“Todos encontramos ansiedad, pero no debemos dejar que la preocupación y el miedo controlen nuestras vidas”
Son muchos los sujetos que se denominan a sí mismos “personas ansiosas”, como si la ansiedad no fuese un estado sino una característica de la personalidad. El hábito de mantener una conducta ansiosa nos hace creer que no hay una causa para dicha conducta, sino que es algo inherente a nuestra persona.
La ansiedad siempre tiene una causa, aunque ya no sepamos o no recordemos cuáles son sus inicios. La ansiedad no debemos verla como una enfermedad sino como una señal de que nuestro interior o inconsciente mantiene un temor o preocupación por algo.
Por supuesto que hay condiciones médicas y trastornos mentales que van acompañados de ansiedad. El problema estriba cuando contemplamos la ansiedad como un mal que hay que erradicar. Un tanto parecido ocurre con los estados depresivos que se les considera como simples enfermedades (aunque ciertas depresiones conviene tomarlas como tales).
Se puede defender que ciertos estados o ataques de ansiedad no parecen ser señales de nada, como ocurre con los ataques de pánico. Desde hace mucho tiempo los ataques de pánico se los trataban como auténticas enfermedades, se suponía que era el resultado de un desarreglo de la bioquímica del cerebro. Es seguro que la bioquímica interviene porque nuestra materia es bioquímica, pero no significa que la causa inicial de todo ataque de pánico no radique en un hecho psicológico, hecho psicológico de un conflicto interpersonal o de un estrés postraumático.
Puedes conocer gente que desde hace tiempo temen sufrir de repentinos ataques de pánico, de ese modo se dedican constantemente a hacer todo lo posible para evitar o controlar dichos ataques, para ello toman medicación con el fin de paliar la ansiedad flotante y evitar las situaciones que desencadenan dichos ataques. Después de tanto tiempo en esas condiciones es normal que uno se sienta un enfermo, pero eso no significa que no hubiese una causa inicial del trastorno, aunque, también es verdad que desvelar la causa después de tantos años ya no importa, ya no relevante para tratarla, porque ahora se trata de hacer terapia para que la persona pierda el miedo a las sensaciones de la ansiedad.
Algo parecido ocurre con muchos empresarios, ejecutivos, amas de casa… A todos ellos les cuesta auto observarse o cuestionarse lo que sienten y piensan, todos ellos tienen miedo al cambio, a cambiar de conducta, a tener que revisar los hábitos; de ese modo resulta difícil escuchar el lenguaje del cuerpo. La ansiedad es siempre una señal de nuestro interior.
¿Te sientes abrumado por las preocupaciones? ¿El camino por el que estás viajando está lleno de montañas que atravesar, obstáculos por esquivar y curvas cerradas por evitar?¿Necesitas un poco de calma? La respuesta está en nuestras manos, sabiendo que Dios tiene el control de todas las cosas y que a él no se le pasa nada. Me encanta un pasaje en la Biblia que dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4.6, 7),
De acuerdo con este pasaje, la ansiedad es parte de la vida, pero no tiene que dominarla. La presencia de la ansiedad es inevitable, pero la prisión de la ansiedad es opcional. Con la ayuda de Dios, puedes dormir mejor esta noche y sonreír más mañana. Puedes tranquilizarte y ver las malas noticias a través del lente de la soberanía. Puedes descubrir una vida caracterizada por la calma y desarrollar las herramientas necesarias para enfrentar los embates de la ansiedad.
Este día propongo vivir sin preocupación y sin miedo, buscar la paz interior y la quietud sobre situaciones del diario vivir. Invitemos a Dios a redefinir la forma en que afrontamos nuestros temores y ganar la guerra contra la preocupación. Por su poder estaremos “ansiosos por nada” y experimentaremos la “paz que sobrepasa todo entendimiento”. La ansiedad nos rodea, malas noticias nos acechan…, es decisión tuya permitir que te roben la paz.