Por: Waldemar Gracia
¿Curar el problema o los síntomas? Por desgracia, la mayoría de las personas se centran en tratar los síntomas, no la causa. Si tienen dolor de cabeza o acidez estomacal, toman algo para aliviarlo, sin preguntarse cuál podría ser el origen. De esa manera, no es extraño que terminen ahogándose en un mar de medicamentos mientras ignoran las causas que están generando sus afecciones. Lo peor de todo es que podrían terminar consumiendo muchos medicamentos y, aun así, no terminar de sentirse bien.
Tratar los síntomas, no el problema, sobre todo cuando se trata de salud mental, implica condenarse a un círculo vicioso en el que los comportamientos desadaptativos que han originado el malestar se siguen repitiendo, agravando aún más los síntomas y desencadenando nuevos malestares.
Las 3 trabas modernas para detectar el origen y curar la causa de los trastornos y enfermedades. Los síntomas, como la ansiedad, la fatiga, los dolores musculares o los problemas de memoria suelen ser un indicador de que algo no anda bien. Nos señalan que nuestro equilibrio se ha roto. Esos síntomas son como las señales luminosas de advertencia de los coches, sirven para indicar que algo anda mal.
De hecho, en la sociedad moderna existen tres grandes puntos – tanto a nivel de ciencia como personal – que nos conducen a tratar los síntomas, no la causa:
- Ausencia de una visión holística. A medida que el bagaje teórico y procedimental de cada ciencia ha ido ampliándose, se ha producido una compartimentación cada vez mayor. En el caso de las ciencias relacionadas con el ser humano, eso implica verlo como un conjunto de partes o piezas que deben ser arregladas cuando se rompen o funcionan mal. Son pocos los profesionales que ven el todo en su integridad y complejidad. Asimismo, muchas personas tampoco comprenden que sus pensamientos y emociones pueden tener un influjo en su salud física o que su estilo de vida puede afectar su salud psicológica.
- Falta de tiempo crónica. En un mundo que gira a una velocidad de vértigo, el tiempo es un bien cada vez más escaso. Si los médicos no disponen de tiempo suficiente en sus consultas, no podrán profundizar en sus pacientes, de manera que solo se enfocarán en tratar los síntomas.
- Búsqueda de soluciones fáciles. Cuidar, proteger o restaurar nuestra salud física y psicológica es un compromiso que debemos renovar cada día. También implica un acto de reflexión que nos lleve a analizar nuestro estilo de vida, comportamientos y pensamientos, seguido de una actitud proactiva para cambiar aquello que deba ser cambiado. Por eso, muchas personas prefieren recurrir a “soluciones” más fáciles y rápidas. El problema es que en muchos casos no se trata de verdaderas soluciones sino de parches que solo sirven para enmascarar la causa.
Las 5 razones para tratar el problema, no los síntomas.
Cualquier problema que padezcamos, ya sea predominantemente físico o psicológico, demandaría un abordaje holístico que integre todas nuestras facetas:
1. Física. Es tan erróneo obviar los síntomas psicológicos como aquellos físicos. De hecho, debemos aprender a conectarnos más con nuestro cuerpo. Aprender a escucharlo para comprender qué necesita a cada momento y no alterar su homeostasis.
2. Psicológica. Nuestros pensamientos y emociones tienen un enorme impacto en nuestro bienestar físico y psicológico. Si nos pasamos todo el día atrapado en nuestras preocupaciones y nos sometemos a un estrés continuo, no es extraño que ese estado termine pasándonos factura. Los problemas psicológicos no solo pueden agravar diferentes enfermedades físicas sino también actuar como sus desencadenantes.
3. Comportamental. De poco sirve saber lo que nos beneficia si no lo ponemos en práctica. Nuestros comportamientos son, en última instancia, los que pueden proteger nuestro bienestar o, al contrario, darle el golpe de gracia. El estilo de vida que llevemos y las decisiones que tomemos a diario influirán en nuestra salud.
4. Espiritual. Nuestras creencias también influyen en nuestro bienestar. Las creencias pueden generarnos una gran sensación de paz y tranquilidad, reconfortándonos y ayudándonos a afrontar mejor la adversidad, pero también pueden ser un arma de doble filo que nos sume en la desesperanza o el cinismo. Desarrollar nuestra faceta espiritual puede ayudarnos a encontrar un sentido a nuestra vida que nos haga sentir mejor.
5. Social. De poco vale seguir un estilo de vida saludable y hacer limpieza mental a menudo si estamos rodeados de un ambiente muy tóxico. Las relaciones interpersonales pueden ser nuestra mayor fuente de felicidad o, al contrario, generar malestar problemas y conflictos. Por eso, también debemos asegurarnos de rodearnos de las personas que traen a nuestra vida todo aquello que deseamos promover.
Psicólogos de la Universidad Estatal de Ohio, por ejemplo, comprobaron que mantener una relación de pareja hostil marcada por las discusiones puede retrasar la curación de las heridas. Otro estudio realizado en la Universidad Estatal de Nueva York constató que una relación de pareja que nos haga infelices termina provocando síntomas de depresión, problemas con el alcohol y otros síntomas físicos.
Analizando esas cinco áreas, es posible hallar la causa y comprender los diferentes factores implicados en las enfermedades y trastornos, de manera que, al trabajar sobre el origen, podamos eliminar todos los síntomas a la vez, propiciando un auténtico bienestar.
Fuentes:
Barr, A. B. et. Al. (2016) Romantic relationship transitions and changes in health among rural, White young adults. J Fam Psychol; 30(7): 832-842.
Rodríguez, M. A. (2010) El hospital de Asclepio en Pérgamo. Revista Científica de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica; 32: 62-65.
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Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
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