Estas últimas elecciones Connecticut aprobó, por abrumadora mayoría, una reforma constitucional que hará posible el voto anticipado en nuestro estado.
Este es un cambio importante. En una democracia es crucial asegurar que los ciudadanos sean escuchados y representados plenamente en las instituciones, y eso requiere que puedan expresar sus opiniones en las urnas. Estados Unidos, por una serie de accidentes históricos que no vienen al caso, forma parte de una pequeña minoría de países que no celebra sus elecciones en un día festivo o durante el fin de semana, así que nos toca a acudir a las urnas un martes.
Esto es un problema para muchos votantes. Para empezar, para muchos el martes es un día laborable, así que tenemos que apañárnoslas entre el trabajo, cuidar hijos, universidad y otras responsabilidades para buscar un momento para ir a votar. No todo el mundo tiene un carro para ir a las urnas, así que también tiene que arreglárselas para buscar transporte. Y dado que muchos colegios cierran ese día para precisamente convertirse en puntos de votación, además toca improvisar con niñeras, trabajar desde casa, o algo parecido. Si además tienes la mala fortuna de tener un empleo con horarios erráticos o te llaman en el último momento para cubrir un turno, aún peor.
La solución obvia, adoptada por todos los estados del país excepto cuatro (New Hampshire, Alabama, Mississippi y Connecticut) era permitir que los votantes ejercieran su derecho a voto antes del día de las elecciones, sea por correo, sea en persona. Connecticut, incomprensiblemente, tenía una prohibición en su constitución estatal a esta clase de arreglos, y los votantes en referéndum precisamente han aprobado eliminarla.
Así que problema resuelto entonces; vamos a poder antes y ya está, ¿verdad? Bueno, no tan rápido.
Como en casi cualquier tema que conozco de políticas públicas, la implementación de cualquier medida es tanto o más importante que la medida en sí. La enmienda constitucional permite el voto anticipado, pero las autoridades estatales tienen ahora que montar ese sistema, y tienen hacerlo de un modo que sea útil y realmente facilite votar, no montar algo a medias para salir del paso.
Aunque esto pueda parecer una obviedad, es necesario recordar que en Connecticut las votaciones son gestionadas por los municipios, y estos tienen un larguísimo historial en implementar leyes estatales de la forma más chapucera y desganada posible a poco que les dejen hacer. La ley del mínimo esfuerzo está plenamente vigente en nuestro estado, así que queremos que la ley que implemente el voto anticipado sea útil.
Es decir: queremos que, como mínimo, en Connecticut se pueda votar durante el fin de semana, tanto el sábado como el domingo, y que esos puntos de votación tengan horarios razonables. Cualquiera que ha tenido que hacer papeleo en su ayuntamiento sabe de algún trámite que sólo puede hacerse en persona los martes de luna llena de doce a dos y cuarto en un cobertizo a las afueras de la ciudad, o algún horror similar. El voto anticipado no puede ser así, sino que tiene que ser en un sitio accesible, bien comunicado (¡no todo el mundo tiene vehículo propio!) y abierto fuera de horarios de trabajo.
Para asegurar que esto suceda, la ley por tanto deberá incluir no sólo requisitos y reglas sobre horarios, sino también el dinero y recursos necesarios para que los ayuntamientos puedan mantener estos puntos de votación. Ya puestos, también deberían incluir dinero para mejorar los a menudo anticuados sistemas de votación, mantener los escáneres en buen estado y mejorar el recuento de votos para que podamos saber quién ha ganado el día de las elecciones, no una semana después. Florida se las arregló para ponerlo en práctica tras la debacle del 2000, y cuentan votos más rápido que nadie. Connecticut debería seguir ese modelo. Y ya que estamos, cualquier ley debería también mejorar la horrenda página de internet de resultados electorales del estado, que da datos tarde, mal y a rastras, por una mejor que permite descargar los ficheros por calle y distrito electoral.
Los votantes han dejado claro que es hora de mejorar cómo votamos en Connecticut. Aprovechemos para crear un sistema más abierto, más seguro, y más justo.