Creo que todos estaremos absolutamente de acuerdo en que una infidelidad (ya sea puramente amorosa, emocional, amistosa, profesional, temporal, duradera o incluso excepcional) es necesariamente muy dolorosa para la persona engañada. Si este sentimiento parece universal, no es tanto el acto de infidelidad en sí lo más doloroso, sino todas sus implicaciones. Y para curarse de este dolor y dejar de sufrir por las acciones de otra persona, lo único que se puede hacer es tratar de comprender por qué te sientes tan mal y luego concentrarte en lo que es realmente importante.
¿POR QUÉ ES TAN DOLOROSO?
Si la infidelidad duele tanto es por todas las emociones negativas que despierta en nosotros. Cuando nos enteramos de que una persona nos ha sido infiel (nuevamente, no importa en qué área, por qué razones o cuándo, el mecanismo es siempre el mismo al final)
Confiábamos en esta persona, pensamos que estábamos en una relación sana, equilibrada y sincera, y la persona se dirigió a otra sin decírnoslo. Por lo tanto, la infidelidad se basa en la mayoría de los casos en una mentira, y es esta mentira la que es muy difícil de aceptar, ya que es bastante natural que luego te digas a ti mismo si esta persona me mintió sobre eso, ¿en qué más me mintió? ¿Era toda nuestra relación sólo una mentira?
Cuando hay infidelidad, según Wikipedia, hay “una violación de la exclusividad emocional y / o sexual de una pareja que suele derivar en sentimientos de rabia, celos sexuales y rivalidad.”
Esta repentina decepción tiene sistemáticamente repercusiones extremadamente negativas en la autoestima. Es muy difícil tener confianza en uno mismo y sentirte fuerte, poderoso y en pleno dominio de tus medios cuando la confianza se rompe, cuando te sientes traicionado y sobre todo que tienes la impresión de ser comparado con otra persona (y obviamente, ser visto como menos bueno que esa persona).
Es el sentimiento más difícil de tomar porque es el más doloroso. Varios estudios científicos han demostrado que la humillación es una de las emociones más poderosas, hasta quince veces más poderosa que la alegría, entre otras cosas porque el sentimiento de humillación y rechazo por parte del ser querido activa el centro del dolor en el cerebro, que se manifiesta como dolor físico real.
La humillación nos lleva a tener una muy mala imagen de nosotros mismos, nos sumerge a pesar de nosotros mismos en un estado de impotencia, degradación o sumisión cuando se manifiesta precisamente cuando intentamos gestionar una situación difícil y afrontar la adversidad.
Esta es la razón por la que algunas personas se sienten tan desamparadas y abrumadas por el dolor: cada vez que intentan salir de él, se sienten impotentes, incapaces de cambiar nada de la situación, lo que a su vez las hace sentir impotentes, aún más degradados y humillados, y por eso es tan difícil salir de este círculo vicioso una vez que se ha entrado en él.
NOS SENTIMOS INSEGUROS
Nuevamente, la definición de Wikipedia lo explica muy claramente: “lo que constituye infidelidad depende de las expectativas dentro de la relación”. Y realmente todo comienza a partir de ahí.
Cuando sabemos de antemano que nuestra pareja desea tener otras relaciones con otras personas, que no es exclusivo para nosotros, que nos lo dice, lo que nos advierte antes de eso, es que tenemos la oportunidad de discutirlo juntos y la situación se adapta. En la medida en que acordamos claramente entre nosotros para continuar esta relación sobre esta base de no exclusividad, no podemos hablar de infidelidad ni de engaño ya que no hay mentira ni violación de la exclusividad entre los dos componentes de la pareja.
El problema surge cuando hay una violación de un acuerdo tácito o claramente expresado entre los dos y las expectativas dentro de la relación no se cumplen.
Como el otro no cumple con las expectativas que creíamos legítimas, nos sentimos profundamente inseguros y se hace necesario redefinir la relación de otra manera. Eso es precisamente lo que también da miedo y sienta tan mal, ya que la infidelidad crea automáticamente un punto de no retorno donde la relación como era antes ya no existe: el otro nos ha hecho hundirnos a pesar de nosotros mismos y sin pedir nuestra opinión en una relación diferente, lo que nos obliga a tomar decisiones y hacer las cosas de manera diferente.
¿CON QUIEN TE QUEDAS? CON LA ESPOSA O LA AMANTE
Un hombre le preguntó a un sabio si debía quedarse con su esposa o con su amante.
El sabio tomó dos flores en sus manos, una con una rosa y la otra con un cactus y le preguntó al hombre:
– Si te doy una de estas flores, ¿cuál eliges?
El hombre sonrió y dijo: – la rosa, ¡es lógico!- ¡Eres imprudente!, respondió el sabio.
– A veces los hombres son impulsados por la belleza exterior o por lo mundano y eligen lo que les parece brillar más.
– La rosa es más bella, pero muere pronto. El cactus a su vez, independientemente del tiempo o el clima, sigue siendo el mismo, verde con espinas, y un día te dará la flor más hermosa que hayas visto.- Tu esposa conoce tus defectos, tus debilidades, tus errores.
– Tu amante quiere tus triunfos, tu dinero, tus alegrías, tu sonrisa.
– Tu esposa quiere tus lágrimas y tus derrotas para levantarse junto a ti, ella te quiere en todos tus momentos alegres y malos.
*****************************
Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
Nota : Si has encontrado esta columna útil o interesante, o si tienes alguna pregunta, puedes comunicarte con el autor por correo electrónico a : wallygracia@yahoo.com