoco hay que atribuirle poderes prepotentes a la fecha ni entregar el control a una fecha de calendario. Usted decide: El fantasma de Navidad le coge y le agarra, o usted disfruta sus días con una actitud positiva de luchar por hacer de cada día uno que valga la pena vivir.
¿Que tal si trata de poner en practica algunos de estos consejitos que solo le cuestan el esfuerzo de leerlos?
1- Regale y gaste menos y comparta más.
2- Haga una resolución diaria de una meta real para lograr durante ese día, o semana.
3- Reflexione sobre sus fortalezas y propóngase mejorar un área de debilidad.
4- Hágase un regalo a usted mismo. No me refiero a regalos materiales, sino a algo que signifique acercarse a un buen sentimiento.
5- Acuérdese de olvidar que está en fechas en las que usted normalmente atribuye emociones negativas.
Por último…atrévase a ser feliz, defiéndalo como un derecho fundamental y recuerde que la felicidad puede ser tan sencilla como el minuto mismo en que usted descubre que está sintiéndose feliz. Que sea corto no significa que no valga la pena luchar por ese minuto. Además, ¿quién dice que usted no puede acumular minutos gratis de felicidad? Les deseo a todos felices sentimientos post-navideños. ¡Aproveche y dése una oportunidad! ¡De usted depende!