Este 2024 es un año de elecciones presidenciales. Durante los próximos once meses, la política irá, poco a poco, ocupando más y más espacio en las noticias, sacando a otros temas de la agenda.
Esta va a ser, probablemente, la tercera campaña presidencial en la que Donald Trump será candidato, y todo apunta a que será aún más agotadora que de costumbre. Desde el principio de su carrera política, el expresidente siempre ha cortejado la polémica, peleándose con todo el mundo casi por el mero placer de hacerlo. Su estrategia, tanto en 2016 como en 2020, fue armar tanto ruido como fuera humanamente posible, ser el centro de atención y, en general, convertir la política en un circo. Este año, entre los 91 cargos penales en su contra en cuatro juicios separados, acusaciones de fraude, peleas sobre si ni siquiera debe poder ocupar la presidencia tras intentar un golpe de estado y su comportamiento cada vez más errático, su presencia en los medios será, si cabe, todavía más abrumadora.
No voy a insistir demasiado en por qué un señor que es acusado de 91 delitos e intentó invalidar los resultados de unas elecciones enviando una masa enfurecida al Capitolio a linchar a su vicepresidente nunca debería ganar unas elecciones, pero sí hablaré de las otras elecciones este año, justo un peldaño por debajo de las presidenciales. Porque este noviembre la papeleta va a incluir muchos más nombres que los de Donald Trump y Joe Biden, y todas esas elecciones son también increíblemente importantes.
Tenemos, por supuesto, el Congreso de los Estados Unidos. A pesar de toda la atención que se lleva la presidencia, las leyes se redactan en la Cámara de Representantes y el Senado, no en la Casa Blanca. La inmensa mayoría de problemas a los que se enfrenta el país requiere legislación, obviamente, así que dirimir qué partido controla el Congreso es tremendamente importante. Durante los últimos meses hemos visto cómo los republicanos han dedicado más tiempo a pelearse entre ellos que a intentar arreglar nada, así que elegir una nueva mayoría será crucial si queremos leyes que apoyen a las familias trabajadoras y a nuestra comunidad.
El control de la Cámara de Representantes va a dirimirse en un puñado de distritos electorales competitivos, y en Connecticut tenemos uno de ellos. Jahana Hayes, que representa el noroeste del estado (incluyendo New Britain, Danbury y Waterbury), fue reelegida en 2022 por menos de un punto de diferencia (apenas dos mil votos), y todo indica que será una elección competitiva este ciclo. Sin el voto de Hayes, cosas como el plan de infraestructuras, limitar el precio de la insulina a $35 o la primera ley para reducir la presencia de armas de fuego en treinta años nunca hubieran sido aprobadas; así que es importante que siga en el cargo.
Aparte de las elecciones federales, no podemos perder de vista lo que sucede aquí en Connecticut, en nuestras elecciones estatales. Las presidenciales y las peleas en el Congreso suelen llevarse toda la atención, pero hay muchísimos, muchísimos temas que solo pueden ser debatidos y solucionados en Hartford, no en Washington, porque son competencia del gobierno estatal.
Pongamos, por ejemplo, el coste de la vivienda, un tema del que he hablado por aquí otras veces. Todo lo que tiene que ver con urbanismo, alquileres, dónde se puede construir y cómo se decide a nivel estatal. Si estáis hartos de que los alquileres no paren de subir, las elecciones a las que se le deben prestar atención son las legislativas aquí mismo, en Connecticut, no lo que diga el pelmazo de Trump. Si os preocupa tener días de baja por enfermedad, horarios de trabajo estables, un salario mínimo decente, un buen seguro médico o algo tan esencial como proteger el derecho al aborto, hablamos otra vez de elecciones estatales. Nuestros legisladores en Hartford tienen una influencia enorme en nuestras vidas, y haríamos muy bien en prestarles la atención que se merecen.
No nos engañemos: las presidenciales este año son muy importantes. Trump es realmente una amenaza para la democracia (insisto: intentó un golpe de estado) acusado de 91 delitos. El resto de las elecciones, no obstante, son también cruciales. Nada de distracciones; este año toca votar.