“La vida es como un helado, disfrútalo antes de que se derrita”
A pesar de que todos sabemos de la importancia de vivir y disfrutar el momento, el ritmo de vida, el trabajo y el estrés hacen que cada día pase sin que nos demos cuenta, en los cuales, sacrificamos nuestro presente para conseguir un futuro mejor. Pero, ¿somos felices ahora mismo? Es una pregunta que debemos hacernos, ya que el presente es la única realidad que tenemos a nuestro alcance; mientras que el pasado ya ha quedado atrás, y el futuro aún está por llegar.
Esto no quiere decir que no debamos pensar en el pasado ni en el futuro, ya que el pasado nos ayuda a aprender, y el futuro a motivarnos para conseguir nuestras metas; pero es importante valorar de igual manera el presente.
Vivir el momento presente es algo de lo que todos somos conscientes, pero que muy pocos hacemos realidad debido a las prisas, el trabajo, el estrés y otros muchos factores que hacen que cada día sea como otro cualquiera. Solamente, cuando nos encontramos enfermos o ante una situación adversa somos conscientes del aquí y el ahora, de nuestro presente, ese que ignoramos sin darnos cuenta.
Pero, sacrificar nuestro presente por pensar en el futuro nos impide disfrutar del “ahora”. Este “ahora” que constituye todo lo que tu vida significa, donde se encierra todo lo positivo, toda nuestra felicidad. No te detengas en el pasado, no sueñes con el futuro, concentra la mente en el presente.
“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Uno de los proverbios más conocidos y que quizás en alguna ocasión hayamos puesto en práctica. Pero, ¿cuánto ha durado? Seguramente, tan solo un día o dos. Las prisas, el estrés y la conciencia de pensar siempre en el futuro nos impiden mirar a nuestro momento presente y ver lo que hemos conseguido hasta el momento. Nos impiden disfrutar de nuestros logros, obligándonos a mirar siempre más allá de nosotros.
Bien es cierto que el presente tan solo dura un instante. Un minuto que ya haya pasado se puede considerar pasado y el minuto al que nos dirigimos es nuestro futuro. El tiempo es efímero y cuesta saborearlo.
Lo curioso es que le damos más importancia a nuestro pasado y nuestro futuro que a nuestro propio presente. Ese que pasa tan rápido delante de nuestros ojos, tanto que ni nos damos cuenta de ello. Estamos acostumbrados a mirar dónde vamos a pisar, en vez de fijarnos en nuestras propias pisadas.
Evadir el presente es algo que hacemos inconscientemente. Así nos han enseñado y por ello lo ignoramos sin darnos cuenta. Pero, ¿por qué lo hacemos? No vivir nuestro presente nos hace idealizar el futuro en el que siempre pensamos, ese futuro al que nos dirigimos, pero que vemos como algo muy lejano. Pensamos en un futuro idealizado casi como un sueño que nunca será real.
Cuídate de idealizar ese futuro en el que piensas, tal vez, cuando llegue te sorprenda la decepción. ¿Esto era todo? Pensarás.
Nunca estarás satisfecho porque tras llegar a esa meta, seguirás pensando en el día de mañana y así sucesivamente. Siempre intentando ver más lejos cuando deberías ver los pasos que estás dando, cómo verdaderamente estás caminando.
¿Qué consejos deberías tener en cuenta para centrarte en el hoy y no en el mañana?
- Si deseas hacer algo, hazlo ya. Tanto si es un viaje, cambiar de trabajo, darle un giro a tu vida. No pienses que el día de mañana, será mejor que ahora. Si estás seguro de algo no lo pienses, ¡solo hazlo!
- No pienses en lo que pueda pasar, disfruta de lo que tienes ahora; lo que tenga que pasar, ¡pasará!
- Sé realista en tu presente y no idealices un futuro imaginario. Si quieres un futuro que se cumpla, debes hacerlo presente ahora.
- Acepta que no tienes el control de todo lo que te sucede. Muchos de los eventos cotidianos se escapan de tu control, y eso está bien. Por tanto, identifica aquellas cosas que se escapan de tus manos y cuáles no, una vez que las reconozca pregúntate: “¿Qué sentido tiene preocuparse por aquello que no puedo controlar?” Y en caso de tener el control, ocúpate en vez de preocuparte.
- Toma tiempo para ti mismo. Sal de la rutina, enfócate en ti, enfócate en nutrir tu espíritu, toma tu propio tiempo para reflexionar, para vacacionar, para divertirte…
¿Añadirías algún consejo más? Piensa que el resumen de todo esto es que, si deseas algo, hazlo realidad ahora. No pienses en si lo podías haber hecho o en si lo harás otro día. El presente es lo que cuenta, no permitas que tu vida pase delante de tus ojos sin sentido alguno.
Una vez que empieces a vivir el momento presente serás más consciente de las cosas que son importantes para ti; serás más compasivo contigo mismo; dedicarás más tiempo de calidad con aquellos que te rodean, y vivirás con propósito.
Por tanto, el secreto para que tu vida adquiera el significado que quieras darle, es actuar. No sueñes si tienes pensado dejar la vida pasar. La acción es lo que cuenta, el aquí y el ahora es en lo que deberías pensar.
La vida es corta. Deja de preocuparte tanto. Diviértete. Sé agradecido. Sé tú mismo. No permitas que otros te desanimen. La vida es una oferta única. Vívela al máximo. “Este es el día que hizo el SEÑOR, nos gozaremos y alegraremos en él” (Salmo 118:24).