En esta época de San Valentín todos deseamos pensar en los momentos agradables. Momentos de felicidad junto a nuestros seres más queridos. Lamentablemente, esta celebración no va a ser muy placentera ni romántica para María. Alguien dijo : “hay amores que matan, y hay quienes matan al amor”. Ella ha querido que conozcas su historia, esperando, que ésta pueda ser de ayuda a otras que se encuentren a atravesando por una situación similar. Escucha atentamente la siguiente historia:
Eran ya las 3:00 de la mañana y María se volvía a levantar por quinta vez a atender a su pequeño hijo de ocho meses. El niñito había nacido prematuro y se enfermaba con mucha frequencia. María lo tomaba en sus brazos, lo mimaba hasta que se dormia nuevamente. Roberto, su esposo roncaba muy fuertemente. Ella pensaba si el ronquido de su esposo contribuía a que el niño se despertara, pero ella callaba.
A eso de las 6:00 de la mañana, su esposo se levantaba esperando que María le tuviera listo el desayuno, le arreglara la corbata y le dijera si estaba bien combinado o no. María toda cansada y apesadumbrada lo atendia hasta que él se iba. Era la tercera noche que se pasaba en vela por su pequeño y ya su cuerpo no resistía mas. María llamó a la oficina, donde trabaja como secretaria y pidió hablar con su supervisor. “Señor Gonzalez,… siento mucho molestarle para informarle que hoy no podré ir a trabajar”. El señor Gonzalez, un jefe descrito como muy serio y considerado le contesta: “María, esta es la cuarta vez en lo que va de mes que me llamas para ausentarte…sabes como es la cosa aquí en la oficina…pero bueno…atienda a su niño…pero cuando venga mañana tendremos que hablar acerca de su futuro en la agencia.” “Gracias señor Gonzalez” respondió María.
María comenzó a llorar desconsoladamente, pues su trabajo es muy importante. Sin sus ingresos tendrían que salir del carro nuevo de su esposo. Se atrazarían en los “biles” de las tarjetas de crédito y tal vez perderían la case. Roberto tiene un trabajo de oficina como chofer y mensajero, gana poco, pero le gusta vestir como “jefe” y manejar carro nuevo, mientras María tiene que manejar un Toyota rojo del 1987, con el “mofle” caido y que por el ruido que hace ya le han multado dos veces. Obviamente, María gana más dinero que Roberto, pues ella es Asistente Administrativa y tiene mucha responsabilidad para con su jefe.
En su desesperación María llama a su mejor amiga, Carmen la cual siempre le escucha con paciencia y la aconseja. En varias ocasiones, Carmen le ha recomendado a María que hable con su esposo. María lo defiende diciendo que él trabaja mucho, siempre viene cansado y le apena molestarlo para que atienda a su pequeño. María insiste que esa no es la solución pues ella lo ama mucho y quiere que él “eche pa’lante”.
Lo que nadie sabe es que Roberto es un engreido, poseido, narcisista que la abusa y la maltrata. María se casó con Roberto en contra de la voluntad de sus padres y ella “tiene” que demostrar que su matrimonio es feliz, que aunque con sacrificios estan luchando “juntos” para un futuro mejor. Carmen, le escucha, pero no le cree ni por un momento por que ella sabe la clase de persona que es Roberto. Pero peor que la actitud de Roberto es la “negación” de María. María representa el comportamiento de la mujer abusada y maltratada por su pareja. No hay evidencia de maltrato físico, y si lo hubiera, María nunca lo reportaría. Pero la falta de cooperación, apoyo y sobre todo, la falta de respeto a su dignidad como madre y esposa, es una forma de abuso que muchas mujeres sufren y callan.
El caso de María se repite con más frequencia de lo que muchos creemos. María está a punto de perder su trabajo o de ser removida de su puesto debido a su largo historial de ausencias y tardanzas. Justificadas o no, sus ausencias y tardanzas están afectando su futuro profesional y la posibilidad de desarrollarse en su trabajo.
Las responsabilidades en el hogar deben compartidas. Hombre y mujer son una sola carne en el matrimonio, con iguales derechos y responsabilidades. Esto incluye a los hijos, pues ambos son responsables ante Dios y la sociedad por cada criatura que traen al mundo.
Hay ayuda disponible para todas las mujeres como María. No hay que esperar a que un acto de violencia doméstica ocurra para buscar ayuda. Es de personas inteligentes y maduras el ponerse de acuerdo y reconocer lo que se necesita para el fortalecimiento de la familia. El Instituto para la Familia Hispana en Hartford, es uno de los recursos en nuestra comunidad que están para ayudar. Al igual que todos los centros de ayuda, toda información se mantiene en estricta confidencialidad.
Afortunadamente, María escuchó los consejos de su amiga Carmen. No fue fácil, por que aún continúa su lucha, pero su calidad de vida y la de su pequeño ha mejorado considerablemente. Todavía Roberto piensa que noy nada mal con él, pero María reconoció que no tiene que esperar a que Roberto se decida para ella comenzar a hacer algo por ella misma.
Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
Nota : Si has encontrado esta columna útil o interesante, o si tienes alguna pregunta, puedes comunicarte con el autor por correo electrónico a : wallygracia@yahoo.com