
En el horizonte del 2024, la economía estadounidense enfrenta una encrucijada crucial: ¿se encamina o no hacia una recesión? Esta interrogante suscita preocupación y a la vez un profundo análisis ante la convergencia de múltiples factores económicos, geopolíticos y sociales por los que atraviesa la economía del país del “Tío Sam” en la actualidad. La dinámica global, marcada por la volatilidad de los mercados financieros, el resurgimiento de tensiones comerciales, bélico – militares y algunos efectos prolongados de la pandemia, añaden incertidumbre al panorama económico. A su vez, decisiones claves en materia fiscal y monetaria, así como la evolución del mercado laboral y el consumo, desempeñan roles determinantes. En este contexto, en el presente nos dedicamos a recoger y plasmar algunas estimaciones que han dado hasta el momento destacadas instituciones y académicos en materia económica, sobre el particular; es decir haremos eco de lo que dicen los expertos, para discernir el rumbo potencial de la economía más grande del mundo.
En primeros términos amerita precisar lo qué es una recesión económica. De acuerdo a Stijn Claessens (director adjunto) y M. Ayhan Kose (economista principal del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional); en su tratado en coautoría referente a este fenómeno, señalan que “no existe una definición oficial de ‘recesión’, aunque en general se reconoce que la palabra describe un período de contracción de la actividad económica. Pero que la mayoría de los analistas considera que dos trimestres consecutivos de contracción del PIB real (ajustado por inflación)—el valor de todos los bienes y servicios que produce un país—es una recesión”.
La recesión, se caracteriza por una disminución significativa en la producción, el empleo y el consumo. Y se manifiesta a través de diversos indicadores, como la caída del Producto Interno Bruto (PIB), el aumento del desempleo, la reducción de la inversión empresarial y el deterioro de la confianza del consumidor. Se sabe que puede ser provocada por diferentes factores; como crisis financieras, cambios en las políticas económicas, desequilibrios estructurales o choques externos. Cuyos efectos son adversos en la calidad de vida de las personas, el bienestar social y la estabilidad política, requiriendo intervenciones políticas y medidas correctivas para su superación.
Por ahora, las estimaciones son positivas y optimistas al señalar que la economía norteamericana no entrará en recesión; al menos por este año. Por citar, Deutsche Bank había previsto anteriormente una posible recesión económica leve en Estados Unidos a medida que la Reserva Federal (FED) aumentaba los tipos de interés con la finalidad de combatir la inflación, lo que limitaba la posibilidad de una desaceleración suave.
Sin embargo, mirando las cifras del último trimestre del año pasado e inicios del presente; en las que la economía estadounidense superó las expectativas al crecer un 3,3% en el cuarto trimestre, impulsada por un sólido gasto de los consumidores, y cerró el año con un crecimiento del 2,5%; desafiando las predicciones de recesión anunciadas tras los aumentos agresivos de los tipos de interés por parte de la FED. Ha considerado necesario revisar sus pronósticos, ya que observan un enfriamiento en la inflación y una mejora en el mercado laboral. Según un comunicado reciente, el banco espera que la economía estadounidense crezca un 1,9% este año; en comparación con su estimación anterior que tan sólo era del 0,3%. Pese a que persisten desafíos como condiciones crediticias ajustadas y un mercado laboral en desaceleración, la capacidad de recuperación hasta la fecha indica una desaceleración menos pronunciada en 2024 de lo que se anticipaba. De ese modo la entidad bancaria, deja de ser una “voz” que anuncia recesión; porque estima que ésta no llegará.
De igual modo, los profesores Brian Blank y Brandy Hadley; quienes estudian las decisiones financieras de las empresas y la economía; al ser consultados por The Conversation sobre una posible recesión en el presente año; respondieron que no avizoran contracción en la economía, antes por el contrario, aprecian que ésta seguirá creciendo. Su previsión se fundamenta al analizar el comportamiento de las mismas variables consideradas por Deutsche Bank. También hacemos eco de la voz de Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, quien estima que Estados Unidos evitará de todas maneras caer en una recesión en este año; al considerar que el mercado laboral se mantendrá estable y que el crecimiento del empleo será resistente aunque lento.
Meses atrás se daba por descontado que en este 2024 la primera economía del mundo, no sería capaz de evitar una recesión. Múltiples son los factores que hacían prever un escenario de tal naturaleza; pero las estimaciones actuales dadas por destacadas instituciones y académicos expertos en el quehacer económico son optimistas y positivas. Retan las previsiones dadas anteriormente y coinciden en que, aunque con desafíos, la economía estadounidense evitará una recesión en el 2024. Lo cual es alentador, pero a la vez nos invita a estar atentos y ver lo que ha de suceder en el terreno económico de esta gran nación.