SAN JOSÉ, Costa Rica (AP) — El secretario de Estado de Estados Unidos Marco Rubio dijo el martes que la oferta de El Salvador de aceptar y encarcelar a criminales violentos estadounidenses plantea claros problemas jurídicos, pero señaló que había sido “muy generosa” y añadió que el presidente Donald Trump tomaría una decisión sobre si aceptarla.
Rubio alcanzó un inusual acuerdo con el presidente salvadoreño Nayib Bukele en la víspera en torno a que la nación centroamericana aceptará a las personas deportadas de Estados Unidos de cualquier nacionalidad, incluidos ciudadanos estadounidenses y residentes con estatus legal que estén encarcelados por crímenes violentos.
“Obviamente hay cuestiones legales involucradas. Tenemos una Constitución”, señaló Rubio en una conferencia de prensa celebrada el martes en San José con el presidente costarricense Rodrigo Chaves. “Pero es una oferta muy generosa. Nadie ha hecho nunca una oferta así. Y externalizar, a una fracción del costo, al menos a algunos de los criminales más peligrosos y violentos que tenemos en Estados Unidos. Pero obviamente, el gobierno tendrá que tomar una decisión”.
Rubio se reunió con Chaves para discutir asuntos sobre inmigración —una prioridad del gobierno Trump— mientras que el principal diplomático estadounidense enfrenta grandes trastornos en la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) que ha dejado a muchos en la agencia de ayuda y el Departamento de Estado inquietos y temerosos por sus empleos.
Mientras Rubio se encuentra en una gira por cinco países de Centroamérica esta semana, los empleados de la USAID y los legisladores demócratas no pudieron ingresar a la sede de la agencia en Washington el lunes, luego de que el multimillonario Elon Musk, que dirige el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), anunció que Trump había acordado con él cerrar la agencia.
Miles de empleados de la USAID ya habían sido despedidos y se habían cerrado programas luego de que Trump congeló la ayuda extranjera tras asumir el cargo. Más tarde, Rubio ofreció una dispensa para los programas que salvan vidas, pero la confusión sobre lo que está exento de las órdenes de suspensión —y el miero de perder la ayuda estadounidense de manera permanente— sigue congelando la ayuda y el trabajo de desarrollo en todo el mundo.
“Diría que si alguna organización está recibiendo fondos de Estados Unidos y no sabe cómo aplicar una exención, entonces tengo serias preguntas sobre la competencia de esa organización”, comentó a los periodistas. “O me pregunto si están saboteando deliberadamente para hacer un punto político”.
También señaló que ha “apoyado durante mucho tiempo la ayuda extranjera. Continúo apoyando la ayuda extranjera. Pero la ayuda extranjera no es caridad”. Precisó que cada dólar que Estados Unidos gasta debe avanzar su interés nacional.
Uno de los programas afectados es un programa de VIH/SIDA iniciado por el expresidente republicano George W. Bush al que se ha atribuido el haber salvado más de 20 millones de vidas en África y otros lugares. Los contratistas de ayuda hablaron que había millones de dólares en medicamentos y otros bienes atascados en el puerto que tenían prohibido entregar.
En medio de la inestabilidad en casa, Rubio se reunió en San Salvador con Bukele, quien confirmó la oferta de deportación en una publicación en X, señalando que El Salvador ofreció “a los Estados Unidos de América la oportunidad de externalizar parte de su sistema penitenciario”.
Bukele añadió que su país solo aceptará a “criminales convictos” y que cobrará una tarifa que “sería relativamente baja para Estados Unidos, pero significativa para nosotros y haría sostenible todo nuestro sistema penitenciario”.
El Departamento de Estado describe las cárceles superpobladas de El Salvador como “duras y peligrosas”. En su página web actual de información del país dice: “En muchas instalaciones, las provisiones para saneamiento, agua potable, ventilación, control de temperatura e iluminación son inadecuadas o inexistentes”.
El Salvador vive bajo un estado de emergencia desde marzo de 2022, cuando las poderosas pandillas callejeras del país iniciaron una ola de asesinatos. Bukele respondió suspendiendo derechos fundamentales como el acceso a abogados, y las autoridades han arrestado a más de 83.000 personas con poco o ningún debido proceso.
En 2023, Bukele inauguró una mega prisión con capacidad para 40.000 pandilleros y redujo los alimentos de los prisioneros a dos veces al día. Los prisioneros allí no reciben visitas, y no hay programas que los preparen para la reinserción en la sociedad después de sus condenas ni talleres o programas educativos.
El Salvador, que alguna vez fue uno de los países más peligrosos del mundo, cerró el año pasado con un mínimo histórico de 114 homicidios, una nueva sensación de seguridad que ha impulsado la popularidad de Bukele en el país de unos 6 millones de residentes.
La migración ha sido el tema principal para Rubio en su gira que abarca Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y la República Dominicana. Pero ha sido acosado por otros cambios que el gobierno de Trump ha estado haciendo poco después de asumir el cargo.
Rubio dijo a los periodistas en San Salvador que ahora era el administrador interino de la USAID, pero había delegado esa autoridad para no estar dirigiendo sus operaciones diarias.
En una carta que Rubio envió a los legisladores y que fue obtenida por The Associated Press, dijo que el Departamento de Estado trabajará con el Congreso “para reorganizar y absorber ciertas oficinas, misiones y departamentos de USAID”.
Agregó que los procesos en la agencia, que ha sido afectada por la congelación de Trump de toda la asistencia extranjera, no están bien coordinados y eso “socava la capacidad del presidente para llevar a cabo relaciones exteriores”.
“En consulta con el Congreso, la USAID puede mover, reorganizar e integrar ciertas misiones, oficinas y despachos en el Departamento de Estado, y el resto de la agencia puede ser abolida de acuerdo con la ley aplicable”, escribió Rubio.
___
Los periodistas de The Associated Press Christopher Sherman en la Ciudad de México y Farnoush Amiri en Washington contribuyeron a este despacho.
___
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.