La primera economía del planeta enfrenta una coyuntura histórica en lo que respecta a algunas variables en materia económica; y una de ellas es la acumulación de su deuda, que a la fecha del día 12 de junio del año en curso alcanzó los 36,214 billones de dólares; por lo que cada 100 días aproximadamente se incrementa en un billón de dólares (CBN). Suma que evidencia décadas de déficit federal sostenido como políticas recientes que han exacerbado la brecha entre ingresos y gastos. Acompáñenos a conocer algunos pormenores de ésta.
Iniciamos nuestro recorrido considerando su origen y cómo se compone. El agregado total involucra dos componentes importantísimos: la deuda en poder del público; que se emite a través de valores como títulos del tesoro, bonos, pagarés y otros; adquiridos por inversionistas nacionales y extranjeros que totalizaban alrededor de 29 billones de USD a inicios del pasado marzo. Y el otro componente es la deuda intergubernamental, que incluye obligaciones internas como los fondos fiduciarios del Seguro Social y Medicare; que suma cerca de 7,2 billones USD a mediados de junio. En relación con el PIB está en niveles históricos altos, 123 %.
Nos preguntamos ¿a qué se debe tan significativo incremento? los déficit presupuestarios crónicos de los que padece es la respuesta; cada año fiscal se gasta más de lo que se recauda. Esto debido a recortes de impuestos, aumento del gasto en programas gubernamentales, crisis económicas, conflictos bélicos, etc. Desde el 2020 la deuda se ha incrementado en 13 billones de dólares; que en términos promedios equivale a 2,6 billones de dólares anuales durante cinco años consecutivos. De acuerdo a las proyecciones más recientes de la Oficina de Presupuesto del Congreso, Estados Unidos registrará un déficit presupuestario federal de 1,9 billones de dólares en el año fiscal 2025, tras un déficit de 1,8 billones de dólares en el año fiscal 2024 y un déficit de 1,7 billones de dólares en el año fiscal 2023. De cara al futuro se incrementará aún más por la política “One Big Beautiful Bill Act” (OBBBA), que añadiría unos 2,619 mil millones al total de la deuda en los próximos diez años (según la CBO) y la iniciativa fiscal republicana en el Senado, que busca combinar recortes fiscales y medidas migratorias que incrementaría el déficit en unos 3,3 billones en una década.
Lógicamente, esta astronómica deuda lleva consecuencias como:
1.- Desaceleramiento del crecimiento económico, millones de pérdida de empleo y una disminución de las inversiones en los próximos años. Según las estimaciones dadas por la Fundación Peter G. Peterson, de mantenerse la tendencia actual; el aumento de la deuda hará que la economía del país del “Tío Sam” se contraiga en 340 000 millones de dólares en 2035; 1,11 billones de dólares en 2055 y 1,8 billones de dólares en 2075. Que el empleo caerá en 1,1 millones en 2035; 2,7 millones en 2055 y 3,6 millones en 2075; mientras que se estima que los salarios disminuyan en un 0,6% en 2035; un 3% en 2055 y un 5,3% en 2075. Mientras que las inversiones del sector privado decrecerían un 13,6% en 2035; un 17,1% en 2055y un 21,6% en 2075.
2.- Pago de los intereses. Los intereses han aumentado a más de 1 billón de dólares anuales (The Kobeissi Letter). Diariamente se paga un aproximado de 3 mil millones de dólares (fortune). Gasto que se ha duplicado desde el año 2020. Durante los siete primeros meses del año fiscal 2025, los intereses de la deuda han representado el segundo mayor gasto del gobierno federal. La Oficina de Presupuesto del Congreso, prevé que los pagos netos de intereses alcancen un total de 13,8 billones de dólares en los años fiscales 2026-2035. Los mismos que “roban” oportunidades de mayor crecimiento.
3.- Degradación crediticia, Moody’s rebajó la deuda estadounidense de Aaa a Aa1 en mayo de 2025, citando el elevado endeudamiento público y los pagos de intereses. Anteriormente, en 2023, Fitch ya había degradado la calificación a AA+.
4.- “Infarto económico” si no se reduce el déficit al 3 % del PIB y los intereses de la deuda superan el gasto militar (que casi mismo ya ocurre), se pondría en entredicho el poder financiero y la credibilidad internacional de EE. UU.
La deuda estadounidense se encuentra en niveles récord, impulsados por déficits persistentes. La creciente presión de los mercados, la urgencia de acuerdos políticos y la necesidad de decisiones profundas desde recortes presupuestarios hasta ajustes fiscales plantean un reto mayúsculo. De no tomarse medidas contundentes y sostenidas, el país podría enfrentarse a una tormenta financiera con consecuencias globales en un futuro cercano.