Por Thomas Breen
Nancy Martínez se preparaba para llevar a su hija Monse, de 13 años, y a su hijo de 8 a la escuela, cuando un vehículo sin placas dio marcha atrás en la calle Frank, impidiendo la salida del carro de Martínez.
Otro carro, que ya estaba estacionado detrás del de Martínez, se adelantó para impedir que la residente del Hill pudiera dar marcha atrás.
Un tercer vehículo bloqueó por completo el Acura, en el que viajaban Martínez en el asiento del conductor, Monse a su lado y el hijo menor en la parte trasera.
De uno de los coches salió un hombre blanco con el rostro cubierto con una máscara y empezó a golpear la ventanilla del conductor.
¡Salga del carro!, recuerda Monse el hombre ordenándole a Martínez. Tenemos una orden de arresto contra usted.
Esta escena tuvo lugar antes de las 9 de la mañana del pasado lunes en la Frank Street, del Hill, cuando cuatro agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) detuvieron a Martínez, natural de México y trabajadora de una fábrica local, que lleva 15 años viviendo en este país.
Martínez es casada y tiene dos hijos. Su hija, Monde, dijo que ella y su hermanito nacieron en los Estados Unidos.
La cuadra de Frank Street donde tuvo lugar la redada de ICE el lunes.
Este relato de lo que ocurrió el lunes, se basa en una entrevista hecha el miércoles pasado a Monse, quien tiene 13 años y está en séptimo grado. Ella estaba en el carro con su mamá y fue testigo de todo lo que pasó. También en una entrevista con la abuela de Monse, que estaba en la casa en ese momento y salió a ocuparse de sus nietos mientras su hija era esposada en medio de la calle y luego desaparecida por agentes del ICE.
También se apoya en un video del incidente, visto por el Independent y que muestra desde un ángulo alto el boqueo del carro de Martínez, a los cuatro agentes de ICE que arrestaron a Martínez, y el pánico y el miedo de sus hijos al ver cómo se llevaban a su madre.
Esta es la primera redada de inmigración de gran visibilidad llevada a cabo por los federales en New Haven mientras la administración Trump intensifica este tipo de medidas en todo el país, con protestas en Los Ángeles y otras ciudades que dejaron al país sumido en el caos.
El grupo defensor de inmigrantes Unidad Latina en Acción, entre otros activistas, tenía prevista una rueda de prensa y una concentración en el centro este miércoles a las 4.00 horas.
Monse y su abuela, Guada, dijeron que Martínez, procedente del área de Ciudad México, vino para Estados Unidos hace 15 años, buscando oportunidades económicas y una mejor calidad de vida.
Está casada con un pintor y tiene dos hijos nacidos y criados en New Haven.
Monse dijo que, poco antes de las 9 de la mañana, ella, su madre y su hermano salieron de su apartamento y caminaron hacia el carro familiar, estacionado enfrente.
Imágenes de la cámara de seguridad de la redada de ICE del 9 de junio en Frank St.
Monse dijo que su madre le iba a llevar a la escuela antes de ir al tribunal para la próxima audiencia de su caso penal, el que tanto Monse como Guada, afirman se debe a una disputa con un pariente descontento por cuidar a la hija de ese pariente.
Monse, que habla inglés y español con fluidez, dijo que ella, su madre y su hermano estaban en el carro y que su madre había comenzado a prender el motor cuando un vehículo retrocedió por la calle Frank.
El segundo vehículo estacionado detrás de Martínez se detuvo y un tercer vehículo bloqueó la calle.
En total, Monse dice que había cuatro vehículos diferentes con cuatro agentes diferentes. Ninguno de los carros tenía identificación
Ninguno de los hombres hablaba español. Solo inglés. Y ninguno se identificó como agente de ICE.
Todos llevaban mascarillas de esquí, lo que oscurecía sus rostros.
“No tenía chaleco ni nada”, dijo Monse refiriéndose al agente que se acercó al carro.
“Golpeó la ventanilla, y mi madre bajó la ventana”.
“Tenemos una orden de arresto contra usted”, recuerda Monse que dijo el hombre. Más tarde, dijo, uno de los hombres mencionó que este arresto estaba relacionado con “inmigración”.
Monse y Guada dijeron que, en ese momento, no sabían por qué exactamente estaban arrestando a Martínez.
Monse dice que ayudo a su hermano a salir del carro y ambos caminaron hacia la acera, mientras los agentes, a mitad de la calle, esposaban a su madre.
Su madre le gritó, en español a Monse, que cogiera el teléfono y se lo metiera en el bolsillo, para poder comunicarse con la familia tras su detención.
Monse dijo que su madre también envió un mensaje a su padre y finalmente la abuela telefoneo al padre de Martínez, quien estaba trabajando para explicarle lo mejor que pudieron, lo que estaba pasando. “Cogí a mi hermano por la mano”, mientras también lloraba y preguntaba a los agentes, que es lo que pasaba y por que se llevaban a su mamá.
Monse contó que su hermanito tiene autismo y tampoco comprendía lo que pasaba.
Recuerda que los agentes le dijeron “que me calmara”. Y les respondí que no podía calmarme viendo lo que le pasaba a mi mama frente a mí.
“Nos dejaron a mi hermano y a mí allí, sin supervisión”, agregó Monse.
Su abuela salió entonces corriendo de la casa para coger en brazos a los niños y averiguar qué estaba pasando.
Guada dijo que vio a su hija esposada, metida atrás en el carro de los agentes del ICE y luego llevada sin saber adónde.
Ella dice que su hija le gritó, “Mama, cuida a mis niños”, mientras se la llevaban.
Guada sólo habla español y dijo que no tenía ni idea de lo que decían los hombres.
“No sabía qué decir ni pensar,” Monse recuerda. Ha podido hablar con su madre cada día desde que la arrestaron.
Dice que a su madre la llevaron primero a Hartford, y el martes la tenían en otra instalación, en Rhode Island. Entre lágrimas agrega que está bien, pero de su madre dice, “yo creo que ella no está comiendo”.
Guada dijo que, desde enero, está visitando a su familia en New Haven, pero que su visa se vence en un mes. Y agrega que que no esta segura de lo que hará, pues no tiene idea de cuando liberaran a su hija, si es que la liberan.
Monse dijo que su hermano le ha preguntado con frecuencia qué le pasó a su madre. Le pregunta si está en la cárcel. Monse le dice que no. “No quiero que piense nada mal de mi madre”.
Monse, que no ha asistido a la escuela en toda la semana, dijo que su profesor y toda la escuela la han apoyado en todo momento. Su hermano falto a la escuela el lunes y el martes, pero volvió el miércoles, para celebrar un día de campo.
“Me sentía mal” y no quería que se perdiera esa diversión, explicó Monse. Elogió a sus profesores y a los de su hermano por su apoyo en un momento tan difícil.
Cuando este periodista le preguntó cómo era su madre, Monse sacó de su teléfono una nota que había escrito sobre ella y la leyó en voz alta.
Es más que mi madre, dice Monse. “Soy su mejor amiga. Podríamos contarnos cualquier cosa”.
“Solo tengo 13 años” dijo entre lágrimas, mientras hablaba del dolor que ella y su familia están sufriendo por la ausencia de su madre. “Sólo queremos a nuestra madre de regreso”.