“El llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras”
Llorar no es malo de por sí. De hecho, está demostrado que hacerlo hasta cierto punto trae consecuencias positivas, pues es un mecanismo de autodefensa que tenemos para desahogarnos cuando estamos pasando por un mal momento. Cuando lloramos liberamos endorfinas y bajamos los niveles de adrenalina y noradrenalina, produciendo una sensación parecida a la que sentimos después de darnos una ducha relajante.
Las emociones humanas son complejas y a menudo no se limitan a una causa directa. Aunque es fácil atribuir nuestras lágrimas a un evento reciente o a problemas personales, nuestras emociones pueden estar influidas por una variedad de factores. Nuestro cerebro, memoria emocional y estado físico desempeñan un papel en la creación de nuestras respuestas emocionales, incluso cuando no hay un motivo evidente.
La sociedad a menudo nos enseña a ocultar nuestras emociones y a “ser fuertes”. Sin embargo, reprimir nuestras emociones puede llevar a una acumulación de tensión emocional que eventualmente sale a la superficie. Tener ganas de llorar sin motivo aparente podría ser el resultado de emociones no expresadas, como el estrés, la tristeza o la frustración, que finalmente encuentran una salida.
A veces no somos conscientes de la cantidad de estrés que estamos sintiendo. En estos casos las ganas de llorar “sin motivo” surgen precisamente porque a pesar de que no racionalizamos este estrés, sí que lo estamos sintiendo. Estar triste sin motivo o las ganas de llorar pueden surgir como un método que tiene nuestro cuerpo para liberar toda esta cantidad de estrés acumulado.
Es fundamental analizar tus sentimientos. Si tienes ganas de llorar por todo y no sabes por qué, debes pensar si es un episodio temporal o continuado. Este último podría esconder un trastorno psicológico muy conocido como, la depresión.
La depresión es uno de los trastornos del estado de ánimo más común y uno de sus síntomas más característicos es experimentar tristeza “sin motivo”, así como un sentimiento de vacío o desesperanza constante. Las personas que sufren de depresión pueden llorar mucho y no ser conscientes de que realmente están ante un problema de salud mental.
La ansiedad es otro trastorno que puede hacer que las personas empiecen a “llorar sin motivo”. Entre los síntomas relacionados a llorar por ansiedad, las personas pueden sentirse abrumadas, nerviosas y percibir que son incapaces de controlar sus miedos alrededor de diferentes preocupaciones.
Llorar mucho y sin motivo también puede estar relacionado con el síndrome premenstrual que sufren las mujeres. Este síndrome consiste en una serie de síntomas que se experimentan una o dos semanas antes de que empiece el ciclo menstrual. Algunas de las señales de sufrir de ello son los dolores de cabeza, la hinchazón y los episodios de llorar “sin motivo”.
Las ganas de llorar constantes también pueden estar relacionadas con el duelo de un familiar o una relación que ha terminado. A veces, las personas podemos suponer que como alguien murió o nuestro vínculo con esa persona hace más de un año que no existe, ya lo hemos superado. La realidad es que muchas personas pueden aprender a aceptar esta pérdida a pesar de que aún les afecta. En estos casos, esta tristeza “sin motivo” puede aparecer debido a que echamos de menos a esa persona.
Nuestro cerebro tiende a asociar eventos, lugares y situaciones con emociones específicas. A veces, la sensación de querer llorar puede estar relacionada con un recuerdo o una asociación emocional que no es obvia a primera vista. La música, una conversación o incluso un aroma pueden desencadenar respuestas emocionales que se manifiestan como ganas de llorar.
Aceptar y comprender que las lágrimas sin motivo aparente son una respuesta natural a nuestras emociones puede ser liberador. Aquí hay algunas formas de abordar esta sensación:
- Autoexploración. Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus pensamientos y emociones. Llevar un diario emocional puede ayudarte a identificar patrones y causas subyacentes.
- Permiso para Sentir. No te juzgues por tener estas emociones. Acepta que es normal sentirse de esta manera y permite que las emociones fluyan en lugar de reprimirlas.
- Conexión Emocional. Hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede proporcionarte una salida saludable para tus emociones y ayudarte a procesar lo que sientes.
- Tiempo para relajarte. Cortar por un momento la rutina, hacer pausas de descanso en el trabajo, practicar la respiración profunda, hablarle a tu espíritu pueden ayudarte a manejar el estrés y a equilibrar tus emociones.
- Tiempo para la Autocuidado. Dedica tiempo a actividades que te hagan sentir bien contigo mismo; ya sea practicar algún deporte, caminar, leer, pintar…, o simplemente, descansar.
La sensación de tener ganas de llorar sin motivo aparente es un recordatorio de que nuestras emociones son intrincadas y no siempre obedecen a una lógica clara. En lugar de luchar contra estas lágrimas inexplicables, podemos abrazarlas como parte de nuestro ser emocional. Al comprender las razones detrás de estas respuestas y al tomar medidas para abordar nuestras emociones de manera saludable, podemos navegar por este enigma emocional con compasión y autenticidad.