Por: Waldemar Gracia
“No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”; “El tiempo lo cura todo”, suelen decir. Sin embargo, lo cierto es que el tiempo no cura las heridas, somos nosotros quienes debemos sanar a lo largo del tiempo. Pensar que el tiempo es una solución garantizada para nuestros problemas, conflictos y sufrimiento genera una actitud pasiva que suele terminar alimentando un estado abúlico en el que crecen la frustración, la insatisfacción y el dolor.
Por tanto, dejar nuestra sanación emocional en manos del tiempo no es precisamente la apuesta más segura o inteligente que podamos hacer. Y existen diferentes razones que lo sustentan.
Veamos algunas Razones:
1. El dolor se empeorará con el tiempo
Pensar que el tiempo lo cura todo equivale a creer que la sanación emocional sigue un proceso lineal en el que el dolor se va atenuando paulatinamente conforme pasan los días. Sin embargo, quienes han sufrido una pérdida dolorosa saben que no ocurre así.
Por eso, no es extraño que el sufrimiento se recrudezca semanas o incluso meses después del suceso doloroso. Además, la intensidad del dolor que experimentamos durante todo ese tiempo suele ser extremadamente variable, de manera que los días “buenos” se intercalan con jornadas “malas”. Esos altibajos emocionales forman parte del proceso.
Por tanto, si bien todos tenemos un poder de sanación interior natural, cada caso es diferente y no siempre es posible salir adelante sin la ayuda de un profesional que pueda canalizar las emociones e ideas desadaptativas. Podemos llegar a ser muy resilientes, pero también es importante ser conscientes de nuestros límites y comprender que el paso del tiempo no es garantía de sanación.
2. El tiempo pasa a cuenta gotas cuando estamos sufriendo
El tiempo puede ser una medida objetiva para los físicos, pero para quien sufre se vuelve extremadamente subjetivo. Cuando estamos enfermos, por ejemplo, el tiempo pasa con gran lentitud. Los minutos que tenemos que esperar hasta que los medicamentos hagan efecto pueden parecernos una eternidad.
No trabajar ante una herida por creer que el tiempo todo lo cura, es un error que muchos comentemos. Además, trabajar en ello marca la diferencia y hará que puedas solventar ese dolor de una manera mucho más sana.
3. El tiempo conduce a la resignación, no a la sanación
Esta falsa noción que está detrás de los que dicen que todo lo cura el tiempo hace que las personas acaben pensando que tienen un problema más allá del duelo cuando ven que realmente el paso de los días no hace que mejore su situación. De esta forma, pensar así promueve una frustración constante.
Las heridas del alma no sanan como las heridas del cuerpo – al menos no siempre. Sentarnos a esperar, sin hacer nada para procesar ese duelo o trauma, no conduce directamente a la sanación sino más bien a una callada resignación.
El tiempo nos puede ayudar a tolerar mejor el dolor porque nos acostumbramos a sus punzadas, pero no nos ayuda necesariamente a superarlo y salir fortalecidos o con una visión nueva. De hecho, en muchos casos puede sumirnos en la anhedonia y la depresión, haciendo que renunciemos a la propia sanación.
4. El trauma es atemporal, no tiene tiempo de caducación
En muchas ocasiones hablar sobre una pérdida es una de las claves para poder empezar a trabajar sobre el dolor. Al creer una de estas frases del tiempo y del dolor, las personas pueden evitar o no esforzarse por decir lo que sienten ya que confían en el paso de los días para que se vayan todos estos sentimientos se vayan.
La angustia viene de la mano del dicho “el tiempo lo cura todo”. La razón de ello es que las personas que creen en ello en lugar de lidiar con su dolor o enfrentar su tristeza intentan distraerse de ello y no afrontarlo, algo que crea más ansiedad y angustia al respecto.
De la misma manera, los recuerdos traumáticos intrusivos se pueden mantener durante mucho tiempo después de que haya pasado el evento desencadenante y tienen la misma nitidez que cuando vivimos la experiencia original. En el caso de los flashbacks, pesadillas o pensamientos e imágenes intrusivos, nuestro cerebro no diferencia la realidad de los recuerdos, de manera que el dolor y el sufrimiento que experimentamos es muy intenso.
En cualquier caso, es difícil saber cuándo nos vamos a recuperar de un evento doloroso. Aunque sabemos que el sufrimiento duele, no duele igual para todos. Por eso, la sanación emocional es un camino personal, a menudo sembrado de altibajos.
Referencias:
- Rey, A. E. et. Al. (2017) Pain dilates time perception. Nature Scientific Reports; 7: 15682.
- Infurna, F. J. et. Al. (2016) Resilience to Major Life Stressors Is Not as Common as Thought. Perspect Psychol Sci; 11(2): 175-194.
- Royden, L. (2019) Does Time Really Heal All Wounds? En: Psychology Today.
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Las opiniones vertidas por Waldemar Gracia no reflejan la posición de la Voz Hispana. Nombres, lugares y circunstancias han sido alterados para proteger la identidad de los personajes citados en la historia.
Nota : Si has encontrado esta columna útil o interesante, o si tienes alguna pregunta, puedes comunicarte con el autor por correo electrónico a : wallygracia@yahoo.com